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Dalái lama, la lucha por no perder vigencia

La vida del líder espiritual ha estado marcada por la tensión con China. Hoy, es evidente que su figura ya no es tan influyente.

  • Tenzin Gyatso es el llamado dalái lama. Líder espíritual y religioso del budismo.FOTO GETTY

    Tenzin Gyatso es el llamado dalái lama. Líder espíritual y religioso del budismo.

    FOTO GETTY

06 de julio de 2020
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A sus escasos 5 años de edad, Tenzin Gyatso tuvo sobre los hombros el peso de convertirse en líder espiritual de una gruesa rama del budismo y en mandatario de su pueblo. Este lunes, cuando cumpla 85, habrá pasado más de ocho décadas siendo figura pública y cuando muera, posiblemente sea el último dalái lama que haya existido en la Tierra después de cerca de 700 años de tradición religiosa.

Su figura como cabeza visible de los tibetanos viene en paulatino declive y la razón, más allá de la fe, estaría en un intrincado trasfondo político.

Gyatso pasó de ser el joven de 24 años que atravesó a pie los Himalayas para refugiarse en la India, huyendo del cerco del Ejército chino a su palacio, y de ser el distinguido ganador del Nobel de Paz en 1989 por su empeño noviolento en la independencia del Tíbet, a renunciar en 2011 a su autoridad política y dedicarse, recientemente, a la música.

Incluso, aunque parezca inverosímil, un decreto del Departamento de Asuntos Religiosos del Gobierno chino prohíbe que el dalái lama, después de morir, reviva (concepto similar al de la reencarnación hunduista), sin autorización oficial de la República (¡!).

¿Por qué? Para ayudar a desenmarañar este nudo, EL COLOMBIANO conversó con Jesús David Cifuentes, filósofo y profesor de Religiones del Mundo de la Universidad Pontificia Bolivariana, quien acotó que como punto de partida, hay que comprender los ritos del budismo.

“Es una religión en la que cualquiera puede ser iluminado, es decir, cualquiera puede ser Buda. Pero en la rama tibetana existen unas figuras importantes, conocidas como lamas o sabios y entre ellas se destacan dos: el dalái lama y el panchen lama. Se cree que cada dalái lama es el renacimiento de un maestro conocido como el Buda de la compasión. Por eso se llama dalái lama, que significa ‘el más grande lama’ y por siglos esa figura fue también dirigente del Gobierno en el Tíbet además de orientador espiritual”, explica el académico.

También se cree que solo un lama es capaz de identificar a otro lama. Por eso, “cada dalái lama elige un panchen lama. Y cuando el dalái lama muere, el panchen lama, mediante unos ritos secretos, es el encargado de señalar qué recién nacido es el nuevo renacimiento del Buda de la compasión, el nuevo dalái lama”, añade el profesor.

La llegada de China

La tradición se repitió por siglos. En 1935 nació Tenzin Gyatso y en 1940, el panchen lama Choekyi Gyaltsen lo eligió como el decimocuarto dalái lama. Pero en 1950, el Ejército chino derrotó al Ejército tibetano, dando inicio al proceso de reintegración de ese reino, que desde 1912 se había independizado, a la República Popular China. Y ahí las versiones se dividen. Los tibetanos exiliados principalmente en India y Nepal consideran el proceso como una invasión ilegal, mientras que el Gobierno chino lo considera una “liberación”.

Gyatso trató de extender lazos de diálogo con el Gobierno de Pekín, pero paralelamente en Lhasa, la capital tibetana, se urdía una nueva rebelión independentista que fue fuertemente reprimida por el Ejército chino. En 1959 las tropas cercaron el palacio de Potala, la residencia oficial del dalái lama, y Gyatso se vio obligado a escapar con la ayuda de sus seguidores.

Desde Lhasa, el dalái lama caminó a través de los Himalayas y se refugió en India, donde fue declarado jefe del Gobierno Tibetano en el Exilio.

Mientras tanto, desde el Tíbet, el panchen lama Choekyi Gyaltsen continuó denunciando las acciones represivas de China contra su pueblo, hasta que en 1989 “fue encontrado muerto en circunstancias muy extrañas”, explica Jesús David Cifuentes.

