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Las butacas están vacías, las luces apagadas y las taquillas cerradas desde hace más de 120 días, cuando la pandemia por la covid-19 obligó a cines, teatros, discotecas y centros de eventos a cerrar sus puertas.
Pese a que desde hace unas semanas los museos y librerías tienen permiso para abrir, y de hecho abrieron, dadas las cuarentenas de los fines de semana, los primeros volvieron a cerrar. Y si bien está el autocinema funcionando, la oferta de entretenimiento (conciertos, teatro o cine) se limita, sobre todo, a las pantallas en casa. En un sondeo virtual a través de la cuenta en Twitter de EL COLOMBIANO (@elcolombiano), la audiencia manifestó que lo que más extraña en esta temporada de cuarentena es ir a los cinemas (73 %), mientras que el 18 % anhela regresar a los conciertos en vivo (Ver gráficos).
Paradójicamente, estas actividades son las que tienen el panorama menos claro.
Hace más de un mes (el 25 de junio), el Ministerio de Salud aprobó el protocolo de bioseguridad presentado por el Ministerio de Cultura para el reinicio de labores en el sector, pero solo hizo mención a los teatros o salas de conciertos. “Puedan retornar a sus actividades para producir contenidos de las artes escénicas (música, teatro, danza y circo) sin público. Podrán ser usados para producción o grabación de sus obras y proyectos artísticos”, reza la resolución que facultad a los gobiernos locales a autorizar las aperturas. Sobre los cines no hubo pronunciamiento.
Al respecto Munir Falah, Presidente & CEO de Cine Colombia, expresó que más allá de las autorizaciones por parte de Gobierno, la reapertura dependerá de que haya películas. “Nos guste o no, en Latinoamérica depende en gran medida de los estudios de Hollywood. ¿Quién debe dar el primer paso: los estudios decidiendo estrenar o los circuitos abriendo salas?”, escribió Falah en su cuenta en Twitter.
Sobre el auge que han tenido los estrenos de filmes en diferentes plataformas y la manera en las que estas podrían afectar a los exhibidores, Juan David Orozco, director de FilMedellín (Comisión Fílmica de Medellín), anota que la magia del cine es muy difícil de reemplazar. “Desde su origen fue concebido como un acto circense, con el compromiso del espectador de permanecer sentado en una sala y de compartir en público, por eso es complejo que una plataforma lo sustituya”.
Del plan de salir de la casa e ir a un cinema, los usuarios de @elcolombiano extrañan además de las películas, las crispetas y la compañía.
Aunque los teatros recibieron la autorización para abrir y producir contenidos de las artes escénicas, sin público, el panorama es igual de difuso, pese a que han adaptado sus contenidos a las plataformas digitales. En entrevista, el pasado 11 de julio con EL COLOMBIANO, el profesor y director de teatro Mario Sánchez explicó que pese a que la tecnología y las redes han impulsado la inventiva, la resistencia y la creatividad en los grupos, algo que se puede considerar como un “teatro de la pandemia”, las funciones en vivo son irremplazables.
David Sanín, de Acción Impro, reconoce que al igual que el cine y los conciertos, el teatro será una de las últimas actividades que se restablecerá y que habrá que trabajar mucho para recuperar la confianza de la gente para que vuelva a las salas. Precisamente en el sondeo virtual lo que más extrañan los usuarios es el “entorno teatral” y las historias.
Justo ese segundo fin de semana de marzo, cuando se decretó la cuarentena, varios conciertos tuvieron que ser cancelados. Entre ellos los de Juanes, Alejandro Sánz y Raphael. Sin embargo, este sector de entretenimiento fue uno de lo que más rápido reaccionó a las circunstancias y a la semana del cierre ya Juanes y Sánz estaban dando un concierto virtual, iniciativa que rápidamente se propago con éxito.
Julio Restrepo Molina, de Son Havana, cada ocho días ofrece conciertos virtuales con la banda del bar, que se reúne en el local del establecimiento, con todas las condiciones de bioseguridad, para llevar música hasta las casas de sus habituales clientes “y de paso como una posibilidad para conseguir recursos para los artistas”, explica Restrepo Molina. Los usuarios además de pedir domicilios (comida y licor, cuando no hay ley seca), contribuyen con donaciones.
En junio pasado, por ejemplo, el show de Paola Jara y Jessie Uribe colapsó la plataforma en la que se emitió, a la que había que pagar 100.000 pesos por ingresar.
En la encuesta en Twitter lo que más se anhela es la sumatoria de ver y escuchar el artista y el plan de amigos. (Ver gráficos). Por el momento las pantallas, las del televisor, el celular o los computadores, seguirán supliendo las experiencias de ir a cine, teatro o a concierto. Las luces seguirán apagadas y las taquillas cerradas.