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EL MÁS FRÍO CAMPO DE JUEGO

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19 de enero de 2014
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Si mientras usted hace fila para comprar su café en la mañana, yo lo golpeo y lo tumbo al suelo, tal vez no se levante. Pero si le pongo un casco y lo ubico en un campo de fútbol americano y luego le hago lo mismo, usted se levantaría y querría seguir. Hay algo poderoso en el fútbol, algo que les da a los hombres una invencibilidad temporal, que los hace inmunes al dolor y la angustia.

 Ni siquiera la nieve y un frío glacial. Este año el Super Bowl se jugará el dos de febrero en East Rutherford, en el estado de New Jersey, no precisamente el suave clima al que nos hemos acostumbrado para nuestro gran juego. Esto tiene preocupados a algunos. ¿Qué pasa si hay una tormenta de hielo? Pero no incluyan a los jugadores entre los preocupados.

Nos decimos a nosotros mismos que los elementos son irrelevantes. Despertar el día del partido con nubes tempestuosas y temperaturas frígidas simplemente refuerza la necesidad de tener voluntad de hierro. No hay dolor.

 Por eso es que se ven jugadores sin mangas en temperaturas heladas. Es mejor tener la piel de los brazos expuesta cuando juega fútbol americano, porque uno de los “puntos de presión” cuando se lleva el balón es el antebrazo.

Cuando se sostiene contra el pecho, el cuero de cerdo y la piel se vuelven una sola piel, y es más fácil sostener el balón. Si se pone una camiseta de manga larga hecha de lycra y neopreno, se pierde la intimidad, y el balón cae al suelo.

Desde que empecé a jugar fútbol, mientras más cercano estuviera a estar desnudo, más conectado me sentía con mi tarea. No llevaba camiseta por debajo de mis protectores, ni suspensorio (nadie lo usa) ni guantes hasta que llegué a la Liga Nacional de Fútbol (NFL por sus siglas en inglés) y mis dedos empezaron a quebrarse como huesos de pollo.

Lesiones en los dedos son constantes en el NFL pero nunca se oye hablar de eso porque, ¡vamos, es un dedo! ¡Aguántalo! Usé guantes como protección (así como un pedazo pequeño de cinta en cada dedo entre cada nudillo). Pero no es para calentarlos. Mi idealismo era lo suficientemente caliente.

Pero incluso el idealismo se congela en las bandas laterales. El fútbol americano implica quedarse parado haciendo nada por mucho tiempo para todos, incluso quienes inician el juego.

Para jugadores como yo, del equipo especial que juegan sólo de vez en cuando en ofensiva o defensiva, calentarse es un arte. Músculos helados no lanzan bien. Pisar ese campo de juego estando frío y correr 60 yardas a toda velocidad para cubrir esa patada inicial es desafiar las leyes de la potencia física.

En las graderías hay cerveza para calentar el alma. Mas no en el campo de juego.

Un año jugamos un partido en Kansas City. Hacía mucho frío. Yo no estaba vestido para el juego. Estaba inactivo, haciendo lo que pudiera para calentarme. Uno de mis compañeros, también inactivo, me entregó un termo de Gatorade envuelto con cinta deportiva. Beba primero, haga preguntas después. Tomé un trago: el sabor nuevo de Gatorade. Bastante parecido al coñac.

Hay mucha nivelación cuando hay condiciones climáticas extremas. Las preparaciones en la semana del partido son asuntos bien manejados, con entrenadores haciendo todo por remover variables para poder controlar hasta el último detalle del producto. El plan de juego se sigue al pie de la letra con irritante precisión, a veces hasta el punto de sofocar el instinto natural del jugador. Pero en un día de ventarrones, el plan delineado se vuela con la fuerza del vendaval, y lo que queda atrás son los mejores futbolistas en el Planeta Tierra, jugando el juego que saben jugar.

Por eso es que tenemos que cruzar los dedos para que haga frío y nieve en East Rutherford el dos de febrero. Los elementos les brindan a los jugadores un descanso del fútbol invariable. En este campo sólo está este balón, y nosotros juntos, en silencio gritando hacia una línea invisible, detrás de una bandera de esperanza congelada.

* Exjugador de fútbol americano, autor de “Slow Getting Up: Una historia de supervivencia de la NFL desde el fondo de la pila humana.

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