<img height="1" width="1" style="display:none" src="https://www.facebook.com/tr?id=378526515676058&amp;ev=PageView&amp;noscript=1">
x
language COL arrow_drop_down

La vida como “deportista” de alto rendimiento

Comprender la decisión de Simone Biles le ayuda a entenderse a usted mismo. Explicación y recomendaciones de los expertos.

  • En los Juegos Olímpicos de Río (2016), con 19 años, Simone Biles logró cuatro medallas de oro y una de bronce. FOTO Getty
    En los Juegos Olímpicos de Río (2016), con 19 años, Simone Biles logró cuatro medallas de oro y una de bronce. FOTO Getty
30 de julio de 2021
bookmark

Atlas fue el titán de la mitología griega condenado a cargar el cielo sobre sus hombros. Ese fue el castigo que le impuso Zeus tras vencerlo, como a los demás titanes, en la lucha por el dominio del universo. Pese a que hacía parte de una raza de origen divino, y era fornido y musculoso, la tarea impuesta no dejaba de ser una condena: le pesaba el cielo sobre sus hombros.

“A veces realmente siento que tengo el peso del mundo sobre mis hombros”, expresó el pasado 25 de julio, a través de su cuenta de Instagram, la gimnasta olímpica Simone Biles, luego de haber abandonado las rondas clasificatorias por equipos en los Juegos Olímpicos Tokio 2020. Ante los medios, la deportista confirmó lo que ocurría: “Debo priorizar mi salud mental. Nunca me había sentido así en una competición. He intentado pasármelo bien, pero una vez que salgo a la pista veo que mentalmente no estoy preparada”.

Simone no es una titán como Atlas, cumpliendo un castigo. Sin embargo, lo siente como uno similar. “Nosotros vemos a los deportistas como superhéroes, como esas máquinas que nos dan medallas y triunfos, pero más allá de eso es importante verlos como seres humanos”, dice Lina María Urrego Moncada, magíster en Psicología y especialista en Deporte.

Más allá del límite

Luego de los Juegos Olímpicos de Río en 2016, Biles quedó catalogada por la prensa y los espectadores como una “leyenda” olímpica, una categoría que ostentan figuras como el velocista jamaiquino Usain Bolt y el nadador estadounidense Michael Phelps.

“Cuando eres la mejor de un país, o en este caso la mejor del mundo, la presión tiende a ser mayor”, afirma Ginna Escobar Betancur, deportista de la Selección Colombia de Gimnasia, campeona Suramericana y Bolivariana. “La gente espera mucho de ti y si fallas es porque ‘estás mal’ o ‘no eras realmente bueno’”.

La presión emocional en el deporte es un “cúmulo de energía” que puede llegar a desencadenar crisis de confianza, “nervios nauseabundos” y falta de concentración por las expectativas puestas en los resultados, explica Albeiro Echeverri, docente del Instituto Universitario de Educación Física y Deportes de la Universidad de Antioquia, y experto en Psicología del deporte. “Puede haber incluso pérdida del control emocional, frustración y agobio. No obstante, ese mismo monto de energía también puede ser el aliciente para sacar lo mejor de sí”, dice.

Los individuos gestionan de manera distinta sus emociones, sus motivaciones y entrenamientos. “Cada deportista responde diferente, hay algunos que sacan provecho de la sensación de tensión, mientras que otros ceden hasta el punto de sentirse y ser derrotados”, explica Xitlali Bustamante, especialista en Psicología del Deporte y el Ejercicio, y docente de la Universidad CES. Por eso, la decisión de Biles puede tener infinitos análisis e interpretaciones, solo quien logre tener un seguimiento cercano de su situación podrá hacerlo con precisión.

La salud mental entre los deportistas de alto rendimiento ha sido tema en varias ocasiones. Como antecedentes similares están los periodos de depresión por los que pasó Phelps después de los Olímpicos de 2016, o el abandono del Torneo de Roland Garros este año por parte de la tenista japonesa Naomi Osaka, debido a problemas similares.

