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Medellín tiene la primera escuela de tango pública del país

La escuela, que abrió en abril, hace parte de la Red de Músicas de Medellín. Está ubicada en el palacio de Bellas Artes.

  • La escuela de tango hace parte de la Red de Músicas de Medellín. Foto Camilo Suárez.
    La escuela de tango hace parte de la Red de Músicas de Medellín. Foto Camilo Suárez.
  • La escuela está ubicada en el palacio de Bellas Artes, en el centro de la ciudad. Foto Camilo Suárez.
    La escuela está ubicada en el palacio de Bellas Artes, en el centro de la ciudad. Foto Camilo Suárez.
  • Desde la inauguración de su nueva sede, la escuela pasó de tener 40 alumnos anuales a 140, en un rango de edad que va desde los tres hasta los 80 años. Foto Camilo Suárez.
    Desde la inauguración de su nueva sede, la escuela pasó de tener 40 alumnos anuales a 140, en un rango de edad que va desde los tres hasta los 80 años. Foto Camilo Suárez.
12 de mayo de 2024
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Ya son casi 90 años de la muerte de Carlos Gardel en Medellín y en las paredes del centro de la ciudad todavía se venden afiches con su retrato. Es un mito. Aunque el tango no llegó a Medellín por él, sí se quedó tras su muerte, como una herencia. En eso coinciden muchos.

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“Ese estigma tanguero se lo ganó Medellín a raíz del accidente aquel (...) Recuérdese que el fanatismo tiene una propensión funeraria y aquí encuentra su alimento. Si Gardel hubiese muerte de un infarto al miocardio en su lecho del Abasto, Medellín no sería tanguera”, escribió Alberto Aguirre en una columna titulada Tango agotado.

Carlos Gardel, el máximo exponente del tango, falleció el 24 de junio de 1935 en la capital antioqueña, cuando el avión en el que viajaba se desvió en el carreteo de despegue y chocó con otro que esperaba su turno para salir, incendiándose ambos.

Había llegado a la ciudad el 10 de junio para dos presentaciones que tenía programadas los días 11 y 12. El mismo Aguirre dice que en su paso por la ciudad Gardel no había tenido mucho éxito. “EL COLOMBIANO trae la noticia en escueta columna en primera página, sin foto y se limita a decir que ‘tuvo un recibimiento entusiasta’ (...) No da noticia el periódico de la primer presentación (...) pero se mató a los diez días, nadie se acuerda del fracaso y sucede la adoración funeraria, que alcanza la eternidad”.

La muerte dio paso al mito, y este a una afición inagotable por el tango que se traduce de diferentes maneras. En Medellín hay bares de tango de larga tradición como el Salón Málaga, Homero Manzi y el Café Alaska, entre otros. Está la Casa Gardeliana –un museo dedicado al tango, pero sobre todo a la memoria de Gardel–, el Festival Internacional de Tango de Medellín (que se celebra coincidiendo con la fecha en que murió Gardel), un montón de academias de baile, y, como si fuera poco, el pasado mes de abril, se inauguró la primera escuela pública de tango del país.

La escuela es nueva, pero la historia es larga.

–El proceso empezó por allá en 2009-2010. La idea era empezar a promover esa diversidad sonora que representa Medellín, entonces se formó una orquesta en un formato muy tradicional de tango y los chicos de la red simplemente iban y ensayaban, pero sin el proceso de escuela, dice Diego Zapata, director de la Red de Músicas de Medellín.

La cosa se fue formalizando en 2018, cuando empezaron los cursos de formación específicos de tango, que incluyen canto, piano, violín, bandoneón, guitarra y contrabajo. Se dictaban un solo día a la semana, los martes, en una de las sedes de la red, en Belén Rincón, pero no era suficiente.

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–Nos fuimos dando cuenta que era muy limitado, la gente quería más días y unos espacios donde pudiéramos estar todos, entonces desde el año pasado arrancamos conversaciones, mirando posibilidades, y empezamos a plantear una alianza público-privada y a tocar puertas y nos encontramos con Bellas Artes, que tenía toda la disposición del mundo y un lugar icónico en el centro de la ciudad, dice Zapata.

Allá se estableció la sede oficial de la escuela de tango. El pasado 18 de abril fue la inauguración. No ha pasado ni un mes y el número de estudiantes se multiplicó.

–Solíamos tener un promedio de 40 estudiantes anuales, hoy en día estamos casi en 140, dice Sandra Arboleda, directora de la escuela.

–Es mucha gente en muy poco tiempo...

–Si, porque además la gente realmente se enteró que estábamos acá el 18 de abril que fue la apertura, antes todo fue como un voz a voz, pero ya estamos copados porque tuvimos una recepción tremenda.

La escuela de tango hace parte de la Red de Músicas de Medellín, pero a diferencia de las demás escuelas, que tienen un tope de 23 años para los estudiantes, en la de tango se reciben alumnos desde los 3 hasta los 80 años.

