La estrategia del portero Samuel Alzate Marín funcionó tanto que gracias a ella Independiente Medellín se metió ayer a la semifinal del Ponyfútbol.
“Cada que el rival iba a patear me concentraba al máximo sin perderle la vista al balón”, confesó el chico que detuvo tres cobros desde el punto penalti para que los canteranos del Poderoso le ganaran 4-3 a Dosquebradas, después del 1-1 en el tiempo reglamentario en la Marte 1.
Su equipo se había ido arriba con el tanto de Juan Areiza pero en un descuido de la defensa, Juan Zapata puso el 1-1. Pese a ello, Samuel empezó a guiar al DIM hacia la otra fase, porque faltando seis minutos para el final intimidó al goleador Jéfferson Cardona, poniéndolo nervioso con su movimiento para que elevara un remate de pena máxima que hubiera cambiado la historia del encuentro.
Para su técnico Wílmar Valencia, “Samuel respondió con creces a la nueva oportunidad que se le dio, luego de la falla que tuvo en la primera fase; volvió y ratificó su capacidad”.
La clave de la buena actuación se debe, según el pequeño guardameta de 1,59 metros de estatura y admirador de Leandro Castellanos e Iker Casillas, estuvo en el proceso de siete años que lleva en la cantera roja y a que el Medellín viene de menos a más.
Haber ganado un torneo en Estados Unidos, ser protagonista del Asobdim y llevar dos años continuos con sus compañeros fue determinante para continuar en el Festival de Festivales.
Aunque tuvieron que esperar hasta el último partido para clasificar a octavos, Samuel Alzate considera que todavía pueden generar más espectáculo y conseguir nuevas alegrías en el evento. “Somos aguerridos, hacemos buena tenencia de pelota y, con Dios como guía, nos dieron vida para que nos ilusionemos con el título”.