Luis Carlos, Nixon y Edixon, todos de apellido Perea, fueron nombres que brillaron en Atlético Nacional. Hoy, un joven de 18 años carga ese legado y está dando que hablar. Se trata de Andrés Perea (hijo de Nixon), que se destaca en la posición de su padre, la de volante.
“Quiero consolidarme en Nacional, ese es mi objetivo. Después, ganar títulos y salir por la puerta grande; me gustaría jugar en Inglaterra y llegar a la Selección”.
Así como tiene de claros sus objetivos luce en la cancha. Fue uno de los mejores en el empate 0-0 frente al Junior en el inicio de los cuadrangulares semifinales de la Liga.
Pero este tema no es fortuito. Desde que recibió la oportunidad, el 9 de julio de 2017 en un partido ante Santa Fe, viene trabajando para ganarse un lugar. Sin embargo, la llegada de Jorge Almirón le restó posibilidades, porque el técnico argentino no lo tuvo en cuenta en su proceso.
“No sé por qué él no me veía listo, pero entiendo que todo es un proceso y cuando uno confía en Dios y todos los días se levanta con un propósito claro llega el momento correcto”. Por eso cree que con el técnico Autuori les llegó la vitrina a los juveniles.
“Es una camada que viene junta desde la categoría sub-20, y a los que nos han dado opción hemos hecho un buen trabajo. La idea es seguir así, con los pies en la tierra, preparándonos para responder en la cancha”.
Es cierto que en su posición arribaron este semestre jugadores como Brayan Rovira y Sebastián Gómez, quienes también han hecho las cosas bien. Precisamente sus ausencias le han dado la oportunidad de mostrarse. El técnico valora su desempeño.
“Es raro que un muchacho con su edad tenga la claridad, tranquilidad y madurez para plasmar eso en cada partido, a mí me tiene muy contento”, dijo Paulo Autuori.
Perea ya jugó un Mundial-Sub-17, lo hizo en la India (2017) y esa experiencia le ha servido para el presente. Esas buenas actuaciones tienen al técnico dudando sobre si le otorga continuidad en el partido frente a Tolima, o les regresa la posición a Rovira y a Gómez, quienes son los que habitualmente ocupan esas posiciones como titulares.
El juvenil indica que parte de la fortaleza que ha demostrado en su juego, además de la confianza del cuerpo técnico, se debe al respaldo de sus compañeros.
“Alexis (Henríquez) me aconseja bastante, Barcos desde que llegó también me ha dado muy buenos consejos y ni qué hablar de Aldo Leao quien me ha ayudado bastante en la mitad de la cancha. A ellos hay que escucharlos siempre para mejorar y no repetir errores en los que uno esté cayendo”.
Su consejero de cabecera es su padre Nixon, quien conoce bien el ADN de Nacional (jugó en el verde entre 1993- 1994 y 1996-1997, y dirigió la Sub-20, campeona el año pasado). Todos los días le habla de sus virtudes y lo que puede mejorar: “Él está pendiente de mis partidos, analiza lo que puedo dar y cómo puedo ubicarme para sacar provecho de mi posición”.
Así es Perea, un joven serio y comprometido con seguir dejando en alto ese apellido en Nacional.