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Las estadísticas vitales y no vitales que el Dane reveló esta semana arrojaron un dato que no puede pasar desapercibido: el coronavirus en Colombia representó la segunda causa de muerte durante el segundo trimestre de 2020. Como primera causa están las enfermedades isquémicas del corazón (infarto).
En cifras, el Dane señala que entre marzo y junio, que fue el periodo analizado, se confirmaron 12.311 defunciones por covid-19, y 4.118 por sospecha de coronavirus, mientras que se dieron 3.128 por neumonías e influenza. En cuanto a género, en los hombres la covid representó el 68,3 % de los decesos y en las mujeres el reporte fue de 36,2 % (ver gráfico).
Augusto Galán, director del observatorio Así vamos en salud, lo define de manera sencilla y, si se quiere, cruda: “Demuestra que estaban muy equivocados quienes consideraban este virus como una gripa más y que se había un escándalo sin justificación”.
Su mensaje apunta a cuestionar los discursos que inicialmente le quisieron bajar el perfil a la enfermedad que empezó en China en noviembre pasado, y que en tres meses ya tenía casos registrados en casi todo el mundo, como Colombia, donde fue detectado el seis de marzo y provocó la primera muerte tan solo 10 días después, en Cartagena.
No obstante, hay sospecha de que la primera muerta se haya dado en el país el 2 de marzo, cuatro días antes de la detección del primer caso por parte del Instituto Nacional de Salud (INS).
Galán también sostiene que el escenario pudo ser peor para Colombia si no se realizaban estrategias como las cuarentenas rígidas, que empezaron el 25 de marzo y que seguirán con lo que el Gobierno llamó aislamiento selectivo, que irá hasta el 30 de noviembre. “Las medidas adoptadas lograron mitigar el impacto que se preveía en las proyecciones iniciales que mostraban unas tasas de mortalidad más altas”, dice Galán.
Por su parte, el exministro de Salud, Jaime Arias, relata que el indicador, aunque es alto, en Colombia es menor frente a otros países. Eso se puede ver con las tasas de mortalidad. Por ejemplo, en la región, Perú es la nación con la tasa de muertes más alta por millón de habitantes, con 968, seguido de Bolivia (666), Brasil (661) y Chile (657). En el país, la tasa de mortalidad es de 492.
Angélica Maya, médica internista e infectóloga y asesora de la Gobernación de Antioquia, destaca que el reporte lo que muestra es la agresividad del virus y, como ciudadanos, debe llamar la atención a reforzar las medidas de autocuidado que, aunque parezcan sencillas, son claves para salvar la vida: lavar las manos, usar tapabocas, evitar sitios sin ventilación y respetar el distanciamiento de dos metros.
“La gente, o es muy valiente o muy ignorante, porque ante un panorama como el que estamos viviendo, siguen registrándose casos de descuido”, dice la analista. Y cuenta que, por ejemplo, en Antioquia desde septiembre se está en alerta naranja, la ocupación de camas de Unidad de Cuidado Intensivo (UCI) no baja de 300 personas covid confirmado y otras 100 con sospecha.
“Y eso que pasamos de 489 camas UCI a 919 en el departamento”, agrega Maya.
Ahora, viendo el covid como un aprendizaje, los tres consultados coinciden en que se deben fortalecer las políticas públicas en salud, enfocadas a la prevención de la enfermedad y no en su atención.
El argumento, básicamente, se sostiene en que en los decesos de personas con covid en la mayoría de casos sufrían enfermedades crónicas, como hipertensión, diabetes u obesidad. Y Galán agrega que “la mortalidad por covid se vio incrementada en la población que padecía ya esas condiciones médicas”.
Maya, finalmente, asegura que las estrategias de prevención deberán enfocarse en enfrentar estas enfermedades desde las escuelas, “explicándoles a los niños los factores de riesgo que llevan a esa afección, y educándolos en tener una alimentación saludable y hacer ejercicio, pues estas dos tareas sirven para enfrentar estas enfermedades”.