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Gustavo Bolívar, el escritor millonario que se convirtió en el más fiel discípulo de Petro

El escritor y guionista de ‘narconovelas’ se aventuró al mundo de la política con Petro en 2017 y se chocó con una realidad opuesta a la de sus obras.

  • En su paso por el Congreso, en los últimos cuatro años, el senador Gustavo Bolívar ganó protagonismo en el escenario político nacional, pero esta etapa afectó sus finanzas personales. FOTO CORTESÍA
    En su paso por el Congreso, en los últimos cuatro años, el senador Gustavo Bolívar ganó protagonismo en el escenario político nacional, pero esta etapa afectó sus finanzas personales. FOTO CORTESÍA
18 de diciembre de 2022
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El interés del senador Gustavo Bolívar por las luchas sociales de los jóvenes no nació con su apoyo a la “Primera Línea”, a la que le recolectó más de 100 millones de pesos para dotarlos con elementos de protección en el paro de 2021, uno de los más agresivos que recuerde la historia reciente del país. Su “dolor” por los jóvenes empezó hace muchos años, en su infancia y juventud, cuando vivió en las cuadras más pobres de los barrios Kennedy, de Girardot (Cundinamarca), y en el barrio Quiroga, de la localidad de Bosa, en Bogotá.

Bolívar quedó marcado por el hambre, la pobreza y la violencia, que eran el día a día de él o de sus amigos, de las familias que tenía cerca. Fueron esos recuerdos los que lo llevaron a escribir guiones precisamente sobre los desafíos de las juventudes en barrios pobres y marginales. Esos recuerdos encontraron vocación de guión en la exitosa serie de televisión de finales de los noventa, Pandillas Guerra y Paz, donde mostró la falta de oportunidades que obligaron a los jóvenes a unirse a pandillas en la capital del país.

Este tema le quita tanto el sueño a Bolívar que en la última semana les reclamó a sus compañeros de bancada del Pacto Histórico, en una reunión privada, que defiendan por todas las redes sociales existentes la controvertida apuesta del presidente Gustavo Petro de liberar y nombrar como gestores de paz a los jóvenes de la ‘Primera Línea’ detenidos en las marchas de 2021 y que permanecen presos por cuentas pendientes con la justicia.

Bolívar ha dado a entender que no tiene dudas sobre la inocencia de los jóvenes acusados de desmanes en protestas, por lo que ha defendido que se trata de víctimas del sistema. El caso más reciente al que se refirió fue al de David Fernández, un joven de la ‘Primera Línea’ que se tomó fotos con Bolívar y que esta semana salió en un video con fusil y camuflado como disidente de las Farc. Bolívar aseguró que se unió a ese grupo por persecución y criticó su decisión. “Nada justifica tomar este camino”, cuestionó el Senador.

El talento para escribir sobre la miseria y desigualdad fue el que lo sacó de la pobreza y le permitió ser –como él mismo reconoce– un hombre millonario (ver Radiografía), gracias a las ganancias que le ha dejado la producción de más de 3.500 guiones y la publicación de 10 libros, llevándolo a conseguir contratos anuales de más de 1 millón de dólares. En el ejercicio de la escritura, Bolívar se enamoró de la literatura, pero lo que parecía ser una vocación fuerte se desdibujó con la cruda realidad a la que se enfrentó desde 2017, cuando entró de lleno en el mundo de la política.

Cambió guiones por política

Su carrera política –tan reciente– ha estado marcada por la admiración y casi veneración de Gustavo Petro. El pasado 7 de agosto, para la posesión presidencial, Bolívar escribió una carta a su “tocayo”, en la que le decía: “Este 7 de agosto no será un día normal. Al menos no será un día igual a los vividos nunca en esta Plaza de Bolívar repleta de palomas, de rebuscadores y de luchas. En este mismo lugar donde en la primavera de 2014, miles de tus fieles admiradores se congregaban para escucharte vociferar desde ese balcón legendario del edificio Liévano, que los tristes eran ellos. Ellos los que hoy están tristes”. Y más adelante: “Querido tocayo, eres presidente desde cuando decidiste irte a los campos y a las selvas a luchar por la justicia social de los más desgraciados de nuestro país”.

En esas palabras no solo hay sinceridad; también hay una veneración que parece religiosa. Y parece que desde siempre, Bolívar ha buscado un héroe, así como cualquier escritor que busca un personaje que puede contenerlos a todos, que pueda contener la historia del ser humano.

En los años ochenta descubrió su afinidad por la política al unirse a las juventudes galanistas, pero tuvo su primera decepción con el asesinato, en agosto de 1989, del líder liberal al que admiraba, Luis Carlos Galán. A pesar de ese golpe, Bolívar se acercó a Enrique Parejo González, político galanista que fue ministro de Justicia, a quien asesoró en su paso por el Concejo de Bogotá, y acompañó en su fallida candidatura presidencial en 1994, su segunda gran decepción en el mundo de la política.

