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Los momentos relevantes de la ópera, los conciertos presenciales de música de cámara y los recitales con orquesta que trae esta fiesta artística en Cartagena convoca a los mejores músicos del país.
En ese listado hay tres jóvenes antioqueños que sobresalen en la programación: el maestro Andrés Felipe Jaime, la clarinetista Paula Andrea Gallego y la soprano Eliana Piedrahita. Para ellos, participar en la edición número 15 del Cartagena Festival de Música es un paso “muy importante” que dan en sus carreras porque es el espacio que reúne lo más grande de la música clásica en el país. EL COLOMBIANO conversó con ellos y conoció sus historias.
Un trabajo en equipo
Cuando Andrés Felipe Jaime tenía 14 años soñaba con tocar el chelo en la Orquesta Filarmónica de Bogotá (OFB). A esa edad asistía en compañía de su hermano Juan Manuel Jaime a los conciertos en el Auditorio León de Greiff de la Universidad Nacional, en la capital, porque siempre quiso estar al lado de los mejores.
Cuenta que al ver en escena a los maestros Francisco Rettig, Luis Martín Niño y Camilo Benavides, su anhelo de hacer parte de esa institución era aún mayor. Lo inspiraban. “Eran referentes muy grandes, mis músicos más admirados y ahora estar trabajando con ellos y dirigiendo esta orquesta es un sueño hecho realidad”, dice a sus 37 años el actual director musical asistente de la OFB.
Su interés por la música llegó gracias a sus padres, que aunque no son músicos, sí le inculcaron a él y a sus hermanos “lo valioso” de las artes. “Nos compraron unas enciclopedias gigantes de los compositores de música clásica y luego nos metieron a la Casa de la Cultura de Envigado para hacer música, pintura y escultura y a la Fundación Batuta en Bucaramanga”.
Con el tiempo ese gusto se fue incrementando hasta convertirse en su proyecto de vida. Estudió Música en la Universidad Eafit (con énfasis en violonchelo), luego hizo una maestría en violonchelo y dirección de orquesta en Texas Christian University, y posteriormente finalizó su doctorado en dirección en la Universidad de Miami.
“El estudio de doctorado fue muy importante porque tiene una intensidad y complejidad muy particulares, así como una parte de investigación muy fuerte”. Por eso ha estudiado la música de compositores latinoamericanos de tradición académica y es coautor del catálogo Latin Orchestral Music, un proyecto que busca difundir la música orquestal de compositores de América Latina y el Caribe.
Recuerda que ese paso del violonchelo a la dirección hace 13 años lo marcó porque en los primeros meses ya estaba parado al frente dirigiendo una orquesta profesional en Texas, Estados Unidos. “Eso para mí fue la señal más clara, ese era el inicio de mi carrera como director”.
Ha trabajado con numerosas orquestas estadounidenses, incluyendo la Fort Worth Symphony, TCU Symphony, Frost Symphony Orchestra, Broward Symphony, Greater Miami Youth Symphony y la Youth Orchestra for Greater Fort Worth. En el país ha dirigido la OFB, Orquesta Filarmónica de Medellín, Orquesta Filarmónica de Cali, Orquesta Sinfónica Eafit y Filarmónica Joven de Colombia.
Dice que un director está al servicio de la música: “no tocamos ningún instrumento, ni emitimos ningún sonido, lo más importante es que la música llegue a sonar como el compositor lo buscaba”. Agrega que es importante tener presente que esta figura “lidera personas con diferentes maneras de ser, entonces eso hay que tenerlo muy claro al momento de entendernos”.
Aunque la música clásica hace parte de su día a día, en su casa se escuchan otros géneros como el rock, las baladas o la música romántica. También Ricardo Montaner y Juanes. Dice que aparte de dirigir, le gusta cocinar, “es una de mis pasiones, busco recetas y experimento con alimentos que me ayuden a estar bien”. En sus ratos libres, además, disfruta jugar con su hijo Juan Sebastián, de un año y medio, ese hombre que le ha enseñado que “la paternidad es una responsabilidad eterna”.
De Marinilla a Rusia
En septiembre de 2013, Paula Andrea Gallego fue reconocida como hija ilustre y ejemplar del municipio de Marinilla, Oriente antioqueño. La exaltaron por su dedicación, talento y esfuerzo en su carrera como clarinetista, instrumento que comenzó a tocar a los 13 años en la Banda Sinfónica Juvenil Incoomar.