“Simone de nuevo nos está dando esa lección: pongámonos las pilas, cómo estamos viviendo nuestras vidas, cómo nos estamos relacionando con los demás y qué decisiones estamos tomando”, apunta Rodrigo Sandoval desde el comité asesor del Instituto Distrital de Recreación y Deporte de Bogotá.

Vivir en alto rendimiento

Es probable que en ocasiones se haya sentido al borde de un abismo de cansancio, a punto de caer. Ha llorado, se ha enojado varias veces con facilidad, ha tenido alteraciones en el sueño, en la alimentación o pensamientos intrusivos negativos. Esos son algunos de los síntomas del cansancio extremo debido a la presión diaria y constante, algo que, dicen los especialistas, pudo haberse incrementado a raíz de los cambios laborales en el marco de la pandemia.

Juan Gabriel Vásquez, psicólogo de la Universidad de Antioquia y magíster en Psicología clínica de la Universidad del Norte, explica que “todos tenemos picos de alto rendimiento”, es decir, en ocasiones podemos estar viviendo con una presión similar a la que tienen los deportistas profesionales. “Sin importar las causas, el no sentirse bien es estar lleno de cortisol (la hormona que se libera como respuesta al estrés), ese es el que nos causa malestar, tensión, ansiedad”. Agrega que una metáfora para lo que sucede en esos momentos es estar cargando dos bultos muy pesados y decir ‘yo soy capaz de subir estos diez pisos’, pero en el octavo pensar ‘no, no soy capaz’ y tirarlos”.

Tener que rendir cada vez más, ser el mejor, aguantar, no tener un límite son imperativos de la sociedad actual, lo afirma el antropólogo y escritor Gregorio Henríquez: “Está siempre ese hito de ‘tienes que ser un triunfador’, incluso desde muy pequeños nos dicen que debemos ‘ganarnos’ la vida, nos marcan con que debemos competir, destacar, ganar”, en ese sentido, continúa, la capacidad de gestionar la frustración y el error es casi nula teniendo incidencia en la salud mental.

Según la Organización Mundial de la Salud, actualmente los trastornos mentales y neurológicos representan el 30 % de las enfermedades no mortales a nivel mundial.

La presión que recae sobre cada individuo podrá ser motivada por factores externos como la ya mencionada sociedad, por jefes e incluso la familia a través de expectativas o conversaciones que depositan en usted, explica Vásquez. Ahora, “en ocasiones también podemos ser nosotros mismos quienes nos presionemos en razón de cómo nos vemos y cómo nos queremos ver”.

Finalmente, los seres humanos habitan en sociedad, por eso las motivaciones que lo llevan a hacer lo que hace, a vivir, son producto de una construcción en la que tienen que ver los demás: vínculos primarios, medios de comunicación, entre otros, explica él.

Y pese a la colectividad, al final cada persona se complace de forma particular. “Aquello que nos gratifica nos motiva. Hay quienes se motivan por las ganancias, por el reconocimiento, el prestigio, la familia”. Son asociaciones individuales de ideas que “recompensan”.

Ser mujer: mayor presión

Sonreír “porque así nos vemos más lindas”, estar bien y no incomodar. La socialización de género con base en el sexo ha impuesto a las mujeres presiones adicionales. “Se nos exige más, mayor sacrificio, se nos cría para sonreír y agradar”, afirma Nancy Becerra, psicoterapeuta con enfoque de género, y añade que incluso en casos como el de Biles, cuando se habla de salud mental, hay un doble rasero: “A los deportistas hombres, por ejemplo, se les valida de inmediato, ‘es que lo presionaron mucho’, pero a las mujeres les dicen, ‘es que son muy emocionales’ y se dejan de lado las causas de fondo”.

Biles fue una de las voces más visibles en las denuncias por abuso en contra del médico Larry Nassar, condenado por agresión sexual a cientos de menores de edad mientras trabajaba en la Federación de Gimnasia de los Estados Unidos.

“Las mujeres somos mucho más que los hechos de violencia que nos ocurren , no es algo que necesariamente nos tenga que marcar, pero sí es algo que afecta nuestros entornos de manera diferenciada”, aclara Juliana Ospitia, psicóloga de la organización Sisma Mujer.