Después de esa derrota, Bolívar abandonó la política y prefirió dedicarse de lleno a la escritura de novelas y a la producción cinematográfica, especialmente en el género de narconovelas, del que es considerado como padre en Colombia. Solo hasta 2017 Bolívar le dio otra oportunidad a la política cuando aceptó la invitación de Gustavo Petro –a quien conocía de saludo– para liderar la lista al Senado que respaldaría su fallida candidatura presidencial de 2018.

Bolívar fue cabeza de lista de la coalición de Decentes con el aval del Movimiento Alternativo Indígena y Social (Mais), y ganó su curul como senador con 122.218 votos. Esta incursión en política electoral fue en un salto al vacío para él, pues su llegada al Congreso representó a su vez una renuncia porque dejó de trabajar de lleno en la producción de guiones, y reconoce que así dejó a un lado contratos que le dejaban rentas de hasta 1,5 millones de dólares al año, producto del prestigio que había ganado hasta ese momento, gracias a novelas suyas adaptadas a la televisión como Sin tetas no hay paraíso y El capo.

Su aterrizaje en política electoral levantó una serie de asperezas porque pasó de ser un activista político en libretos y en redes sociales a un congresista al que no le importaba medir sus palabras a la hora de hablar. Esto ha llevado a que tenga constantes desavenencias no solo con opositoras suyos –las uribistas María Fernanda Cabal y Paloma Valencia–, sino incluso con reconocidos compañeros de la bancada petrista como los también senadores Roy Barreras y María José Pizarro, con quienes ha tenido encontrones públicos en el Congreso.

El más fiel de los discípulos

Tal cual como ocurrió con Pedro y Jesucristo, Bolívar cree en que es uno de los más leales discípulos de Gustavo Petro, quien fue el único político capaz de hacerle superar la decepción por la muerte de Galán, a manos del Cartel de Medellín. El Senador reconoce que Petro representa una figura de caudillo que llena las expectativas que tenía con Galán, pero su reconocida amistad con el hoy Presidente no caló fácil al comienzo, pues este rechazó en su momento una oferta de financiación que Bolívar le hizo en su pasó por la Alcaldía Mayor de Bogotá.

Hasta el año 2012, Bolívar solo conocía al líder de la Colombia Humana de saludo cuando lo vio por primera vez en una marcha que él convocó contra la corrupción, pero luego decidió buscarlo en medio de su torpedeado mandato en la capital del país. “Cuando Petro era alcalde de Bogotá yo tenía una vida cómoda en Estados Unidos, y desde allá me di cuenta de esa persecución de la fue víctima con sanciones como el embargo de su salario y la destitución que le hizo el exprocurador general Alejandro Ordóñez”, contó Bolívar.

Este interés por reconciliarse con el ejercicio de la política fue un arma de doble filo para el reconocido escritor y guionista ya que, como él mismo lo reconoce, cuando se lanzó al Senado le llevó la contraria a la profesora de infancia que lo motivó al pedirle que se dedicara a escribir toda su vida, al ver el potencial que tenía a sus cortos 13 años, cuando escribió su primera novela “El precio del silencio”, que fue llevada a la televisión 20 años después, en el año 2002, por el Canal RCN.

Aunque Petro rechazó la oferta de financiación a finales de su mandato en la Alcaldía de Bogotá porque no le parecía necesaria, en 2017 a Bolívar lo contactó Hilda Carrera, la entonces secretaria privada del exacalde, quien le consultó si la oferta de financiación por unos 10 millones de pesos seguía en firme pensando en la candidatura presidencial de Petro en 2018, a lo que el guionista respondió que sí.

Esta generosidad hizo que Petro lo buscara para agradecerle y tuvieron su primera reunión, en la que el líder de izquierda le propuso que entrara en su lista renovada para el Congreso. Bolívar, al principio, rechazó la propuesta porque había acabado de recibir la residencia en Estados Unidos, donde goza de una lujosa vida, pero luego Hollman Morris –reconocida figura del petrismo– lo llamó y lo convenció de que se lanzara.

Aunque dudoso, Bolívar aceptó que pusieran su nombre en la cabeza de la lista de Decentes con la única condición de poder acompañar a Petro en sus giras y, en ese contexto, fue que se hizo amigo cercano del hoy Presidente y uno de estos eventos permitió que estrecharan su relación. Bolívar no olvida el 3 de marzo del 2018, ya que ese día estaba junto a Petro en Cúcuta dentro de una camioneta blindada de la Unidad Nacional de Protección (UNP) que fue impactadas por manifestantes y el hecho fue transmitido por el Senador en redes sociales.

