Pedaleando hacia el éxito, la corredora antioqueña equilibra la maternidad y el alto rendimiento.
A sus 34 años de edad y siete años después de convertirse en mamá, Juliana Gaviria sigue pedaleando veloz y firme hacia sus metas. También busca ser fuente de inspiración para su hijo Maximiliano, quien ya empieza a mostrar gusto por el ciclismo, un deporte en el que Juliana goza de respeto y admiración en el ámbito internacional.
Ser madre no frenó los sueños de la corredora antioqueña; al contrario, la impulsó para mantenerse vigente en el alto rendimiento.
Recientemente, en el Campeonato Panamericano de ciclismo en pista en Asunción, Paraguay, la hermana del también ciclista Fernando Gaviria (Movistar) logró, junto a Stefany Cuadrado y Yarli Mosquera, las nuevas figuras de dicha modalidad en Colombia, la presea de plata en la velocidad por equipos. También obtuvo bronce en el kilómetro y fue cuarta en el keirin.
Seguir entre las mejores pisteras del ámbito internacional siempre ha sido un desafío para Juliana, debido a la pasión que siente por el pedalismo. Pero en medio de medallas y reconocimientos en su carrera, la pedalista nacida en el municipio de La Ceja, oriente antioqueño, confiesa con orgullo, y como lo ilustra en sus redes sociales, que su mayor título es ser madre.
“En 2017 llegaste a mi vida para darme el título más lindo, el de ser madre, y cada día me sorprendes más y más, me enseñas a ser una mejor persona y lo feliz que se puede ser con lo simple. Una sonrisa, un abrazo y un beso tuyo me recargan y hacen que me enamore más de ti, mi amor. Miro cómo has crecido y le doy gracias a Dios por tu salud, por tu sonrisa, que siempre seas ese niño amoroso y feliz”. Esas fueron las palabras que Juliana le dedicó a Maxi en Instagram cuando cumplió siete años en diciembre pasado.
En la conmemoración del Día la Madre, Gaviria asegura que ser mamá es lo más bonito que le ha regalado Dios. “Mi hijo es quien me ilumina y llena de motivaciones no solo para la bicicleta, sino en mi diario vivir. Ser madre es una responsabilidad, pero también el mayor logro que tengo”.
Para Juliana, lograr gestionar el tiempo para rendir en sus funciones de madre y deportista no es una tarea fácil, pero expresa que todo fluye por el amor que siente por lo que hace.
“Siempre, como prioridad, hay que velar por el bienestar del niño, pero con disciplina y dedicación no descuido el deporte porque es algo que también se ama y por lo que se luchó desde joven para ser grande”.
Juliana demuestra a la vez gratitud por la persona que la trajo al mundo, su madre María del Carmen Rendón, un pilar en el hogar y su principal respaldo con Maxi.
“Sin el apoyo de mi mamá, tener un equilibrio en mis roles no sería posible. Mientras yo entreno, ella es quien me cuida al niño. Es una fortuna contar con una gran mujer que siempre ha velado por el bienestar de todos los de la casa. Ella es mi espejo de una madre echada para adelante”, agregó Juliana, quien está clasificada para el Mundial de pista en Santiago de Chile, en octubre próximo.
En el velódromo Martín Cochise Rodríguez de Medellín, donde muchas veces la acompaña el pequeño Maxi, Juliana sigue pedaleando por sus metas.
