Ernesto Cardenal, una de las grandes figuras de la literatura de América Latina, murió este domingo primero de marzo en Managua a la edad de 95 años a causa de daños renales y cardiacos, según informaron sus familiares.
También fue sacerdote y defensor de la teología de la liberación, quien fue suspendido por la Iglesia católica debido a su militancia con la pasada Revolución Sandinista (1979-1990), en la que fue ministro de Cultura.
Precisamente, en febrero del año pasado, el papa Francisco revocó la “suspensión a divinis” que le aplicó el fallecido Juan Pablo II.
El pasado martes 25 de febrero cumplió 95 años. Su asistente Luz Marina Acosta había dicho a AFP que estaba “muy bien de salud, lúcido y escribiendo siempre”.
“Come bien y camina con ayuda de un andarivel” o andador, relató Acosta, quien dijo que Cardenal ha recibido mensajes de felicitaciones de todo el mundo por su cumpleaños.
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La editorial Trotta publicó en España un libro de más de 1.000 páginas con todos los poemas de Cardenal en homenaje a su 95 aniversario, indicó Acosta.
Sus obras literarias, como “Hora Cero”, “El Evangelio de Solentiname” y “Oración por Marilyn Monroe y otros poemas”, “Epigramas” han sido traducidas a más de 20 idiomas.
En diciembre pasado fue distinguido en México, y al regresar a Nicaragua fue hospitalizado por un problema de baja hemoglobina, del cual se recuperó poco después.
Cardenal nació en 1925 en la colonial ciudad de Granada, estudio filosofía y literatura en México y Nueva York y en 1957 ingresó al monasterio trapense en Kentucky, Estados Unidos, bajo la guía espiritual de Thomas Merton.
Merton lo motivó a crear una comunidad contemplativa en la isla de Solentiname en el lago Cocibolca, que luego sería destruida por la dictadura somocista.