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¿Es difícil aprender español?

En 1.5 millones creció la demanda de estudiantes de español en el mundo durante el último año. ¿Cuáles son las dificultades para ellos y las oportunidades para los países hispanohablantes?

  • FOTO Archivo EL COLOMBIANO
    FOTO Archivo EL COLOMBIANO
27 de noviembre de 2016
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Después del chino mandarín, el español es la segunda lengua del mundo con un mayor número de hablantes nativos que, según el Instituto Cervantes, se calculan en 472 millones para este año.

De esos, Colombia aporta 48 millones, convirtiéndose así en el segundo país del mundo, después de México, con mayor número de hablantes nativos de español. No estamos solos, a esa cifra hay que sumar otros 88 millones con dominio medio de español y, sobre todo, los 21 millones de estudiantes de español en el mundo hoy. ¿Por qué lo aprenden?, ¿cuáles son sus mayores retos?

Las razones para aprender son diversas. En auge están las económicas: es una de las cinco lenguas más habladas en la Unión Europea, la segunda en Estados Unidos y la oficial de casi toda Latinoamérica. Este es motivo suficiente para que, por razones comerciales, el español sea una opción de segunda lengua. Pero pese a esa razón, la cultura sigue siendo una importante motivación.

La literatura en español, la música y, en general la posibilidad de viajar o hacer intercambios culturales en los países de habla hispana, especialmente en Latinoamérica, sigue siendo la razón predominante que a su vez contribuye a la movilidad y el turismo.

“En China se han venido incrementando los estudios de español. Ha pasado de ser una lengua de cultura a una de negocios (...) la mayoría de extranjeros que visitan Colombia y que se interesan por nuestra lengua y cultura provienen de Estados Unidos; en menor número llegan de Brasil, Alemania, Italia, Francia, Inglaterra, Corea y China. Pero estas cifras crecen incesantemente, pues Hispanoamérica tiene un gran atractivo para muchos extranjeros, sobre todo para la generación joven, que aprecia las manifestaciones culturales, la literatura, el folclor”, apunta el estudio “Tendencias de los estudios de Español como Lengua Extranjera (Ele) en Bogotá”, del Instituto Caro y Cuervo.

Español, ¿fácil o difícil?

Una de esas jóvenes es Emilie Bertholet, francesa que decidió aprender español para hacer un intercambio cultural y terminó radicándose en España durante una temporada en que encontró trabajo, amigos y un estilo de vida, por su interés en esta lengua.

Su formación se inició en el colegio donde, comenta, se aprendía español con música colombiana. Destaca que en su decisión influyó el número de hablantes y de países que tienen el español como lengua oficial. Ese factor la hizo descartar el italiano, por ejemplo, un idioma mucho más limitado en esos dos ámbitos.

Sobre el aprendizaje del idioma, Emilie responde que es fácil. Explica que su cercanía con el francés, y en general por tratarse de una lengua romance (como lo son, junto con el español y el francés, el italiano y el portugués).

Ahora está intentando aprender croata y le ha resultado muy complejo, así como lo es para amigos suyos que provienen de lenguas eslavas, el francés y el español representan una dificultad mucho mayor.

De qué depende aprender

En ese mismo sentido opina Camilo Ramírez, filósofo y políglota, con dominio fluido de inglés, francés, checo y español, y nivel medio en griego antiguo y alemán. Para él, los idiomas no son fáciles o difíciles en principio, puesto que depende completamente de la lengua nativa y la cercanía con la lengua a aprender. En ese sentido, decir que el español es fácil o difícil dependerá de la lengua nativa.

Jaime Alberto Naranjo, coordinador académico del programa de español en Eafit, explica, en este sentido, que “para un aprendiz cuya lengua nativa es el inglés, en la que no existe concordancia de género (masculino vs. femenino), aprender cinco formas de artículo definido (el, la, lo, los, las) mientras que en inglés solo tienen uno (the) es un aprendizaje de considerable esfuerzo, además de tener que aceptar que silla es de género femenino, mientras que taburete es masculino, sin otra explicación aparentemente coherente”.

Otros asuntos importantes para determinar la facilidad de aprender otro idioma o no, tiene que ver con haber aprendido otro antes, con lo cual acumula experiencia en técnicas y estrategias de aprendizaje, así como entornos de aprendizaje eficientes.

No obstante, la Academia de Idiomas Voxy, basándose en distintas fuentes e institutos, hizo una clasificación de “dificultad” idiomática para nativos en inglés, de acuerdo con el tiempo que les tomaría adquirir la nueva lengua.

Según ellos, entre los idiomas fáciles para un nativo en inglés están el español, portugués, francés, italiano, rumano, holandés, sueco, africano y noruego. En dificultad media están el hindi, ruso, vietnamita, turco, polaco, serbio y griego. Y finalmente, los difíciles son árabe, chino, japonés y coreano.

Retos de aprender español

Superando la discusión de lo “fácil o difícil”, ciertamente cada idioma trae sus propios desafíos o tiene particularidades que sí representan complejidades, incluso al margen de la lengua nativa o la experiencia en idiomas previos.

Según la docente e investigadora del Instituto Caro y Cuervo, Gloria Nieto Martín en su texto “El sustantivo español”: algunas consideraciones pertinentes para los profesores de español como lengua extranjera, señala que para los estudiantes resulta muy relevante la concordancia de género, número y las derivaciones en torno al sustantivo.

¿Qué quiere decir esto? Que en español los sustantivos siempre tienen género (femenino o masculino), diferente al inglés que no lo tiene; o la posibilidad de tres géneros en los sustantivos (masculino, femenino y neutro) en el alemán, ruso y griego.

También puede ocurrir cambios de género: leche en francés, italiano y portugués es masculino. Con respecto al número, decir pantalón/pantalones, tijera/tijeras, nariz/narices, no implica necesariamente que se trate de varios elementos.

Por otro lado, de acuerdo con Carlos Patiño Roselli en “Aspectos del lenguaje en Colombia”, la abundancia de diminutivos es muy característico del español. “La sopita, mil pesitos, hasta lueguito, cerquitica, chiquirriquitico, etc. y una gran productividad de sufijos como -era (berriadera) y -menta (negramenta, ñeramenta)”. Así mismo, el uso de sufijos que modifican verbos y sustantivos de manera peyorativa y aumentativa: rodillazo, larguirucho.

Camilo Ramírez destaca la complejidad de nuestras conjugaciones regulares e irregulares y la separación del verbo ser/estar, que en francés (être) y en inglés (to be) son uno mismo. Los apócopes (supresión de algún sonido al final de un vocablo, como en primer por primero”, según la RAE) son otro asunto a considerar. Por ejemplo, bueno se puede convertir en bien, malo en mal y grande en gran.

De acuerdo con su experiencia en Eafit, Naranjo destaca la dificultad verbal (la diferencia entre vivía y viví) y el modo (subjuntivo e indicativo: vive y viva). Fonéticamente, “es bien conocida la dificultad para muchos de pronunciar la vibrante múltiple erre (carro, rosa, etcétera). Para otros, la claridad y el escaso número de vocales (comparado con otros sistemas vocálicos, cercanos a 12 y 15 sonidos de este grupo) puede ser un caso de “desaprendizaje” para acercarse a la forma como nosotros pronunciamos”.

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