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Los retos de Colombia para ser un país más sabio

Presentó 65 recomendaciones para superar el rezago en el país. Expertos analizan el panorama.

  • Durante la presentación de las recomendaciones de la Misión de Sabios, el presidente Iván Duque firmó el decreto que la dio vida al Ministerio de Ciencia. FOTO COLPRENSA
    Durante la presentación de las recomendaciones de la Misión de Sabios, el presidente Iván Duque firmó el decreto que la dio vida al Ministerio de Ciencia. FOTO COLPRENSA
17 de diciembre de 2019
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La Misión de Sabios, con sus 65 recomendaciones para que la ciencia, la tecnología y la innovación (CTi) se conviertan en un motor de desarrollo económico, social y de equidad, deja un panorama de esperanza en el país. Sin embargo, aún hay retos que se deben sortear y que dependerán más de presupuesto que de voluntad, para que sean una realidad.

Así lo entienden ocho expertos consultados por EL COLOMBIANO, incluyendo miembros en esta Misión, quienes pese a que reconocen que las recomendaciones son un paso importante, se debe entender este documento como una hoja de ruta que debe trascender gobiernos y que se convierta en política de Estado. El presidente Iván Duque aseguró que el país necesita que todos tiren para el mismo lado, poniendo el desarrollo como un objetivo.

“No solamente tener sus mejores mentes al servicio de un propósito común, sino, también, en un mundo globalizado, tener la capacidad de invitar a científicos de otros lugares del planeta a enriquecer nuestra conversación, a motivarnos a ser mucho más como sociedad”.

Por ello, aunque se busca el desarrollo de la CTi, la Misión deja claro que lo primero que se debe lograr es “la universalización del acceso y la calidad de la educación, la nutrición, la salud y demás componentes de atención integral a todas las niñas y niños en el rango de edades de 0 a 5 años”, además de la diversificación y universalización de la educación secundaria.

Con ayuda de ocho expertos, EL COLOMBIANO analiza cuáles son los principales retos que se deben enfrentar para que la Misión sea una realidad y que lo que quedó en el papel se convierta en realidad, y no suceda como con la Misión de 1993, que se entregó a finales del gobierno de César Gaviria y sufrió la transición política para que fuera un éxito.

Financiación,

el principal reto

La comisionada Silvia Restrepo, bióloga de la Universidad de Los Andes, con maestría en biología celular y molecular de la Universidad de Ciencias de París y un doctorado en fitopatología de la Universidad de Ciencias Pierre y Marie Curie de Francia, señala que, de entrada, el primer temor es la financiación, citando como ejemplo el caso del naciente Ministerio de Ciencia, el cual entrará en funcionamiento desde el 24 de enero próximo. La cartera arrancará con un presupuesto de $390 mil millones, cifra similar a la que le ha sido asignada a Colciencias en los últimos años. “Esperamos que a 2021 aumente la plata y la financiación” que, a su juicio, debe ser realmente para ciencia, tecnología e innovación y no para funcionamiento.

Una mirada similar tiene el investigador de la Universidad de Antioquia Fannor Mondragón, quien reseña, con preocupación, las palabras del presidente Duque durante la publicación del decreto que dio vida al Minciencia, cuando señaló que “nuestro país necesita potenciar estas áreas desde la nueva cartera, que no representa costos adicionales para el erario, pues se trata de la conversión de Colciencias. Este era un compromiso”.

Mondragón resalta que teniendo en cuenta la transversalidad del Minciencia, “es importante una excelente comunicación con los demás ministerios para hacer pedagogía” y que se entienda que este nuevo jugador en el ajedrez del gobierno “busca apoyar con soluciones científicas y técnicas a todas las carteras”.

También señala que se debe entender que el Minciencia será articulador de las investigaciones y conocerá los avances que de cada cartera, con el objetivo de no repetir procesos, pero “es un tema sensible, porque cada uno quiere mantener sus líneas”.

¿Cómo

llevarlas a

la realidad?

Está claro, según los consultados, que el factor principal pasará por lo que llaman “voluntad política”. Ante esto, Rafael Molina, investigador senior de Colciencias, vinculado a la Universidad Nacional, confía en que esa voluntad existe y cita dos ejemplos: la creación del Ministerio de Ciencias y la ley de Spin-Off (empresas de base tecnológica), aprobada en la legislatura pasada. “Esa ley nos dio señales de que esto funcionaría”, dice Molina, al destacar que si este tipo de impulsos se mantienen, la causa de la ciencia será “causa común”. Esto también lo busca la Misión.

