La historia del arte cuenta que, en la Edad Media, las imágenes del evangelio eran la Biblia de las personas que no sabían leer. “Muy pocos teólogos tenían acceso a los textos sagrados y los creyentes del pueblo conocían las historias en las catedrales, simplemente mirando vitrales y esculturas obtenían toda una educación visual, moral y política”, explica la curadora e investigadora de arte Sol Astrid Giraldo.
Así de importante es el papel de las imágenes en la historia del catolicismo. Más de 10 siglos dieron vida al arte sacro, ese que representa las Sagradas Escrituras. El historiador Ernst Gombrich en su Historia del Arte (1950) escribió que “aunque sabemos que estos textos sacros nada nos dicen acerca de la fisonomía de Cristo, y que el Dios mismo no puede ser representado en forma humana, fueron los artistas del pasado quienes primeramente crearon las imágenes a las que nos hemos acostumbrado, muchos se inclinan todavía a creer que apartarse de esas formas tradicionales constituye una blasfemia”.
Esas formas de las que habla Gombrich también se ven en la representación de la Semana Santa. Durante el Renacimiento era común que los grandes artistas de la época pintaran momentos sagrados como la coronación de espinas o la resurrección, y aunque cada pintura era diferente, el tema se repetía. “Se puede ver, por ejemplo, como Rafael, Miguel Ángel y Da Vinci, siendo los tres del centro de Italia, pensaron de manera muy diversa el lenguaje de lo cristiano”, apunta el sacerdote John Jairo Osorio, profesor de arte cristiano en la Universidad Pontificia Bolivariana e historia del arte en la Universidad Eafit.
¿Eso por qué pasaba? Hay muchas posibilidades de discusión, dice el historiador Carlos Francisco Fernández, “la religión era muy importante, había una comprensión mágico religiosa del mundo. Pero a partir del año 1600 se va a imponer la ciencia moderna experimental y una comprensión del mundo más desde la razón y la filosofía. Eso explica por qué, de alguna manera, después del siglo XVI el arte religioso decreció”, precisa el profesor de la Universidad de Antioquia.
En esta Semana Santa, en la que tal vez le hará falta asistir a las procesiones, el arte puede ser una forma de acercarse a la historia de Jesús antes de su muerte, crucifixión y resurrección. Así lo afirma el sacerdote Osorio: “si bien Mateo, Marcos, Lucas y Juan contaron el evangelio, estos pintores lo retrataron e hicieron un aporte enorme porque superaron lo literario y dejaron su manera de ver el texto bíblico”.
Estas son algunas obras escogidas con la recomendación de los historiadores citados, y que exponen las vivencias de Jesús antes de su resurrección. Los comentarios en cada una (excepto en la Resurrección de Cristo) son del sacerdote John Jairo Osorio.
Entrada en Jerusalén por Giotto di Bondone
Año: 1305
¿Dónde está?: Capilla de Los Scrovegni en Padua, Italia.
“Giotto deja atrás esa manera griega de representar los pasajes inspirados en las Sagradas Escrituras sobre un fondo completamente dorado: luz divina y reveladora. El observador detiene la mirada sobre el nuevo azul. Así se le daba al entorno el aura de otra luz perfecta: el realismo”.
Retablo de Isenheim por Matthias Grünewald
Año: 1516
¿Dónde está?: Museo de Unterlinden, Colmar, Francia
“El texto da justo en el ‘clavo’ de toda la comprensión pues la representación de Magdalena, aunque de rodillas, sigue siendo la figura más pequeña y no es una desproporción inconsciente o incapaz sino una propuesta teológica en coherencia con el texto: que Cristo (su gracia) crezca y que el pecado (Magdalena) disminuya”.
Cristo con la cruz a cuestas por Tiziano
Año: 1565
¿Dónde está?: Museo del Prado, en Madrid, España.
“Este tema está cargado de un silencioso dramatismo como es propio de la pintura del siglo XVI; para entonces España como Italia vibran y viven con la misma intensidad la fe cristiana y, Tiziano como Velásquez, convergen como latidos de corazón que solo es posible sentir (o escuchar) muy de cerca”.
El expolio por el Greco
Año: 1579
¿Dónde está?: Catedral de Santa María de Toledo, en España.
“En el sólo rostro de Jesús está dicho lo que la mística no ha podido articular en palabras y, las lágrimas de su rostro, no dicen de dolor ni hablan de llanto con absoluta suficiencia. Note el observador, dejando de lado las periferias del cuadro, que el carmín de los vestidos de Jesús tienen una excepcionalidad sin par en el resto de la historia de la pintura cristiana de occidente”.
Resurrección de Cristo por Tintoretto
Año: 1581
¿Dónde está?: La Scuola Grande en el campo San Rocco, en el distrito de San Polo, de Venecia.
“Este artista se destacó por su dramático uso de la perspectiva y los especiales efectos de luz que hicieron de él un precursor del arte barroco. Sus trabajos más famosos son una serie de pinturas sobre la vida de Jesús y la Virgen María”: Google Arts & Culture
La captura de Cristo, por Caravaggio
Año: 1602
¿Dónde está?: Galería Nacional de Irlanda.
“La nota característica y clave para la comprensión de esta pintura la tienen los extremos. El lector advertirá en el centro el tema del beso traidor de Judas, pero notará de inmediato que los gendarmes van vestidos a la usanza de la guardia suiza que custodia desde 1506 las murallas leoninas que dotan lo que ahora llamamos Ciudad del Vaticano”.
Cristo ante el sumo sacerdote por Gerard van Honthorst
Año: 1617
¿Dónde está?: Galería Nacional de Londres.
“Las múltiples versiones (y copias) de esta escena, dan cuenta del dramatismo y de la forma como este pintor compone la escena con la misma intensidad del relato literario del evangelio. El observador notará que el dedo índice no es tan significante como el rostro del Maestro juzgado. El papel de la luz, como decimos, es el tribunal decisivo por excelencia en la historia de la humanidad”.
La última cena, por Salvador Dalí
Año: 1955
¿Dónde está?: Galería Nacional de Arte en Washington, Estados Unidos.
“Al tema de la profundidad por vía de la perspectiva que operó Da Vinci en su composición, le alterna la aritmética y la matemática que Dalí propone en esa pseudo-arquitectura con la simbología de la figura geométrica del misterioso dodecaedro incompleto pero como un elemento de composición místico y misterioso”.