Kevin Bocanegra, un abogado de 25 años, amante de la naturaleza y los deportes, falleció el pasado 31 de diciembre en el Nevado del Tolima durante una expedición que emprendió junto a su novia, Joyce Ramírez, y su suegra, Juliet Ordóñez, una travesía que terminó en tragedia.
Según denunció su familia oriunda de Bogotá, su muerte se debió a una serie de negligencias que, aseguran, se pudieron evitar. Así lo narraron en el medio Más Allá del Silencio, podcast que trata casos de True Crime.
Todo comenzó luego de que la familia contratara los servicios de Óscar Apolinar, primo de Kevin y supuesto guía profesional, quien había promocionado la actividad a través de redes sociales.
Para practicar montañismo, las personas deben tener buen rendimiento físico para poder hacer parte de este tipo de caminatas.
Ramírez aseguró que ambos eran deportistas “previo a ese momento ya practicábamos deportes como running, bicicleta, caminatas extensas, gimnasio. Eso quería decir que teníamos buen físico para poder inscribirnos. Hace poco habíamos tenido chequeos generales y nosotros estábamos bien”, dijo.
A cambio de $1.300.000, Óscar aseguró contar con los conocimientos y herramientas necesarias para guiar la expedición. Sin embargo, según se enteró Joyce, el guía no estaba certificado por el Parque Nacional Natural Los Nevados ni cumplía con los requisitos establecidos para este tipo de actividades.
El testimonio de Joyce Ramírez sobre la muerte de su novio Kevin Bocanegra
Joyce detalla que tras la muerte de Kevin y consultar cuáles debieron ser las condiciones adecuadas para estas actividades, se dio cuenta que desde el inicio se incumplieron protocolos básicos de seguridad.
La expedición, conformada por 12 personas, debió contar con al menos tres guías certificados, equipados con radios satelitales y herramientas de primeros auxilios. Sin embargo, el grupo fue liderado por un único guía.
“Los guías profesionales deben de tener radio o satélite para pedir un helicóptero en caso de que algo suceda, deben de tener cursos de primeros auxilios, conocer la zona de montaña (...) nosotros no llevábamos radio ni satélite, no llevábamos las herramientas de primeros auxilios en ningún momento las tuvimos”, indicó la joven.
En medio de la extensa travesía, las condiciones climáticas pronto complicaron el recorrido. Debido a las lluvias intensas y bajas temperaturas, Kevin empezó a mostrar malestares físicos que inicialmente asoció a una gripa: dolor corporal, congestión y fiebre.
“Kevin notificó al grupo y al guía que se sentía mal. En el primer momento en el que una persona que va a una travesía de estas notifica que tiene un dolor de cabeza o una sensación de gripa o un malestar no puede avanzar tiene que quedarse porque hay unos riesgos”, denuncia Joyce. Pese a su estado, el grupo decidió avanzar.
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Durante la noche, Kevin empeoró. En la mañana del 31 de diciembre, sus labios estaban morados, su piel pálida y su temperatura corporal extremadamente baja. “Me dijo que no quería seguir, que no podía continuar. Estaba muy débil”, recuerda su novia. Sin embargo, el guía insistió en levantar el campamento y seguir la ruta.
Kevin finalmente colapsó en el campamento. El joven empezó a convulsionar y no podía respirar. Al no tener un botiquín, un radio o cualquier otro medio para pedir ayuda, Joyce tuvo que depender de un arriero local que les proporcionó un caballo para intentar evacuar al joven.
Tampoco pudieron acceder al seguro médico que les habían incluido en el plan con Óscar.
“El seguro era una póliza de riesgo que nosotros compramos en el plan. Se supone que si tú tienes una situación médica el seguro puede ir a recogerte en helicóptero y sacarte del parque que vendría siendo la forma más eficaz de sacar a una persona que necesite ayuda, pero como no teníamos señal ni la herramienta de un radio o un satélite no había forma”, explicó Ramírez.
“No tenía la herramienta, que era una cuerda larga lo que necesitaban para armar una camilla. Nos enviaron arrieros, no eran personas conocedoras del tema de la salud de primeros auxilios”, lamentó Joyce.
Kevin convulsionó y perdió el conocimiento mientras lo trasladaban en el caballo. Finalmente, falleció. “Nuestros familiares intentaron pedir ayuda a la defensa civil, a los bomberos, a la gobernación del Quindío y la verdad es que nadie respondió, ningún ente gubernamental nos brindó ayuda”, sentenció Ramirez.
Por lo que el cuerpo de Kevin tuvo que ser bajado de la montaña a caballo en condiciones precarias.
Luego de una angustiante y extensa caminata de Joyce y su madre de regreso al Valle del Cocora, se determinó que el joven deportista murió a causa de un edema pulmonar, una afección grave que puede ocurrir en personas que ascienden rápidamente a grandes altitudes durante caminatas o expediciones de montaña
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La familia de Kevin denuncia que no es el primer caso de negligencia en la zona y que las condiciones actuales no garantizan la seguridad de los visitantes.
“Tuvimos que enfrentarnos a esa situación por la negligencia de un parque que no tiene las herramientas adecuadas para asistir este tipo de situaciones no cuentan con una camilla, no cuentan con oxígeno no cuentan con personal adecuado de primeros auxilios o que tengan conocimiento médico para asistir a un turista”, afirmó Joyce. “Ya vienen casos anteriores de personas perdidas que son encontradas 8 días después muertas por edema pulmonar”.