“En la siguiente fase esperamos que la clase política cambie de mentalidad, en especial en materia de regalías”, para que al menos el 25 % de los recursos vaya para ciencia y tecnología, agrega Molina. En este punto, el senador liberal antioqueño Iván Darío Agudelo, coautor de la norma, dice que aunque la semana pasada el Congreso mantuvo el 10 % de regalías para este sector, el Ministerio deberá buscar recursos.

“En la medida que las recomendaciones de la Misión se decanten, se irá clarificando no solo la cantidad de presupuesto necesario, sino qué fuente tendría la mejor vocación”, agrega Agudelo.

La comisionada María del Pilar Noriega, ingeniera Química de la Universidad Pontificia Bolivariana, con doctorado en Ingeniería Mecánica de la Universidad de Wisconsin, llama la atención sobre un asunto con el que se encontraron, al que llamó “la diáspora científica de colombianos en el exterior”, es decir, los profesionales y científicos colombianos que se fueron del país para continuar sus estudios, “pero que están interesados en retornar su conocimiento al país. Esto se podrá catalizar logrando sinergias con ellos. Deben ser vistos como aliados, agrega la experta.

Faltan 32 meses de gobierno, asunto clave

Cuando se pregunta sobre las dificultades que tuvo la Misión de 1993, que fue el primer intento en ver la educación y la ciencia como un foco de desarrollo de la nación, la respuesta en la que más coinciden es que, aunque dejó “bases importantes”, no fue exitosa por la transición de gobierno entre César Gaviria y Ernesto Samper.

Ante esto, Clemente Forero, quien se desempeñó como el coordinador de esta Misión de Sabios, destaca que tiene “confianza, primero porque el presidente se comprometió a hacer una evaluación, en un año, del avance de las recomendaciones. Eso está bastante claro”.

Aunque reconoce que hay inflexibilidades presupuestales, le apunta a que con la “voluntad política” se podrán flexibilizar las limitaciones para acompañar a la misión en sus recomendaciones.

Esa voluntad la ha encontrado en los encuentros con siete ministros de este gobierno: “Están comprometidos y abiertos a recoger las propuestas de la Misión y eso nos da esperanza. Obviamente no está nada garantizado, pero hay motivos para ser optimista”.

Por su parte, Enrique Forero, presidente de la Academia Colombiana de Ciencia, confía en que el panorama resulte más próspero, sobre todo porque sus recomendaciones servirán para definir políticas de largo plazo, “que se conviertan en políticas de Estado, a diferencia de las de gobierno”.

El coordinador de la Misión también destaca que cree “firmemente en que las recomendaciones van a tener un considerable impacto en las políticas científicas de Colombia”, sobre todo por la puesta en marcha del Minciencia y porque “el gobierno aún tiene dos años para implementarlas”, que fue lo que le pasó cuenta de cobro a la primera Misión.

Por su parte, el investigador Molina precisa que estos retos “plantean un primer gran proyecto colectivo , en el que todos le pueden apostar y que sea el primero de la historia del país, porque ni la paz logró hacerlo”.

inversión privado, elemento fundamental

Ecopetrol fue la primera que dio el impulso, al comprometerse a entregar 30 millones de dólares para financiarla. Por eso, los consultados coinciden en que la empresa privada será fundamental para sacar adelante las recomendaciones.

La comisionada Noriega destaca que con la meta a 2028 de llegar al 1,2 % del Producto Interno Bruto (PIB) en inversión, investigación y desarrollo, el país también debe romper barreras y modificar instrumentos públicos para que se puedan crear nuevos fondos de financiación.

Ella lo plantea, basándose en que esto daría seguridad jurídica a las compañías que podrían financiar proyectos de ciencia y tecnología, con el objetivo de lograr un crecimiento “económico, de bienestar e inclusión social”.

Forero, además, destaca que la Misión, para estimular inversiones del sector privado, tanto en ciencia como en innovación, propuso la creación de un mercado de capital de riesgo. “Eso, en la realidad en nuestro país, está prácticamente ausente, pero es algo viable y hay países de Asia que ya lo han hecho”.

Tanto Aguilera como Forero coinciden en romper barreras legales que impiden que desde la administración pública se puedan tomar riesgos.

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