Una serie de renuncias masivas y varios escándalos en lo corrido de sus cuatro años como director de la Unidad de Investigación y Acusación de la JEP tienen en problemas a Giovanni Álvarez, uno de los fiscales de más alto rango de esa jurisdicción, cuyas relaciones con la magistratura y la presidencia de la JEP se han visto fracturadas.
Pese a que la mayoría de cargos de esa entidad son de libre nombramiento y remoción –como él mismo ha justificado– lo cierto es que la “alta” cantidad de personas a las que se les ha pedido la renuncia protocolaria ha generado “inestabilidad y tensión laboral”, como denunció la misma JEP a través de su sentencia 263 de 2021.
En marzo de 2019, por ejemplo, Álvarez pidió la renuncia de todos sus fiscales alegando falta de resultados, por lo que 40 personas, incluyendo a los 16 delegados ante las Salas y el Tribunal para la Paz, tuvieron que presentar su carta de renuncia voluntaria.
Pero esa no fue la única vez que el director de la UIA utilizó esa estrategia, pues una de las tutelas que surgieron en su contra enumera por lo menos otras dos ocasiones en las que ocurrió lo mismo.
Además de esos procesos, que fueron interpuestos ante la JEP y que se declararon improcedentes, también hay una serie de demandas individuales y colectivas que reposan ante los juzgados administrativos de Bogotá, y que alegan insubsistencia y restablecimiento de derechos a la estabilidad laboral, el trabajo y la dignidad humana, entre otros.
Pese a ello, el director justificó que las renuncias eran legítimas y que en las cartas se notaba que se hacían de manera voluntaria y sin presión alguna, como denunciaron algunos de los extrabajadores.
De hecho, Álvarez sigue sosteniendo que las renuncias son necesarias. Tras ser consultada por EL COLOMBIANO, la UIA aseguró que el director evalúa anualmente el desempeño de los servidores con el fin de verificar la gestión, y que “cada servidor público que ostenta un cargo de libre nombramiento y remoción sabe que su permanencia en cualquier entidad del Estado está bajo la discrecionalidad del nominador”, que, para este caso, es Giovanni Álvarez.
Así las cosas, el director sigue sin reconocer parte del exhorto que le hizo la JEP pues, pese a que él sigue asegurando que los despidos son en aras del buen funcionamiento, la Jurisdicción alertó que dicha práctica “en lugar de contribuir al mejoramiento del servicio, puede perjudicarlo”, por lo que exhortó a Álvarez para que no reincida en ello.