Unos pergaminos doblados fueron el medio con el que los directivos de la Red de Escuelas de Música de Medellín, les dieron a conocer, en el mes de agosto, a los integrantes de la Orquesta Sinfónica Juvenil, que serían los encargados de cerrar el Festival de Música de Cartagena 2016, acompañando nada más ni nada menos que al violinista y director de orquesta Maxim Vengerov.
“Ese momento fue muy especial. Algunos de los chicos no pudieron contener las lágrimas, la emoción fue muy grande; y ese momento marcó el inicio de esta aventura”, cuenta el director de la orquesta Juan Pablo Noreña.
Una aventura cultural que vio sus frutos el pasado sábado en la noche cuando frente a un público que colmó el auditorio Getsemaní del Centro de Convenciones Cartagena de Indias, la orquesta, su director Juan Pablo, y el maestro Vengerov interpretaron el Concierto para violín y orquesta en Re Mayor de Ludwing van Beethoven y la Sinfonía No 9 en Mi Menor, Sinfonía del Nuevo Mundo, de Antonín Dvorák.
Juan Pablo Noreña le cuenta a EL COLOMBIANO, las sensaciones y el proceso que los llevó a estar en uno de los escenarios más importantes de la música hoy en el país y el mundo.
¿Cómo se pueden resumir esos momentos, las sensaciones que le produjo a usted y a la orquesta esta participación en el Festival de Música de Cartagena?
“En una conmoción enorme y una satisfacción muy grande de haber logrado un trabajo tan de calidad y haber podido participar en el cierre del Festival. Había muchísima alegría y muchísima emotividad de los muchachos en el concierto.
Esto representa la satisfacción de un trabajo que se viene realizando de manera concienzuda y dedicada desde Medellín.
Desde que empezaron las conversaciones entre el Festival, la Red de Escuelas de Música y la Alcaldía de Medellín, entre los jóvenes hubo una emoción muy grande.
Y cuando les comunicamos oficialmente la decisión, ellos estallaron en llanto, euforia, un júbilo muy grande, porque para ellos era ver un sueño convertirse en realidad”.
¿Cómo fue ese proceso de preparación para el concierto del pasado sábado?
“La preparación arranca con todo el trabajo que se hace desde la Red de Escuelas de Música de Medellín. Nosotros como Orquesta Sinfónica Juvenil somos una de las orquestas del programa que tiene un trabajo durante todo el año.
La preparación para la participación en el Festival se inicia de manera oficial en agosto en nuestro lugar de ensayo habitual que es la Escuela Montecarlo, hicimos todos los talleres con los profesores que tenemos dentro de nuestro programa. Hicimos un concierto de avanzada, una especie de lanzamiento en Medellín del repertorio que se iba a tocar en Cartagena.
También una residencia artística en las afueras de Medellín para ultimar detalles y llegar muy bien preparados a Cartagena”.
¿Cómo fue la elección del repertorio que interpretaron?
“Desde el mismo director artístico del Festival, Antonio Miscena, llegó la propuesta de hacer la Sinfonía del Nuevo Mundo, que fue la que ejecutamos la noche del sábado; y en vista de que sabíamos que estaríamos acompañando al violinista ruso Maxim Vengerov, me consultaron a mi la posibilidad de que escogiera unos conciertos de unas opciones que él dio. El Maestro Vengerov proponía o hacer uno de los conciertos de Mozart para violín, o el concierto de Beethoven, y no vacilé en escoger este último”.
¿Por qué?
“Varias razones. En primer lugar es el único concierto para este instrumento que escribió Beethoven. Es uno de los conciertos referentes de todo el repertorio para violín. Es una pieza que está enmarcada entre el dualismo que se presenta entre el período clásico y el período romántico. Es una obra que tiene mucha más instrumentación y permitía una mayor participación de la orquesta, de los jóvenes, porque utiliza más instrumentos que los conciertos que escribió Mozart que se interpretan con orquestas mucho más reducidas”.
¿Qué comentó el maestro Maxim Vengerov sobre el trabajo de los jóvenes de la orquesta?
“El quedó muy contento. Manifestó su agrado con el trabajo, que se había logrado un muy buen concierto. Lo que más resaltó fue esa pasión, esa energía y esa jovialidad desde la orquesta y del trabajo con ellos”.