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Medellín tango del Buen Ayre, un ballet para bailar la seducción y el sufrimiento

La obra se entrena el 29 de mayo en el Pablo Tobón Uribe. En su montaje contó con el trabajo de Jorge Amarante.

  • Medellín tango del Buen Ayre, un ballet para bailar la seducción y el sufrimiento
  • Medellín tango del Buen Ayre, un ballet para bailar la seducción y el sufrimiento
24 de mayo de 2024
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En el repertorio del sentimiento musical de Medellín el tango ocupa uno de los primeros lugares. La sensibilidad porteña de las letras y las melodías de este género musical arraigó en el gusto del público antioqueño hasta convertirla en un emblema de la idiosincrasia local.

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Conscientes del desafío que implica montar un espectáculo tanguero en Medellín, los doce bailarines que conforman la compañía estable del Ballet Metropolitano de Medellín han tenido, desde el 2 de mayo, ensayos casi a diario que comienzan a las ocho de la mañana y concluyen a las dos de la tarde.

Durante esas sesiones los bailarines han trabajado bajo la dirección del coreógrafo argentino Jorge Amarante para ajustar los detalles de Medellín tango del Buen Ayre, el primer montaje de la temporada 2024. El público verá el resultado de este trabajo el 29 de mayo a las siete de la noche en el Teatro Pablo Tobón Uribe.

Durante uno de los ensayos, al que fue invitado EL COLOMBIANO, los bailarines desplegaron en el auditorio de Palermo Cultural la elasticidad de sus cuerpos de atletas consumados. Allí, entre los sonidos del tango electrónico, los artistas conjugaron el poder y el erotismo que sirven de marca de identidad al tango.

“Esta es una obra inspirada en pequeños pero importantes acontecimientos sociales: el romanticismo, el drama y la soledad que han impulsado a la construcción del tango en las calles de la ciudad”, dijo Jorge. Y él tiene peso para hablar de estas cosas, al menos así queda claro al ver su trayectoria profesional, que lo avala como uno de los coreógrafos importantes de Argentina.

Amarante ha sido director del Ballet Estable del Teatro Colón de Buenos Aires, de Argentina, y fue invitado a dirigir el Ballet de Monterrey. Esta es la cuarta obra que Jorge dirige en Colombia, la primera en Medellín. “Las tres anteriores las hice con Incolballet, pero eran más cortas”, dice. En este caso, Medellín tango del Buen Ayre dura sesenta minutos, aproximadamente.

El tango es sufrimiento. Se sufre por la vida misma –Yira–, por el amor que se fue para no volver –Uno–, por la falta de suerte en las carreras y la seducción –Por una cabeza–. También es fuerza y erotismo. Aunque la selección musical de Jorge para esta obra no incluye piezas con letra, sí deja entrever estas vivencias que el tango ha sabido inocular en la mente y la consciencia de los latinoamericanos.

Medellín tango del Buen Ayre, un ballet para bailar la seducción y el sufrimiento

A propósito de esto, Jorge aclara que este montaje no es uno típico sobre el tango. Más bien se trata de una pieza en la que dialoga el gotan con el ballet y la danza contemporánea.

“Este trabajo no es una milonga. Es una exploración que se conecta con la identidad de esta compañía”, dice. Para él, uno de los rasgos sobresalientes del Ballet Metropolitano de Medellín es la energía. Para ser exacto, emplea una palabra que los argentinos asocian al futbol: la garra. “Esta es una compañía de garra, por eso pudimos hacer esta obra”.

A diferencia de otros ritmos, el tango viene del futuro. En tiempos en que se habla de géneros urbanos conviene recordar que el tango hace un siglo poetizó la vida del urbanita. Ahí ya está todo: la soledad ruidosa, el cuerpo que seduce y muere, la valentía que no tiene sentido distinto al de perderse en los ojos del amor. Tal vez ya sea en lugar común -¿qué no lo es?- decir que el tango en un dolor que se baila. Sin embargo, esa imagen da en el clavo para hablar de esta obra del Ballet Metropolitano de Medellín.

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