“El dalái lama señaló entonces a Gedhun Choekyi Nyima, un niño de 5 años, como el nuevo panchen lama. ¿Qué hizo China? Capturó a ese niño y lo convirtió en el prisionero político más joven de la historia moderna. Hoy el panchen lama está en China pero no sabemos nada de él. Las versiones oficiales dicen que ha estado estudiando en compañía de su familia, pero nada más”, indica el académico.

China, además, nombró paralelamente a otro panchen lama: Chokyi Gyalpo, cuya designación no goza de reconocimiento internacional.

Y todo esto ocurrió porque “una cosa es que China tenga control del territorio, pero otra muy diferente es que logre controlar a la gente. Y la única manera de tener control absoluto es garantizando que el dalái lama le obedezca”, analiza Cifuentes. “Por eso él ha dicho que revivirá en otro país, o en un animal, o incluso que podría no revivir más”.

En 2011, Gyatso renunció a sus funciones como jefe de gobierno y se alejó de la vida política. Actualmente, se dedica a recorrer el mundo dictando charlas sobre el budismo, una faceta que también le ha acarreado críticas de quienes consideran que abandonó la lucha por su pueblo.

Dejando el feudalismo

China, por su parte, ha criticado siempre el papel de Gyatso, calificándolo como un exiliado político que siempre se ha dedicado a campañas separatistas contra China bajo el manto de la religión. De acuerdo con la postura oficial del Gobierno, el Tíbet fue liberado pacíficamente con la abolición del sistema siervo-feudal, tildado de extremadamente decadente y oscuro, que se dio bajo mandato del dalái lama. De hecho, China ha aseverado que durante el Reino del Tíbet, sus ciudadanos no gozaban de ningún derecho humano ni libertad.

En ese orden de ideas, China se ha considerado como impulsora del desarrollo social y económico del Tíbet, algo en lo que concuerda el experto en Relaciones Internacionales y Asuntos Asiáticos de la Universidad Externado, David Castrillón, quien destaca, además, que la pérdida de influencia política del dalái lama en la región obedece a que “hoy los tibetanos se ven como parte de China de una manera diferente a como lo hacían en el pasado. Hoy China se ha vuelto la segunda economía del mundo, se ha vuelto un líder en tecnología y creo que eso ha generado una fiebre entre la población por el desarrollo. Hoy muchos tibetanos continúan siendo creyentes del budismo, pero creo que no ponen eso por encima de sus deseos. Y en ese sentido la figura del dalái lama es algo anacrónica”.

Para el académico, “el dalái lama no vive en el Tíbet desde hace 60 años y hoy la vista de las personas está más puesta en el desarrollo de ciudades costeras como Shangái, el estilo de vida de esos lugares, y no en un anciano que ya no tiene tanta relevancia para su vida”.

Además, añade Castrillón, “el Gobierno chino ha hecho mucho énfasis en desarrollar estas zonas occidentales del país, destinando importantes recursos”. De hecho, el megaproyecto de la Nueva Ruta de la Seda, que pretende convertirse en una red de interconexión de China con el mundo, garantizando vías de distribución para el comercio, “pasan por el Tíbet y esto ha significado grandes cantidades de inversión y nuevas oportunidades de empleo”.

¿Es el fin?

Con un líder cada vez más débil y viejo, y sin la certeza de que, según su fe, éste revivirá luego de morir, ¿se acerca el fin para una de las principales vertientes de la cuarta religión más importante del mundo?

Jesús David Cifuentes cree que es osado asegurarlo, pero analiza que pueden ocurrir dos fenómenos: que China elija un dalái lama político, que responda a sus intereses y entonces su figura como orientador espiritual quede aún más desvirtuada; o que la creencia del dalái lama termine soportada en una especie de mesianismo. “Es probable que cuando muera Tenzin Gyatzo, los tibetanos, sobre todo los exiliados, queden a la expectativa y empiecen a decir que algún día. el dalái lama regresará y entonces llegará el momento de rescatar el Tíbet otra vez”.

60
años ha permanecido el dalái lama en el exilio y, con él, miles de tibetanos.
3,18
millones de habitantes tiene el Tíbet, según un censo realizado en 2014.
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