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Envigado se pinta de letras para hablar de libros y amor. ¡Prográmese!

Hoy comienza, a las 9:00 de la mañana, el Festival de Lectores y Escritores de Envigado.

  • Biblioteca Débora Arango, donde tendrá lugar el Festival. FOTO: Edwin Bustamante Restrepo
    Biblioteca Débora Arango, donde tendrá lugar el Festival. FOTO: Edwin Bustamante Restrepo
18 de agosto de 2022
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Raymond Carver lo preguntó en el título de su libro: ¿De qué hablamos cuando hablamos de amor? Y esa es la pregunta guía del Festival de Lectores y Escritores Envigado se pinta de letras, que este año empieza hoy a las 9:00 de la mañana y propone más de 30 actividades hasta el sábado. El amor es el tema.

“Lo abordaremos en sus diferentes formas, pues como dice nuestro Decálogo: ‘En tiempos de caos, el amor nos salva. En tiempos de incertidumbre, el amor nos cobija. Sin amor solo habría vacío. Amar la vida, siempre, porque ella palpita en el corazón’”, dice Alba Dolly Mazo, la directora de la Débora Arango.

Serán cinco franjas en las que se repartirán las actividades, Historietas y palabras, Diálogos locales, Cultura y arte, Las conversaciones tranquilas y Una conversación y una tocadita, además del Balcón de las Letras y Colores, presentación de libros y muestra comercial.

Además de conversaciones alrededor de los libros y el amor, también habrá música, desde bolero hasta rock, todos los días a las 7:00 de la noche. Y entre las novedades de esta edición está El declaradero, para que los enamorados expresen sus sentimientos en las paredes de una cabina, y quién quita que haya varios finales felices.

El festival lo organiza la biblioteca pública y parque cultural Débora Arango, donde se realizan las actividades, en un convenio con Comfenalco y la Secretaría de Cultura de Envigado.

Y entonces, ¿de qué hablamos cuando hablamos de amor? Cuatro invitados que participarán en el festival intentan responderlo.

Selva Almada, escritora argentina

De algo que se parece mucho a un estado de gracia, a una epifanía, a un abismo. En cierto modo cuando la escritura sucede, escritura y amor se asemejan. También pienso en los versos de Juan L. Ortiz: ‘Corría el río en mí con sus ramajes. / Era yo un río en el anochecer, /y suspiraban en mí los árboles, /y el sendero y las hierbas se apagaban en mí. / Me atravesaba un río, me atravesaba un río’. Así como el río, el amor”.

Patricia Nieto, cronista

Cuando decimos amor, hablamos de una escena como esta: ‘Hoy abro la puerta de mi casa, te invito a pasar. Descarga tu equipaje, bebe mi agua y pisa descalzo, como yo, la tierra que amo. Las flores de los guayacanes tapizan el prado, siéntate allí en medio de ese manto amarillo y deja que te lave los pies. He preparado agua de rosas para curarte y quiero que me enseñes a cantar como lo hacías a la orilla del río’. Fragmento de Llanto en el paraíso”.

Santiago Rodas, poeta

Carver es un buen ejemplo de las atrocidades del amor, de su lado b. En su literatura el amor se desbroza para hacerse violencia, soledad, intensidad, fuerza bruta. La exploración de las relaciones humanas que socava el autor de De qué hablamos cuando hablamos de amor responde a una economía política de las emociones de quienes siempre están huyendo por desesperación, de quienes padecen la precariedad económica y espiritual, de quienes no encuentran un lugar en el mundo. No obstante, hay un fulgor mínimo, algo que los mantiene vivos, colgados de un hilo. Quizá sea esa palabra tan extraña y manoseada: amor”.

Ana Cristina Vélez, académica y escritora

Cuando hablamos de amor, dentro de sus infinitas formas, hablamos también de la geometría de la posición. Al amar, dos sujetos se piensan infinitamente dúctiles, maleables, como hechos de una plastilina finísima. Cada uno cree que puede convertirse en el otro —por medio de deformaciones continuas, bien sean estas, rotaciones, traslaciones, reflexiones, doblados, o porque uno de ellos se encoge, retuerce o estira— y de esta manera logra la equivalencia. Con esta meta, cada uno debe mantener siempre el mismo número de trozos, de agujeros, de intersecciones... y claro está, sin que se rompa ni separe lo que estaba unido. En el amor, como en un ballet, los cuerpos se relacionan mientras no se dañen, no se rompan, mientras conserven sus formas esenciales y su geometría. El amor tiende a conservar la geometría de la posición”.

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