Sabanalarga abarca una vertiente de la Cordillera Central hasta los cañones del río Cauca. Todos los días, pescadores y barequeros, salían de sus casas hacia las playas del río, “El patrón Mono”, como también lo conocen. Allí los barequeros tomaban arena en una batea y, con el agua, lavaban y cateaban en busca del polvo de oro que orilla el Cauca en sus riberas.
Así transcurrían sus días hasta que iniciaron los trabajos de construcción y llenado del embalse de Hidroituango. Entonces, pescadores y barequeros vieron su actividad productiva limitada, y 600 de ellos se reunieron para buscar nuevas alternativas. De esta manera, se formó la Asociación de Pescadores, Barequeros y Agricultores de Sabanalarga, Asominsab.
Richar Zapata, un barequero reconocido, fue uno de los líderes más notorios de la Asociación, y junto a su esposa, María Rojo Villa, pensaron diferentes posibilidades, hasta que en 2024 buscaron el apoyo de la Cámara de Comercio de Medellín para Antioquia, quienes les brindaron asesorías para un proyecto productivo de cría y comercialización de cerdos. Así obtuvieron cerdas y verracos para el arranque, y elementos técnicos como una picadora, ripiadora, una tanqueta de 500 litros, mallas, tuberías y una soldadora eléctrica. Además, la Alcaldía de Sabanalarga donó una peletizadora para el procesamiento de concentrados y una marquesina a gas.
El proyecto de cría de cerdos es hoy el foco principal de la Asociación, concentrado en un punto madre en el corregimiento El Junco, que esperan replicar en otras tres sedes nuevas. El trabajo se distribuye en turnos diarios, y el resto del tiempo lo dedican a cultivar y transformar la materia prima —maíz, caña, yuca, forraje— para el alimento balanceado de los animales. Con este concentrado, buscan que los ganaderos locales puedan consumir un producto local de alta calidad.
Ahora son 83 miembros quienes se mantienen en la Asociación. La mayoría son adultos mayores que aprendieron a ejercer este nuevo oficio y han encontrado un sustento en este proyecto productivo. Richar ve el liderazgo social no como una elección, sino como una parte de su vida y un deber. “Me toca darla toda por este grupo de personas que todavía confían en uno”.
El proyecto productivo ha inyectado un nuevo ánimo y un sentido de propósito. Los socios se sienten capaces de fortalecerse a sí mismos. “Una Asociación no se crea para ser pobre. Una asociación se crea para crecer como socios. Nuestra meta es convertirnos en empresarios de la porcicultura”, recalca Richar sobre las enseñanzas que le ha dejado este proceso. De esta manera, Asominsab ha encontrado una nueva ruta que potencia las capacidades y el desarrollo económico de Sabanalarga.
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