Empezó mal y terminó mal. La reforma política, que avanzó con tumbos en la legislatura del segundo semestre el año pasado, tuvo su estocada final ayer en la Comisión Primera del Senado.
La reforma constitucional que buscaba igualdad de condiciones entre partidos políticos, igualdad de género en la política y fortalecer la democracia, se hundió definitivamente por petición del propio Gobierno ante los senadores, aunque a la vez representa, después del hundimiento de la reforma a la justicia, la segunda gran derrota de Iván Duque ante el Congreso.
¿Cómo pasó?
Cuando la discusión de las objeciones a la ley estatutaria de la Jurisdicción para la Paz (JEP) estaban al rojo vivo en el Senado, ya se alertaba que a iniciativas importantes como la reforma política y el Plan de Desarrollo, entre otras, les quedaría el tiempo ajustado para su aprobación.
Ayer, el último día hábil para discutirla en la Comisión Primera, se dio paso a la exposición de cinco ponencias, todas con diversos planteamientos. Al final de la explicación de las mismas, se aprobó el informe de la ponencia de la que incluía las listas cerradas para las elecciones y la participación equitativa de las mujeres en las mismas.
Sin embargo, el Gobierno vio como los senadores del Partido de la U, Liberal y Cambio Radical habían abandonado el recinto.
Adicionalmente, en la comisión surgió una duda jurídica sobre las listas cerradas que, como habían sido negadas en la Cámara, no podrían ser tramitadas en esta legislatura en el Senado.
Con resignación, la ministra del Interior, Nancy Patricia Gutiérrez, comunicó que el Gobierno no insistirá en este proyecto y que sería mejor volverlo a presentar en julio.
“Si no hay lista cerrada, que es la razón de ser de la reforma, entonces no vale la pena continuar con el trámite”, dijo Gutiérrez. Y aclaró que no se hunde por cuestión de tiempos y que respetan la autonomía del Congreso.
El senador uribista, José Obdulio Gaviria, señaló a los partidos que se salieron de la sesión y dijo que no tenían intención de reforma. “No quieren cambiar la estructura ni las costumbres políticas. Tenemos que pensar los colombianos en un mecanismo que pueda obrar sin mermelada ni compra de conciencias y con elementos de convicción para los partidos. La derrota no es del Gobierno sino del país. Si los partidos tienen que ser comprados, apague y vámonos”, cuestionó Gaviria.
De reforma a jugada política
Para Jaime Duarte, docente del área de gobierno de la Universidad Externado, fueron los senadores del Centro Democrático quienes no quisieron votar el proyecto el martes pasado y eso se debe a un cálculo político del Gobierno.
“Que la reforma no pase les conviene en la medida que es decirles a las Farc y a los ‘propaz’, miren que no somos nosotros sino el Congreso el que no la sacó adelante. Están culpando al Legislativo, son triquiñuelas para lavarse las manos. Así pasó el Plan de Desarrollo a pupitrazo”, criticó el profesor Duarte.
Intencional o no, la reforma política era una de las prioridades del gobierno Duque desde que inició su mandato. Su hundimiento no solo refleja que no cuenta con mayorías parlamentarias, sino que la relación con los congresistas sigue siendo tarea pendiente para que sus proyectos pasen sin apuros.
Armando Benedetti, senador del Partido de la U, dijo que lo que pasó ayer en la Comisión Primera del Senado fue una “vulgaridad”.
“Lo que paso aquí es que el Gobierno quería echarnos el muerto a nosotros y ese muerto no es del Congreso, es del Gobierno y ellos tienen que llevar ese muerto y enterrarlo como otros proyectos más en la legislatura”, indicó Benedetti, refiriéndose a que se hundieron según él las objeciones, la conexidad de delitos sexuales con delitos políticos, la reforma judicial y seis proyectos de la agenda anticorrupción. “Solo fue aprobada la ley de financiamiento. No hay liderazgo del Gobierno, no sé que es lo que está pasando”, puntualizó.
Duarte agregó que las listas cerradas “les convienen a los partidos con un líder fuerte y para las colectividades pequeñas es mejor el voto preferente porque le dan poder a cada candidato.
La reforma política, una de las iniciativas más ambiciosas de este mandato, recibió los santos óleos de su principal impulsor, el Gobierno.