Lo mismo hacían los 150.000 ciudadanos que habitan la isla, considerada parte del Reino de Países Bajos, que vieron el hito por la televisión nacional. Curazao será, por mucho tiempo, el país con menor cantidad de población que logró clasificar a un Mundial. A Norteamérica llegaron, en gran medida, gracias a que los nietos de nativos de la isla nacidos y criados en lo que mal llamamos Holanda, le dieron el sí a representar el seleccionado de sus raíces.
Leandro Bacuna, quien juega en el Bandırmaspor de Turquía, nació en Groningen: es neerlandés. Lo mismo ocurre con Sontje Hansen, nacido en Hoorn, futbolista del Middlesbrough F.C., de la segunda división de Inglaterra. Ellos fueron algunos de los protagonistas principales de la alegría que sintieron, a 15 horas de distancias (es el tiempo que dura un vuelo entre Jamaica y Curazao), quienes salieron a celebrar por las calles.
¿Cómo logró Haití clasificar al Mundial de Norteamérica?
La última vez fue en 1974, cuando lograron cupo al torneo de Alemania, del que salieron en primera ronda, anotaron 2 goles y recibieron 14. Quienes vieron los partidos en aquel momento, seguro se sintieron decepcionados. Sin embargo, los que siguen vivos festejaron, no solo en Puerto Príncipe y la ciudades principales de la isla, sino en varias partes del mundo, la clasificación que lograron sus hijos, nietos o bisnietos.
La Selección de Haití no jugó ningún partido de las eliminatorias en La Española, isla que comparte con República Dominicana. Todos sus encuentros de local los jugó en Curazao, Barbados o Aruba. La mala situación de orden público que vive el país, que profundizó la pobreza extrema –el 60% de sus habitantes la padecen y es el país de Latinoamérica y el Caribe con mayor índice–, no los dejó jugar en su país.
El cuerpo técnico hizo todo desde afuera. Jugadores que nacieron en países como Francia, Guadalupe –isla del Caribe cercana a Dominica–, entre otros lugares, pero que decidieron representar al país de sus raíces, fueron quienes lograron “el milagro mundialista”.
El volante Jean-Ricner Bellegarde, que juega en el Wolverhampton inglés, es uno de ellos: nació en Colombes, Francia, pero, con 27 años, jugará el Mundial de Norteamérica con Haití. Lo mismo ocurre con seleccionados como el de Cabo Verde (que la mayoría de sus futbolistas nacieron en Portugal o Reino Unido), Irán, Uzbekistán y Jorndania, las “grandes sorpresas” de la primera Copa del Mundo con 48 selecciones.