“Desde muy pequeña he sido muy disciplinada, no faltaba a ningún ensayo, siempre estaba muy comprometida con la banda y mi proceso, recuerdo con mucho cariño que fue una época de mucho aprendizaje y que me permitió conocer varias regiones del país”, señala.
Gallego estudió Música en la Universidad de Antioquia, una época que la describe como “un despertar” porque todo lo que había aprendido de clarinete fue de manera empírica. “Mi primer profesor me enseñó las notas básicas y a partir de ahí ya era lo que se pudiera resolver con el instrumento, todo era nuevo y diferente, fueron tiempos de mucho aprendizaje”.
En su carrera artística se destacan su participación en el Festival Viva Latina hace ocho años en la ciudad de Vladivostok (Rusia), a su regreso debutó como solista con la Orquesta Sinfónica de Antioquia. En el 2014, inicia sus estudios en el Conservatorio Tchaikovsky de Moscú con el maestro y pedagogo Balov Andrei Victorovich y con el reconocido maestro y solista Mikjail Beznosov.
“Era una exigencia que va más allá de lo acostumbrado en Colombia, es un ambiente que lo envuelve a uno en el arte y en la música en este caso, pasa uno de escuchar todo tipo de música a estar allá rodeada de un ambiente de conservatorio”. Y hay más. La antioqueña ha ganado el concurso Cuna de Rusia 2017 y el Festival Internacional Euro Orquesta 2016-2018. Actualmente es egresada Cum Laude del Conservatorio Tchaikovsky de Moscú (2020).
Cuenta que admira al clarinetista italiano Alessandro Carbonare porque “es multifacético y es capaz de hacer sonar el clarinete de muchas maneras de acuerdo al estilo que esté interpretando, algo que no es fácil de lograr”.
Otra de sus pasiones es la docencia: es profesora de clarinete en la escuela de música Luis Carlos García de Marinilla y en la Escuela de Música de Rionegro. “Me gusta mucho enseñar, tengo un gusto muy grande por compartir con otras personas todas mis experiencias y lo que aprendí, quiero ser una guía para los que se perfilan con este instrumento”.
La versatilidad de una voz
La soprano paisa Eliana Piedrahita Restrepo señala que para ser cantante de ópera no solo hay que saber cantar, sino que también es necesario recibir clases de baile, expresión corporal y de actuación porque “son papeles y roles los que se interpretan”.
Tiene 33 años y es una artista integral. Aunque se graduó de Música Canto en la Universidad de Antioquia en 2011, siempre le ha gustado interpretar otros géneros como el rock y los tangos. “Soy una cantante que no me quedo solo en la ópera”.
En 2016 terminó la maestría en ópera en la Universität Mozarteum de Salzburgo (Austria). “Fue una fortuna porque aprendí de quienes más saben en toda Europa, fue mucho aprendizaje cantando, a toda hora se escucha ópera, música clásica y lírica”.
Con esta experiencia tuvo la oportunidad de estar en varias compañías y recibir tutorías de maestros como Michelé Crider y Mario Díaz, aprendió sobre instrumentos como el piano y recibió asesorías en temas claves de su carrera como son el baile y los idiomas (ella eligió italiano). “Para ser soprano se necesita un registro de la voz agudo y con un color liviano, pero también una personalidad que incluya disciplina y muchas ganas porque esto se logra con mucho estudio y dedicación”.
Ha realizado conciertos como solista en Rusia, Austria e Italia. En 2014 ganó el concurso de canto Grandi Voci en Salzburgo (Austria) y en 2016 participó como solista en el Mozarteum Universität en producciones como Der Rosenkavalier (Sophie), Carmen (Frasquita), The Rape of Lucrecia (Lucia), La Finta Giardiniera (Serpeta) y en la compañía de ópera Oper im Berg en la producción de La Flauta Mágica, interpretando el papel de La Reina de La Noche.
Por estos días se ha “aventurado” a componer y dice que como canta de todo un poco, “la música que escucha depende del estado que tenga ese día: sus listas de reproducción van desde tango, ópera y pasan por algo de rock, pero lo que más disfruta es el pop. “Soy admiradora de Ariana Grande, Céline Dion, Madonna”.