***

Jaime de Jesús Moreno es uno de los estudiantes de más edad de la escuela. Dice que tiene más años que un morro, pero realmente son 78. Escucha tango desde los 5, y desde entonces, dice, lo apodaron ‘el viejo’, porque era muy inteligente.

–¿Por qué empezó a escuchar tango tan pequeño?

–Porque yo vivía en Barrio Triste, en un segundo piso, y abajo estaba el bar de don Moisés, entonces yo escuchaba y a veces bajaba y me ponía a cantar y a bailar para que me dieran plata, y así se me fue metiendo el tango en la cabeza y en el corazón, dice Jaime.

–¿Y por qué cree que le gustó tanto el tango?

–Porque el tango es triste, pero trae mensajes muy bonitos, sobre todo el tango que es dedicado a la mujer, al amor. Me aficioné tanto que yo oigo un disco y ahí mismo sé qué orquesta es, qué cantante, todo eso, apunta.

Jaime trabaja desde chiquito. Empezó vendiendo periódicos y terminó tocando trombón en una orquesta de música parrandera que montó su hermano. Aprendió a tocar como pudo, practicando, estudió un año de música en la Universidad de Antioquia y ahí se familiarizó con las partituras. El trombón no le gustaba mucho, y cuando pudo se consiguió un violín y se metió a clases en otra escuela, pero dice que la profesora lo ignoraba por viejo, además lo que realmente quería era aprender a tocar bandoneón.

–¿Cómo terminó en la escuela de tango?

–Por un bandoneonista que toca en la tanguería de El Poblado. Él me dijo que me iba a ayudar a entrar, y así fue.

Ya lleva más de un año en clases de bandoneón y está feliz. Tiene un par de temas para montar y cada vez ve más cerca la posibilidad de tocar en una orquesta de cinco bandoneones, que es su sueño. Por eso práctica tanto. Además de las clases, toca en su casa entre 6 y 7 horas diarias, como un músico profesional.

***

Juan Camilo Zapata, Valeria Nieto y Valeria Díaz no llegaron a la escuela precisamente por el tango, como Jaime. Ellos querían entrar a la escuela de instrumentos de viento, motivados por amigos del colegio que ya hacían parte de la red, pero no pudieron por la edad, porque ya estaban muy grandes para ese proceso formativo. Entonces, se fueron a la escuela de tango.

Ninguno escuchaba esa música antes de entrar a la escuela, pero dicen estar felices. Incluso, intentan llegar antes de las clases, para practicar.

–El tango ha sido una experiencia maravillosa. Es súper increíble por tanta variedad que tiene la música, dice Juan Camilo.

Él entró a contrabajo, con Valeria Nieto, y Valeria Díaz a violín, que era lo que quería desde siempre.

A diferencia de Jaime, ellos no anhelaban el tango, sino aprender a tocar y la escuela se los ha permitido. El tango era lo de menos, pero ahora es todo, como le pasó a David Mira, el profesor de guitarra.

–Mi vida gira alrededor del tango. Me levanto y pongo tangos, preparo las clases escuchando los tangos que les voy a enseñar a los estudiantes, termino las clases y ensayo con mi grupo de tango (F31) y los fines de semana toco tango, dice Mira.

David se formó en música clásica en la Universidad de Antioquia, pero quiso hacer tango después de ver tocar a Juanjo Dominguez.

–Yo creo que la gente mayor lo hace por tradición, pero creo que a los jóvenes lo que les llama la atención es el nivel de complejidad. El tango los reta. Es una música popular muy rica, pero técnicamente muy compleja.

En eso coincide Sandra, la directora de la escuela. Ella es pianista y compositora. Como David, se formó en música clásica, pero terminó haciendo tango y fundó su propio cuarteto, La Bailonga.

–El tango me pareció una música tan completa que vi ahí la oportunidad de seguir creciendo como músico. El tango es una música muy bonita, es un género súper integral, pero, sobre todo, yo veo en el tango grandes pilares del arte, dice.

***

Otra de las razones que han servido para explicar el arraigo del tango en Medellín, además de la muerte de Gardel, es justamente lo que decía Jaime, la tristeza.

El tango empezó a llegar a Medellín en las primeras décadas del siglo pasado, época de migraciones y desplazamientos del campo a la ciudad, auspiciados por la industrialización.

“Esos hombres que migran en forma masiva y que llegan con una esperanza que luego se tocará en un gran fracaso, en una gran frustración; una vez más, el mito de la ciudad se les revela como un desastre, porque la vida allí es miserable (...) Entonces, encuentran que el tango canta todo eso: el fenómeno migratorio, las esperanzas y el fracaso. Porque el tango es una canción del fracaso encarnada en la música: la melancolía, la evocación de un pasado y un abandono, la mujer como centro de todas las ilusiones del hombre pero –más específicamente– de su fracaso”, escribió también Alberto Aguirre en Cuadros.

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