La Fiscalía, al mando de Néstor Humberto Martínez, desestimó cinco días después que se tratara de un atentado contra la vida de Petro, pero Gustavo Bolívar –a la fecha– sigue defendiendo que querían acabar con la vida del líder de izquierda de un disparo. El guionista y escritor transmitió por más de una hora esta angustiosa situación y la escena se hizo tan viral que le dio en ese entonces más visibilidad al hoy Presidente.

Para llegar al Congreso, Bolívar siguió haciendo uso de su discurso contra la corrupción, la pobreza y el conflicto armado, y además aprovechó que el principal rival de Petro en las presidenciales de 2018 era Iván Duque, del Centro Democrático, para arreciar su activismo contra Álvaro Uribe, a quien incluso prometió que pondría preso. “Uno de mis objetivos en el Senado se llama Álvaro Uribe Vélez. Trabajaré sin descanso para hacer valer las pruebas que existen y recaudar pruebas nuevas, hasta llevarlo a la cárcel o a la JEP”, dijo Bolívar en ese entonces.

Estrellón con la política

Bolívar llegó al Congreso el 20 de julio de 2018 con la ilusión de cambiar el país con proyectos de ley con enfoque social, pero su visión romántica de la labor política se fue desdibujando al darse cuenta que se metió en medio de una jauría de leones. Petro también aterrizó en el Senado tras ser derrotado por Duque, y esto le permitió al novato congresista para afianzar más todavía su relación con el líder de izquierda para volverse cinco años después su escudero de confianza pero, en contraste, su figura generó incomodidad entre sus colegas de bancada.

“Bolívar siempre buscaba la manera de estar al lado de Petro y por eso llegó al punto de sentarse siempre al lado de él. Algunos compañeros entendieron eso como una búsqueda de protagonismo que aunque incomodaba, era necesaria porque hacía que Petro tuvieran más visibilidad pública pensando en una nueva candidatura en 2022”, le dijo a este diario un congresista petrista que pidió que no se revelara su identidad.

Después de cuatro años, esta sensación de incomodidad se ha mantenido latente porque Bolívar no tiene problema en criticar en público a compañeros suyos como Pizarro, a quien le pidió “coherencia” porque hacía campaña al Senado movilizándose en camionetas de la UNP, o incluso por sus antiguos señalamientos de “lagarto” contra Roy Barreras y de “ladrón del Sena” a Alfonso Prada, quien hoy es ministro del Interior de Petro.

Otra particularidad de la llegada de Bolívar al Congreso fue que no abandonó su planificado activismo, pues trató de mandar mensajes de transparencia para sus electores al donar la totalidad de su salario de más de 30 millones de pesos para causas sociales, pero el tema económico terminó afectándolo, ya que para agosto de 2021 reconoció que tenía problemas de dinero. “Hasta 2018 tenía una economía saludable. Declaré más impuestos que los 108 senadores y los ministros juntos: casi 5.000 millones entre 2017 y 2019. Fue salir elegido y el mundo se me vino abajo”, aseguró.

A pesar de esa situación, Bolívar volvió a irse de frente con Petro en las elecciones presidenciales de 2022 y como reconocimiento a su fidelidad el líder de la Colombia Humana le entregó la cabeza de lista de la coalición a la que nombró “Pacto Histórico”, con lo que le aseguraba de nuevo una curul en Senado, ya que la lista fue cerrada, por lo que se votaba por la colectividad y no por candidatos específicos.

Antes de la victoria de Petro en las urnas, el escritor y guionista aseguró que renunciaría a su curul si el líder de izquierda era derrotado por Rodolfo Hernández en segunda vuelta. Aunque eso no ocurrió, Bolívar confirmó en octubre de 2022 que dejará su curul, según él, para poner en orden sus negocios personales, que dice se están yendo al suelo como consecuencia de su entrada a la política, pues asegura que su discurso antiestablecimiento hizo que le cancelaran producciones de televisión, préstamos bancarios y se redujeran las visitas al lujoso hotel Paraíso Estudios, que tiene en el municipio de Ricaurte, en Cundinamarca.

Uno de estos enredos en sus negocios fue el que lo puso en el ojo del huracán en agosto de 2021 cuando el actor Bruno Díaz lo acusó de incumplirle a su fallecido hijo, Diego Díaz, con pagos correspondientes a paneles solares que le había vendido para su hotel.

Estos problemas económicos lo impulsaron a abandonar el Congreso, paso que asegura dará en 2023. Reconoce que su salida representará una baja sensible para las filas de adeptos a Petro (ver Protagonista). “Salgo de la política, pero seguiré hablando de política aunque a muchos no les guste. Creo que mi salida puede servir para darles paso a nuevos liderazgos que vienen en el Pacto”, apuntó Bolívar.

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