Desde el 18 de abril y hasta el 7 de mayo los integrantes de la compañía de baile Sankofa estarán de gira por los escenarios de Kenia y el Congo, llevando a los públicos de esos países tres obras de su repertorio: Fecha límite, La ciudad de los otros, Detrás del sur: danzas para Manuel.
Al visitar el continente madre, el grupo vuelve literal el sentido de su nombre. Y es que Sankofa traduce “volver a la raíz”. Esta acepción le restituye a África su condición de cuna de la especie humana, el verdadero jardín del edén. Si hay que buscar un punto geográfico en el que haya comenzado la parábola de la humanidad –lo bueno y lo malo– ese sitio está en las entrañas, en el corazón del África.
Aunque no es la primera vez que el grupo peregrina a África —en realidad, lo han hecho al menos en tres ocasiones—, regresar refuerza en él la consciencia de que para comprender el presente es necesario entender el pasado. “Nosotros llegamos al continente americano en la condición de esclavos. Y desde el momento en que pisamos, o pisaron nuestros ancestros, tierras ajenas, hemos tenido que luchar, hemos tenido que resistir”, dice el bailarín Rafael Palacios, fundador y director artístico de Sankofa. Tiene razón: la resistencia de los afrodescendientes ha sido muy larga, muy compleja, y en su trayecto ha gestado el jazz, la salsa, el bolero, una gastronomía de mil sabores y la danza. Claro, la danza.