El paciente con sobrepeso u obeso no es el perezoso que no quiere hacer deporte. Esta idea no solo circula en gran parte del personal de la salud sino también en las familias y algunas veces entre amigos. Se cree, aunque no se tengan pruebas. Muchas veces son prejuicios.
El médico internista y con subespecialización en endocrinología Ricardo Javier Rosero cuenta que, al menos en Estados Unidos, donde sí hay datos sobre este comportamiento, casi el 70 % de la población obesa ha intentado hacer un programa o dieta para mantenerse saludable. 96 % de ellos son mujeres.
Por lo que este problema de salud pública que afecta al 53 % de la población colombiana (22 % de ellos con obesidad), según la Encuesta Nacional de Situación Nutricional ENSIN 2015, tampoco se cura con mandar la misma receta de siempre: hacer más ejercicio y comer menos. El asunto es más complejo, argumenta Rosero.
“El peso es un indicador de alarma de múltiples enfermedades y la obesidad se considera una afección aislada”, explica el médico. Desde 2009 el gobierno colombiano declaró que la obesidad es una enfermedad, no una condición. “Ahora se tiene claro que, por sí sola y sin otras enfermedades, puede detonar múltiples complicaciones que pueden llevar a tener alteraciones en el estado de salud”, agrega.
Por eso es importante combatirla, no por estética. Lo que pasa es que el consejo médico es muy amplio y en muchas ocasiones no se entiende o se malinterpreta. Rosero asegura: “La obesidad no solo se relaciona con el comer. En mi opinión la comida no es el principal enemigo, tal vez sí la parte emocional”. Por eso desentraña lo que significan algunas de las recomendaciones citadas con frecuencia por los médicos, y que aunque usted cree que está siguiendo al pie de la letra, no siempre es así.
1. Duerma bien
El sueño es clave, dicen los médicos. ¿Pero eso qué significa?, ¿hay que dormir mucho o poco? Lo ideal, en promedio, es dormir 7,5 horas. Pero menos de 7 horas y más de 8,5 horas de sueño, afirma Rosero, favorece el aumento de grasa. Esto estimula el depósito de grasa o la ingesta hipercalórica como reposición energética.
El doctor hace énfasis en que lo más importante es la calidad de sueño, no la cantidad. Si su pareja le dice que usted ronca, es importante intervenirlo, no lo normalice; si su sueño es interrumpido con frecuencia también hay que revisarlo y usted debe sentir que es reparador.
2. Haga ejercicio
“El deporte es una píldora que se toma todos los días por 70 años mínimo. Si no, no funciona”, relata Rosero. Lo sugerido por la OMS son 300 minutos a la semana repartidos entre 4 o 5 días. Ir a la ciclovía cuatro horas los domingos no es equivalente.
Además, algo que se suele pasar por alto es la aclaración de que el ejercicio debe irse incrementando. Algunos pacientes le han dicho a Rosero: “Hago mucho ejercicio toda la semana y no se ve reflejado en mi cuerpo”. Y lo que pasa es que a mayor cantidad de tiempo haciendo ejercicio, menos gasto energético se obtendrá durante la actividad. Esto pasa porque la gente se acondiciona, lo que se ve reflejado en la quema de grasa. “Hay que contarle a la gente que el cuerpo no quiere perder energía”, así que con el tiempo exigirse un poco más hará el cambio.
Así que la recomendación es, si hoy hace 5 minutos de ejercicio, la semana que viene haga 10 y si puede variar el ejercicio, mejor. Si hace la misma rutina en el gimnasio desde hace cinco años, “no se va a entrenar adecuadamente”.
3. Bájele al estrés
No hay vida sin estrés, pero sí se puede trabajar por una sin estrés crónico. Para caracterizar una vida emocional sana es importante evaluar detonantes de estrés y liberadores de estrés. Cualquier cosa puede ser un detonante y es importante que las personas los evalúen, sean honestos con respecto a ellos y empiecen a explorar si se pueden flexibilizar. Si sabe que lo estresa el coronavirus o el pico y placa ambiental, está bien, pero sepa que el la biología humana tiene formas de enfrentar el estrés. Para esto Rosero recomienda hacer cuatro cosas de forma activa: deporte, meditación, ser activo sexualmente y comer con placer.
4. Aliméntese de manera sana
Después de controlar esos tres puntos es que se debe hablar de alimentación sana. Para que sea así, dice el doctor, debe llevar los tres macronutrientes más importantes: proteínas, grasas y carbohidratos. Tenga en cuenta que para la gastronomía colombiana son muy importantes los carbohidratos. Así que sacrificar uno de ellos o modularlo, como dice Rosero, favoreciendo vegetales o proteínas, optimizará mejor la ingesta de alimentos.
Cada caso es particular y lo que sugieren los especialistas es no trabajar en este problema en solitario porque es probable que fracase.