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Las reacciones tras la captura de Darío Antonio Úsuga, alias Otoniel, por parte de la Policía y el Ejército no se hicieron esperar. Uno de los primeros en pronunciarse fue Juan Carlos Pinzón, embajador de Colombia en Estados Unidos, quien celebró la captura.
“Felicitaciones a nuestra Policía Nacional y Fuerzas Militares. Muchos años persiguiendo a este individuo que tanto mal ha hecho al país. Desde el 2015 iniciamos la operación Agamenón”, expresó el funcionario en su cuenta de Twitter. En esta línea, el Consejero Presidencial para la Estabilización y la Consolidación, Emilio José Archila, afirmó que “los criminales y los violentos no prevalecerán sobre el respeto a la vida ni sobre la legalidad”.
Otra que no tardó en pronunciarse fue Paola Holguín, senadora por el Centro Democrático, quien felicitó al presidente Iván Duque por la captura y a las fuerzas militares. “Gracias a todos los héroes que por años estuvieron detrás de Otoniel, un gran resultado operativo después de tanto esfuerzo’’, expresó. Similar fue la reacción de uno de los senadores de oposición, Gustavo Bolívar, quien exaltó el trabajo de inteligencia para dar con el líder del Clan del Golfo.
El eco de la captura llegó hasta Human Rights Watch. José Miguel Vivanco, su director, destacó la labor del gobierno colombiano y pidió que, tras este logro, venga la justicia para los crímenes y las víctimas que Otoniel este dejó a su paso. “Para que esta captura ayude a prevenir nuevos abusos es necesario que haya esfuerzos serios por desmantelar integralmente a grupos armados, proteger a la población y asegurar justicia”, dijo Vivanco.
Quienes corren por la Presidencia de la República también se pronunciaron. Fue el caso de Juan Manuel Galán, quien calificó el golpe cómo contundente en la lucha contra el narcotráfico en el país. “Esperamos que la justicia actúe con contundencia, que sea condenado por sus delitos y no goce de ningún tipo de privilegios”, escribió Galán en sus redes sociales, tras pedirles a las autoridades intensificar los esfuerzos para desmantelar la estructura que este ha comandado por años.
Federico Gutiérrez, otro de los presidenciables, se unió a la cadena de reacciones. Este afirmó que todo criminal cae y, pese a las complejidades, así ocurrió con Otoniel. “Y que caigan los que faltan, que tanto daño le han hecho a Colombia y a nuestra gente. Contundencia contra ellos”, agregó. En el momento, el Gobierno Nacional no ha emitido ningún pronunciamiento. Se espera que el presidente Iván Duque, y los Ministerios de Defensa y del Interior compartan mayores detalles sobre la captura, de la mano del Ejército y la Policía.
¿Quién era Otoniel?
Darío Antonio Úsuga David, alias “Otoniel” o “Mauricio”, nació el 15 de septiembre de 1971 en Turbo, Antioquia, en el seno de una familia campesina. Su última aparición en público fue en septiembre de 2017, en un video, anunciando que su organización estaba en reuniones con el Gobierno para concretar el desarme. Incluso le pidió al Papa Francisco que intercediera, pero al final no se logró el acuerdo. EE.UU. ofrecía 5 millones de dólares por su captura.
La carrera delictiva de Otoniel comenzó en la adolescencia, cuando ingresó a las filas de la guerrilla del Epl, en su natal Urabá. Tras la desmovilización del grupo, en 1991, pasó a las Autodefensas paramilitares, hasta 2006. De ahí ingresó a la filas de las Autodefensas Gaitanistas o, como la denominan las autoridades, Clan del Golfo.
Úsuga tiene 49 años y 34 de ellos los ha pasado con un fusil terciado. Bajo su mando hay una organización criminal de 3.700 hombres, entre combatientes y socios, con influencia en 20 departamentos de Colombia y células en España, Venezuela y Panamá. Sus rentas provienen del narcotráfico, extorsión, minería ilegal, lavado de activos y contrabando, entre otras rentas, pero a su alrededor, desde hace un buen tiempo, no parecía haber más que maleza, sin ningún palacio para regodearse en la opulencia.
Un documento de Inteligencia conocido por este diario en septiembre señalaba que el círculo de confianza de Otoniel y sus comandantes estaba resquebrajado. La división empezó a notarse en septiembre de 2017, cuando entre el Clan y el gobierno de Juan Manuel Santos se concretaron varias reuniones para pactar el desarme de la estructura.