Acostumbrado a celebrar las fechas especiales de su carrera deportiva con goles, al atacante Jéfferson Duque le quedó un sabor agridulce el pasado jueves en el estadio Pascual Guerrero de Cali frente al América.
Jugaba su partido número 300 con Atlético Nacional y cuando apenas habían transcurrido 19 minutos del encuentro por la cuarta fecha de los cuadrangulares semifinales de la Liga Betplay-2, la expulsión del arquero Kevin Mier cambió sus planes y los del técnico Jhon Jairo Bodmer.
El estratega, para llenar el vacío en el arco, ordenó el ingreso del portero Harlen Chipi Chipi Castillo y sacó de la cancha a la Fiera Duque, que ya transpiraba tras batallar con los zagueros americanos. Esta vez no se trató de ninguna lesión o expulsión tempraneras, las circunstancias del partido lo mandaron al banco.
“Yo como entrenador no puedo dejarme llevar por las emociones, hay que tener cabeza fría y revisar las características de los jugadores y mirar las cargas. Jéfferson trae una carga acumulada muy grande y Eric (Ramírez) viene más descansado. Jugar con un hombre menos nos llevó a pensar que este último tenía más capacidad física para lo que se debía hacer”, justificó Bodmer cuando le preguntaron por qué sacó a Duque en un día tan especial para él.
Y el desarrollo del juego le dio la razón: cinco minutos después de la roja a Mier, el delantero venezolano marcó el gol con el que Nacional ganó y recuperó opciones de clasificar a la final.
Los tres puntos fueron el consuelo para Jéfferson que ahora, con menos cansancio, saldrá al clásico de este domingo ante el DIM (3:30 p.m.) en busca de los goles que no pudo festejar en el encuentro 300 vestido de verde.