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El superpoder de esta mujer es la investigación

Natalia Viana es cofundadora y codirectora de Agencia Pública, un medio alternativo en Brasil.

  • Para la periodista hay que mirar alrededor para saber qué está pasando, así se encuentran las historias. FOTO cortesía fnpi
    Para la periodista hay que mirar alrededor para saber qué está pasando, así se encuentran las historias. FOTO cortesía fnpi
03 de octubre de 2018
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En 2011 la periodista Natalia Viana quiso tres cosas: ser independiente, investigar e innovar. Eso la llevó a juntarse con Marina Amaral , que tenía los mismos intereses, y juntas crear Agencia Pública. Viana no es solo reconocida por esto, además ha colaborado con medios como The Guardian, BBC, The Independent, PBS y The Nation. Escribió dos libros y es coautora de otro par.

Las experiencias que ha tenido en su oficio le servirán para conducir el taller Cazando demonios: cómo hacer reportajes investigativos en un medio independiente, que se dictará durante el Festiva Gabo 2018. EL COLOMBIANO habló con la periodista.

¿Por qué deben existir alternativas como Agencia Pública para hacer periodismo de investigación?

“Este tiene algunas peculiaridades: no cuesta mucha plata, pero sí bastante tiempo, así que un periodista en Agencia Pública tiene varios meses para investigar un tema. Yo, por ejemplo, estoy desde abril en uno específico, y hay gente que se tarda más. Cuando salen al público, hay de los que se vuelven escándalos, otros que no, y de los que la gente no quiere saber. Así que el modelo comercial en el que la gente paga por la historia no funciona tanto. El de investigación siempre fue subvencionado por otros que venden más. Creo que hay mucho interés en lo que hacemos, aunque no sea comercial”.

¿O sea que sí hay una gran audiencia?

“Sí claro. El periodismo de investigación siempre va a circular menos que el noticioso, pero la gente comprende cuando un contenido se vuelve un documento.

Ayer publicamos una investigación en la que por primera vez juntamos documentos que comprueban que fue la derecha paramilitar, y no la izquierda, la que dio inicio a los atentados antes de que la dictadura brasileña sepultara la libertades democráticas hace 50 años. Esto ha tenido repercusiones, la gente la ha compartido, y es pura investigación. A mí me enfada cuando la gente dice: ‘En internet funcionan los textos cortos o videos’, porque en la red están todos los públicos: los que leen notas largas y cortas. Sin duda, el interés que genera una información sólida, documental o que revela la historia de una país, genera mucho interés”.

¿Y cuál cree que es el reto?

“Yo podría hablar por mi país, donde me parece que están desfasados en términos de innovación e inversión en periodismo de investigación. Hace un par de años tenemos medios nuevos, liderados por periodistas, que están creciendo porque son más digitales e innovadores. Lo peor de la crisis de los medios es que eligen uno o dos temas para investigar, pero no se dan los de temáticas como derechos humanos. Falta mucha inversión para que sean más eficaces o tengan una cobertura completa como lo hace The New York Times o The Guardian”.

En ese sentido, ¿qué deben ajustar?

“Creo que su problema es que dependen de la pauta y no pueden trasladarse completamente a lo digital consiguiendo el dinero suficiente para mantener una operación grande. No tengo respuestas, sin embargo, creo que se debe invertir más en periodismo porque este no va a morir, eso está claro, la gente siempre va a querer más, pero ahora se está perdiendo terreno por los actores nefastos, por ejemplo, los que viven de las noticias falsas”.

¿Hay más herramientas para investigar ahora en tiempos de internet?

“No sé (risas), esta es mi época. Me imagino que la dificultad era tremenda. Ahora hay un exceso de información, por eso, la tarea es explicarle a la gente qué es un contenido de valor, es una responsabilidad de los periodistas, así como luchar en contra de la desinformación”.

¿Se ha sentido alguna vez en una situación difícil a causa de su labor?

“Con agencia pública no ha pasado nada. Lo que está creciendo mucho es el asedio o linchamiento digital. Somos atacados y recibimos humillaciones de manera frecuente, sobre todo cuando somos mujeres periodistas.

Hay que saber combatir esto. Las redes como Facebook y Twitter no están siendo efectivas en su tarea de evitarlo, por lo tanto continúan siendo sitios de linchamiento y esto tiene consecuencias en la vida de un reportero. La violencia psicológica es tremenda”.

¿Y hasta qué punto está bien someterse a eso y a sus consecuencias?

“Por supuesto que vale la pena, por eso somos periodistas. No es una profesión fácil y menos en este tiempo. Hacemos lo que tenemos que hacer. El periodismo de investigación no es una profesión sino una vocación, por eso seguimos. Hay sitios en los que la violencia es real y tampoco se detienen. Si paráramos esto en Agencia pública todos moriríamos de la tristeza (risas). Esto es lo que hacemos, lo que somos”.

¿Por qué la agencia es dirigida solo por mujeres?

“No fue una decisión pragmática. Cuando la empezamos en 2011 lo hicimos sin dinero, solo teníamos un sueño. Teníamos la voluntad de crear una agencia puramente de periodismo de investigación y necesitábamos gente que creyera en ese sueño y trabajara sin nada. Al final solo quedaron tres mujeres. Luego, en los próximos años que luchamos sin tener la estructura necesaria, la mayoría de personas que se acercaban eran mujeres. Creo, para ser honesta, que nosotras somos más valientes para emprender algo nuevo. Después, cuando decidimos el nombre de la audiencia, pensamos en que tuviera que ver con el público y decidimos que fuera pública porque es una agencia dirigida a mujeres”.

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