Así pues, si bien la renuncia de Biles a los Olímpicos (que se mantiene hasta ahora) tampoco puede vincularse per se a este acontecimiento, es importante comprender que, añadido al contexto social que ejerce presión en todas las personas, en las mujeres es mucho mayor. “Se nos exige darlo todo, inclusive nuestra salud mental”, termina Becerro.

Aceptar y soltar

La palabra agonía viene del griego agón (lucha), y “está relacionada con el deporte antiguo en el que se tendía a valorar la lucha y a deshumanizar al deportista que no claudicaba a pesar de todo”, dice Henríquez a manera de símil con la sociedad actual en la que se elogia el esfuerzo y se desprecia la debilidad.

“Es un asunto de sistema”, complementa Vásquez. Se trata de cómo funciona el mundo a nivel global: todavía con miras a un desarrollo exponencial e ilimitado, muy a pesar incluso de la propia salud y el bienestar ambiental. Sin embargo, aunque se trate de una cuestión macro, es importante implementar herramientas a nivel personal.

¿Hasta qué punto es normal sentir tensión? “Siempre y cuando esté en función de la vida”, afirma Vásquez. Si tiene un proyecto por entregar está bien sentirla (de forma circunstancial y temporal), y deja de serlo entonces, continúa, cuando lo incapacita o inhabilita en el día a día.

Reconocer su contexto y actuar en pro de la prevención es muy importante. La principal recomendación del experto radica en establecer ritmos, sobre todo para aplicar en los entornos laborales. Así, “lo primero es mantener los límites entre los espacios y las actividades”, dice Vásquez, evitar por ejemplo levantarse e inmediatamente revisar el celular o pasar el día sin pausas activas, “hay que tener espacio para almorzar, conversar con los amigos, descansar”.

Así mismo, es importante alertar a la red de apoyo (amigos y familiares) cuando en algún momento sienta que las cargas y presiones lo están sobrepasando. Exprese lo que siente y no guarde silencio porque, según agrega el psicólogo, esto podría traerle más emociones negativas.

Por otro lado, no se atribuya la culpa de lo que está viviendo, frases como “no sirvo para esto” o “soy un inepto” deben evitarse, lo importante, explica, es comprender que se trata de situaciones circunstanciales y externas. “Realmente hay trabajos difíciles y con picos de rendimiento muy altos”, expresa.

En ese mismo sentido, trate de reconocer la temporalidad de lo que siente, si las cargas se incrementan en algunas fechas o bajo cierto eventos. “Aquí vuelve la importancia de los ritmos, con base en eso deben establecerse descansos, respetar horarios y sacar tiempo también para desahogarse con otros”. Finalmente, Vásquez le recuerda a los empleadores que la tranquilidad y el descanso son fundamentales para desempeñarse bien en el trabajo.

Como ve la vida puede volverse un deporte de algo rendimiento sin que usted se percate y quizá no esté preparado para afrontarlo, por eso recuerde que si en algún momento sus emociones interfieren con su vida diaria y siente que quiere dejarlo todo, es importante que busque atención profesional. “Habrá acompañamiento para resistir y buscar la salida. Según cada caso puede haber un punto en el que definitivamente haya que soltar y modificar cosas”, agrega Vásquez.

La presión emocional en el deporte como en la vida puede tener un papel protagónico si no se aborda de la mejor manera. Así lo señala finalmente la psicóloga Bustamante: “Como espectadores podemos comprender fácilmente la situación de Simone Biles llevándola a nuestras vidas porque en realidad, ¿cuántas veces no nos hemos sentido abrumados y con ganas de tirar la toalla?”

¿Cuántas veces se ha sentido como Atlas? Las herramientas de gestión son clave además de considerar la atención psicológica oportuna, “a veces necesitamos a alguien que nos guíe en el camino para tener una buena salud mental”, concluye .

30 %
de las enfermedades no mortales tienen que ver con la salud mental, según la OMS
24
años tiene Simone Biles, de los cuales lleva más de 10 entrenando gimnasia.
El empleo que busca está a un clic

Te puede interesar

Las más leídas

Te recomendamos

Utilidad para la vida

Regístrate al newsletter

PROCESANDO TU SOLICITUD