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Disminuir la prevalencia de la enfermedad, evitar secuelas de un diagnóstico tardío, mejorar el pronóstico de los pacientes y así impactar directamente en la mortalidad, son los objetivos de la prevención secundaria del cáncer. Se trata de acciones comprobadas claramente en tres tipos de tumores, según explica Fredy Alberto Quintero Rincón, ginecólogo-oncólogo de la Clínica Somer.
Carcinoma de seno o mama
El autoexamen es una forma de prevenir el cáncer de seno, que mejora el diagnóstico, aunque estadísticamente no reduce las defunciones. Por su parte, la mamografía tiene efecto protector en mujeres de 50 a 69 años, permite detectar tumores menores hasta de un centímetro y merma las muertes por la causa específica hasta en 20 %.
Neoplasia en colon y recto
Para su detección temprana se realiza el test de sangre oculta en heces. “Algunos estudios dicen que reduce la mortalidad de 15 a 33 %, cuando hablamos del riesgo rápido de muerte anual”, reiteró Quintero Rincón. Se trata de un examen accesible, no tiene mucho costo, es ‘cómodo’ para los pacientes y se recomienda a partir de los 50 años, cada 24 meses.
La colonoscopia es más invasiva y, por tanto, requiere de una preparación especial del paciente. Es un examen que logra bajar hasta 16 % los decesos por cáncer de colon. Se propone hacer la prueba cada 10 años en menores de 50 años de edad y cada dos, en quienes presenten sangre oculta en heces.
Cérvix o cuello uterino
Desde la infección del papiloma humano hasta el desarrollo de cáncer en cuello uterino pueden pasar de 10 a 15 años. Una posibilidad de tamizaje es la citología, que mengua la muerte entre 60 y 90 %, y la incidencia del tumor hasta en un 80 %, “en sistemas de salud muy organizados”, enfatiza el también especialista del Hospital Pablo Tobón Uribe.
La otra alternativa es el test del papiloma, que se toma de forma similar a la citología y, en Colombia ha sido incluido dentro del Plan de Beneficios en Salud (PBS) .