Por primera vez en la historia Nacional le aplicó dos victorias tan contundentes al Medellín en un periodo tan corto.
Con los cuatro tantos que le marcó ayer (1-4) el conjunto verdolaga completó nueve anotaciones sobre el Poderoso en apenas 15 días. El pasado 25 de agosto el triunfo había sido 5-2. Para ver una supremacía semejante hay que remontarse a 1987 cuando el equipo verde venció 4-0 y 1-6 al Poderoso con tres semanas de diferencia, en los cuadrangulares finales de ese año.
El partido de ayer fue muy similar al clásico anterior. Comenzó parejo, con precauciones por parte de ambos elencos hasta que el DIM fue provocando los errores del elenco verde con buena presión colectiva. Pudo irse en ventaja pero Bryan Castrillón, a quien la falta de definición le ha costado posicionarse en el fútbol profesional, despilfarró, no uno, sino dos mano a manos ante José Cuadrado.
La eficacia marcó la primera diferencia en el encuentro. Porque mientras el DIM falló, Nacional fue implacable. Primero con Jarlan Barrera (19’) y luego con Hernán Barcos, quien ganó la espalda de la tibia defensa roja para marcar de cabeza y en solitario el segundo tanto.
Hasta ahí hubo partido. Porque el conjunto que orienta Juan Carlos Osorio se acomodó al escenario de juego que mejor le sienta.
A continuación lo que hizo el visitante fue seguir a cabalidad su libreto. El vértigo en ataque se mantuvo, abrió aún más el campo para evitar pérdidas por la mitad y simplemente esperó a que el local ofreciera un descuido más. Ahí llegó Yerson Candelo, quien jugó, posiblemente, su mejor partido con la camiseta verdolaga.
El vallecaucano le hizo vivir una pesadilla a Sebastián Macías, tuvo un juego alegre, propuso siempre duelos y los ganó todos. Jamás retrocedió el ataque y, como ñapa, tuvo un comportamiento defensivo destacado.
Gracias a él, en asocio con Helibelton Palacios, llegó la jugada que Pablo Ceppelini transformó en el tercero.