La música es más que la unión de voces y melodías. Educa en gratitud y disciplina. Así la viven dos colectivos de Medellín que forman artistas intrépidos y líderes capaces de comerse el mundo.
Vocación y compromiso
La Corporación Artística Azul Ilusión nació hace 11 años con la intención de educar artísticamente a jóvenes con capacidades especiales. Su norte es la equidad y la inclusión.
“Por medio de la música les entregamos valores positivos para que comprendan la importancia del trabajo en equipo, la disciplina y la solidaridad. Hoy, esto se nota en su comportamiento: en este equipo, los que sí pueden ver guían a los que no, saben que deben cuidarse entre ellos. Así mismo, asumen la responsabilidad con su profesión. Comprenden que esto es algo serio, que son artistas capaces de producir belleza a través del cuerpo mientras están sobre el escenario. El arte refuerza la autoestima: con los aplausos saben que los reconocen como artistas y que están haciendo las cosas bien.
Aquí no nos fijamos en diagnósticos, en nuestra corporación todos desarrollan sus propias capacidades y el talento sobrepasa cualquier barrera. Hace posible lo imposible”.
Pilar Pérez, cofundadora y maestra de Azul Ilusión