Si alguien en Medellín conoce la situación de las víctimas de la violencia urbana y el conflicto armado es Jairo Herrán Vargas, quien hace tres días se posesionó ante el alcalde de Medellín, Daniel Quintero, como nuevo director del Museo Casa de la Memoria.
Herrán llega a liderar una institución que hace 14 años tuvo un auge y una participación muy activa de las organizaciones sociales y los afectados por los grupos armados ilegales, pero que, desde la percepción de estas mismas, se ha ido diluyendo con el paso del tiempo. Por eso, dice Herrán, viene a estrechar esos lazos que se perdieron.
Herrán Vargas fue personero de Medellín entre los años 2004 y 2011, lapso en el que la ciudad vivió uno de los picos más altos de la violencia, y fue candidato a la Alcaldía de Medellín para el actual periodo. EL COLOMBIANO conversó con él sobre su nuevo rol.
¿Cómo llega Jairo Herrán a dirigir el Museo Casa de la Memoria?
“Como candidato de la Colombia Humana a la Alcaldía me abstuve de los ataques a los demás candidatos. Dentro de esa coyuntura hicimos buenas relaciones con el alcalde Daniel Quintero. Cuando quedó pendiente el tema de designar directivo, me imagino que tuvo a bien de considerar mi nombre. Yo fui personero de la ciudad durante dos periodos y fui asesor de la gerencia del establecimiento público del aeropuerto Olaya Herrera; seguramente esos antecedentes obraron para que él me ofreciera la dirección, la cual yo acepté debido a las implicaciones, la finalidad y a la labor que hay que desarrollar desde la Casa de la Memoria”.
Cuando inició el trabajo de la Casa de la Memoria tuvo un impacto que se diluyó. ¿Qué hará en esta etapa para un resurgimiento?
“Pudo haber una declinación de esa visibilización pero se han mantenido los lazos entre la Casa y las víctimas. El Museo, con su memoria, es un referente histórico de lo que es el conflicto armado en la ciudad, y es un lugar en el que mucho público, local y extranjero, va a enterarse de cómo ha sucedido, sus orígenes, las causas, poblaciones afectadas, todo lo que tiene que ver con las consecuencias del conflicto armado. Los gritos de reivindicación de las víctimas bajaron debido a los procesos que se han llevado con el Estado, pero el Museo como tal se ha mantenido y ha mantenido su vivencia y su fortaleza”.
Algunas víctimas han manifestado que la Casa de la Memoria se ha vuelto un espacio para élites. ¿Cómo atraerlas si sienten lejano un espacio para ellas?
“Una de las tareas mías es precisamente reimpulsar, fortalecer y realzar todo el tema del entrelazamiento con las organizaciones de víctimas. A ellas hay que darles vocería, permitirles un estrechamiento de lazos que les permita participar directamente entre las políticas, diseños y asunto que tiene que ver con el Museo casa de la Memoria. Si ha disminuido eso en etapas anteriores y de alguna manera se ha afectado ese entrelazamiento en pasadas administraciones, en esta estamos dispuestos a recuperarlos”.
Usted ha mencionado que la importancia de la Casa de la Memoria es tal, que se ha mantenido en el tiempo. Sin embargo, desde el museo se ha denunciado que en las administraciones el presupuesto es menos. ¿En esta administración habrá buenos recursos?
“A mí no me preocupa demasiado el tema del presupuesto, creo que hay uno que nos permite funcionar. Por otro lado, tenemos que buscar mecanismo de autogestión que nos permitan tener ingresos adicionales para el financiamiento de proyectos que estén incluidos o no, por ejemplo, podemos hacer convenios interadministrativos con otras dependencias del municipio para ejecutar proyectos afines al museo y podemos acercarnos a las secretaría de inclusión social y la subsecretaría de derechos humanos. Hay una serie de programas que podrán ser ejecutados por el museo”.