La revelación de varios faltantes de arsenal en bases militares de Guajira y Tolemaida (Tolima) revivió el flagelo que afecta al Ejército desde que en Colombia existe el conflicto armado: la corrupción de varios de sus miembros, que se asocian con grupos terroristas y de crimen organizado para filtrarles información, armas y uniformes.
La más reciente denuncia partió de una investigación interna, desarrollada por la Inspección General, que encontró ausencias de material bélico en aquellos armerillos. La noticia fue comunicada a la opinión pública el pasado 30 de abril por el presidente Gustavo Petro, quien leyó mal el reporte y comunicó unas cifras más abultadas de la realidad.
Al margen de esa falla en la comunicación, vuelve a quedar en el aire la pregunta: ¿dónde está la fuga de los armerillos, cuyos insumos terminan en manos de las bandas, los narcos, guerrilleros y paramilitares del país?
Fuentes militares explicaron que una forma conocida para la pérdida de este material son las emboscadas y combates, en los que el enemigo se roba las armas de los soldados heridos o fallecidos.
Pero la más grave, y la que más desangra a la Institución, son las traiciones de sus integrantes o exmiembros. En el último año se han presentado cuatro casos de presunta corrupción, que involucran a cuatro militares activos, uno retirado y cinco civiles, en redes de tráfico de armas.
Uno de los hechos más polémicos tiene que ver con el mayor retirado del Ejército, Juan Carlos Rodríguez Agudelo (“Zeus”), conocido en el bajo mundo por sus antiguas sociedades con paramilitares, el cartel del Norte del Valle y la banda “los Machos” de Cali.
El pasado 10 de abril fue capturado en el municipio de Mutiscua, en Norte de Santander, cuando se movilizaba en tres camionetas, transportando 15 morteros, 32 granadas de fragmentación, dos pistolas, cinco proveedores, 17.000 cartuchos de munición, barras de explosivo C4, un chaleco blindado y equipos de comunicación.
Lo acompañaban cuatro civiles adultos, además de un adolescente de 17 años: Juan Cardona Rodríguez, Marino Mendoza, Luis Camargo Pinzón y Yuliana Parra Betancourt.
La Fiscalía les imputó cargos por tráfico de armas de uso privativo de las Fuerzas Armadas y todos se declararon inocentes. “Zeus” fue trasladado a una celda en la estación de Policía Metropolitana de Cúcuta, de la cual se fugó el 21 de abril.
El 8 de octubre de 2023 había sido capturado el mayor activo del Ejército, Andrés Alberto Barreto Álvarez, durante un allanamiento a una casa de Cali. En el sitio encontraron, según el reporte judicial, un cañón para fusil calibre 5.56, un receptor para fusil M4, una empuñadura para fusil, proveedores para pistola 9 mm, 57 cartuchos y una escopeta doble cañón.
El ente acusador le imputó cargos por tráfico de armas. Al parecer, el sospechoso - que se declaró inocente - importaba armamento desde Estados Unidos sin las autorizaciones legales. Fue enviado a la cárcel y se investiga con quiénes estaba asociado en ese negocio.
Otro militar presuntamente involucrado en estas redes es el sargento Julián Bernardo Pinilla Agredo. El 20 de octubre de 2022 fue capturado por la supuesta comisión del tráfico de armas, extraídas de los armerillos del Ejército.
Un juzgado le concedió la detención domiciliaria, que al parecer burló posteriormente, ya que fue recapturado en agosto de 2023, saliendo en una camioneta privada del batallón Cacique Gaitana de Neiva, Huila.
En abril del año pasado fueron arrestados los sargentos Édison Steven Rodríguez Lancheros y Jorge Alberto Angulo Lozano, señalados de adulterar inventarios de los armerillos de la Cuarta Brigada del Ejército en Medellín, para extraer armas, uniformes y municiones, y ofrecerlas al mejor postor.
Ante las sospechas, Rodríguez fue trasladado a un cantón militar en Chocó y Angulo al de Tolemaida (Tolima), donde presuntamente continuaron sus prácticas ilegales.
Con respecto a la polémica suscitada en la actualidad, se pronunció este jueves el general Helder Giraldo, comandante de las Fuerzas Militares.
“La investigación no ha terminado, se mantiene con el propósito firme de establecer cuál es la munición que probablemente se haya perdido. Lo más importante es determinar quiénes son los responsables de la pérdida de estos materiales”, dijo.
Anunció que la inspección a los inventarios no solo se hará en el Ejército, sino también en la Armada y la Fuerza Aeroespacial. “Aquí no se trata de tapar la realidad, lamentablemente sí tenemos ese delito de fuga de material, con personal presuntamente implicado en la venta a grupos armados organizado del país”, recalcó.
Le puede interesar: Primera captura por escándalo de corrupción en la Cuarta Brigada