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Con Pergamino, el mejor café se queda en la tierrita
La empresa dio sus primeros pasos hace 40 años y ya genera más de 200 empleos.
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Hace 10 años, Pergamino abrió su primer local en Medellín, hoy tiene siete puntos abiertos al público y ofrece lo mejor de su cosecha al público local. FOTO Archivo
Hace ya mucho tiempo, los caficultores colombianos pactaron que los mejores granos de esta tierra se tenían que exportar. Y los de menor calidad, se quedarían para el consumo interno.
Es por eso que muchos extranjeros se decepcionan cuando prueban una taza de café aquí en Colombia, pues esperan degustar un producto superior al que consiguen en las tiendas de sus países, pero —infortunadamente— la expectativa no coincide con la realidad.
Pergamino le dio la vuelta a esa idea preconcebida y selecciona lo mejor de su cosecha para ponerlo a disposición del público nacional. Esta empresa familiar se obsesionó con darle a la gente colombiana esa calidad que toda la vida le fue negada.
Pedro Echavarría Moreno, gerente y miembro de la familia fundadora, relató que esta historia comenzó cuatro décadas atrás, cuando su padre, don Pedro Echavarría, se topó con un pedacito de tierra ubicado en Amagá y siendo un citadino con empleo, se apasionó con el cultivo del café. En esos primeros años vendían la producción en la plaza del pueblo y a las cooperativas cafeteras.
Ahí descubrieron que los caficultores estaban muy expuestos al sube y baja de los precios internacionales y hace 12 años se arriesgaron a exportar directamente, aunque enfocándose en ofrecer un grano especial: “El mercado de cafés especiales todavía era muy pequeño y nosotros empezamos a abrir puertas con tostadores internacionales”, comentó Pedro.
La familia Echavarría se desmarcó de la forma tradicional en la que se vende el café, le dio prestigio a las cosechas selectas y hoy día conecta a más de 1.500 pequeños productores colombianos con tostadores artesanales de todo el mundo.
“Todavía exportamos gran cantidad, pero nuestros mejores lotes los tostamos y los servimos en nuestras tiendas. Por eso empezamos a montar un esquema de alta calidad”, resaltó el gerente de la empresa.
La nueva generación heredó el espíritu emprendedor de don Pedro y sigue comprometida con mantener la marca. Su hijo resaltó que más que velar por una expansión acelerada, se preocupan por conservar las características de sus cosechas.
Producto de ese prestigio que ganaron, abrieron su primera tienda hace 10 años. En ese primer local, la misma familia se encargaba de atender a los clientes y hoy ya son siete los puntos abiertos al público que generan más de 200 empleos. Sin contar los otros 50 que crearon para mantener sus cultivos en el municipio de Santa Bárbara.
Pergamino sobrevivió a la pandemia sin despedir a ningún colaborador y las cuarentenas estrictas ayudaron a incrementar las ventas de su café por comercio online, envían a todo el país y llegan pedidos desde Estados Unidos y Canadá.
La idea en adelante es crecer de manera orgánica y apalancar muchos más pequeños productores con los granos especiales. Para Pedro, las empresas familiares persisten cuando piensan a largo plazo y en dejar su sello gravado en cada alimento y cada bebida que entregan.
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