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En un año escolar tan atípico, que para muchos estudiantes en el país ya finalizó mientras para otros se extenderá algunas semanas más, la participación de la familia en la formación de niños y niñas tomó un rol fundamental a causa del cierre de instituciones educativas y los traumatismos extendidos a lo largo del país por los fallos de conectividad, largas distancias y tantos otros factores que jugaron en contra de una continuidad educativa.
Por esto, en medio de la sumatoria de esfuerzos, la Alianza Primero lo Primero junto con la fundación Lego entregará hasta diciembre, en 35 municipios del país, un total de 118.000 kits llamados Aprendamos Jugando, con los cuales buscan llevar herramientas de juego para el fortalecimiento de los procesos pedagógicos en los niños colombianos entre los 3 y 8 años.
“Las niñas y niños que están en sus casas, y que no están yendo a los colegios ni a los jardines, necesitan herramientas para que sus procesos de aprendizaje y desarrollo no se vean interrumpidos”, explica Andrea Salazar, Directora de la Alianza Primero lo Primero.
Herramientas para aprender y prevenir violencias
15 organizaciones en diferentes regiones, como Comfama en el caso de Antioquia, han sido los encargados de garantizar que estos kits lleguen a manos de familias que por diversas razones no han podido garantizar un óptimo desarrollo de sus niños por el cierre de instituciones educativas.
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Los kits, según explica Andrea Salazar, contienen unos “elemento y unas guías que invitan al niño a la exploración de su entorno, de él mismo, de su emocionalidad. También contiene unas guías para que los padres puedan explorar, y adicionalmente incluimos algo que es fundamental y son herramientas para que las familias y los niños aprendan a relacionarse y a manejar las emociones. Esto lo hacemos a través de unas tarjetas que nos permiten acercarnos a conocer mejor, por ejemplo qué es la rabia, qué es el miedo, qué es la frustración, la alegría, entre otros. Y entonces, a través del juego logramos fortalecer esos lazos”, explica.
“Esto lo hacemos no solo porque es importante aprender a manejar las emociones desde la primera infancia, sino porque la pandemia pone en una situación de mayor vulnerabilidad a los niños, de ahí que estemos viendo aumento en los indicadores de violencia intrafamiliar y maltrato infantil. Lo que buscamos es que los lazos familiares se fortalezcan y los entornos sean cada vez más protectores”.
Otra actividad que trae el kit pide buscar una botella o recipiente, decorarla y llenarla parcialmente con arena, escarcha o algo que tengan a la mano los niños y niñas. Cuando alguien en casa se sienta molesto, debe ir a la botella, agitarla y ver cómo la arena baja hasta el fondo y respirar hasta diez antes de compartir las emociones.
También propone que los niños creen una bolsa de miedos que decoren a su gusto y cada vez que sientan temor escriban o dibujen algo relacionado a ese sentimiento y lo guarden en dicha bolsa.
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Además trae un reto de 21 días que propone actividades como permitir que los niños propongan algunas reglas que se deban cumplir en casa.
Adicionalmente, se podrá acceder de manera gratuita a las guías prácticas del kit ingresando a www.aprendamosjugando.org y replicar estos kits en sus casas. Está pensado para niños y niñas mayores de tres años, pero algunas actividades se pueden llevar a cabo con niños menores, invitando a que toda la familia haga parte del proceso de aprendizaje.
Las familias beneficiadas que no cuentan con acceso a internet reciben un acompañamiento por teléfono y SMS con tips y guías para las actividades. Asimismo, en la cuenta de Facebook de Primero lo Primero se llevan a cabo talleres y sesiones prácticas para que las familias puedan aprovechar los materiales que tienen en sus casas para crear diferentes personajes u objetos y jugar con los niños.
Fortalecer habilidades blandas
“La pandemia en el tema educativo nos trajo la necesidad de cambiar el paradigma que nos dice que los niños de primera infancia lo único que necesitan es que alguien los cuide, pues lo que lo vimos este año es que tenemos que pasar del cuidado al desarrollo, de manera que no es suficiente que un niño tenga quien le ponga cuidado sino que necesitan gran cantidad de estímulos para su desarrollo, de manera que esta situación nos sirvió para ver que, como familia, tenemos un rol estratégico que no se le puede delegar al jardín, al centro de desarrollo infantil o a la escuela. Y, en medio de ese descubrimiento vimos también que en el hogar carecemos de herramientas para apoyar realmente su aprendizaje y desarrollo”, detalla la directora de la Alianza, que reúne a las capacidades de las fundaciones Santo Domingo, Pies Descalzos, Carulla-Aeiotú y United Way Colombia.
Finalmente, explica Salazar, esta es la oportunidad de que la educación del país le ofrezca cada vez más valor al aprendizaje de habilidades blandas. “Históricamente los sistemas educativos se han enfocado en habilidades duras, que son fundamentales, como biología, matemáticas, pero si esto no lo acompañamos de educación que se preocupe por el Ser, a través de herramientas de solución de conflictos, creo que vamos a continuar con las mismas brechas formativas”.