Sin tener claro cuánto falta para retornar a sesionar presencialmente, lo más probable es que ese tiempo mitigue la extrañeza que causará en aliados y contradictores no volver a presenciar la danza alrededor de Álvaro Uribe, viéndolo ir y venir por el Congreso, envuelto en una nube de gente y ruido.
Dijo el congresista Roy Barreras, del partido de la U, en su cuenta de Twitter, que la renuncia de Uribe al Senado “implica el fin de una era y la oportunidad de pasar la página”. Una declaración que contrasta con el silencio por el que optó una decena de senadores de las bancadas liberal, conservadora, De la U y Cambio Radical; quienes fueron consultados por EL COLOMBIANO para conocer el Congreso que imaginan, saber cuál sería el impacto en la estructura partidaria sin la presencia del hombre que es brújula y alma del partido de Gobierno, pero decidieron guardar silencio.
Ahora bien, en ese sentido, vale la pena preguntarse: ¿habrá un impacto en los otros partidos tras la salida de Uribe del espectro? ¿cambiará algo el panorama en el legislativo sin el expresidente marcando el compás presencialmente? La respuesta tiene contrastes.
Yann Basset, director del Grupo de Estudios de la Democracia de la Universidad del Rosario, es radical al indicar: “No, en absoluto”. Y agrega: “Seguirá ejerciendo la jefatura y la influencia. Así que su ausencia es un cambio de forma, no de fondo”.
Lo secunda Cristian Rojas, director del programa de Ciencias Políticas de la Sabana, quien incluso ve oportunidades para los congresistas del Centro Democrático. “Es el momento de fortalecer liderazgos al interior del partido”.
Sin embargo, donde Rojas ve oportunidades Néstor Julián Restrepo, coordinador de la maestría en Comunicación Política de Eafit, ve asomo de caos del CD en el Congreso.
“José Obdulio Gaviria, que por ser el más experimentado es el llamado a agruparlos a todos, de hecho genera peleas al interior del partido. Aún así, seguro va a intentar jalar las riendas, pero Paloma Valencia intentará tirar por su lado, lo mismo hará Paola Holguín, y así”, avizora.
Este panorama que plantea Restrepo ocurrirá al tiempo que Uribe, el negociador por excelencia del Congreso, observa desde la distancia. “Ninguno tiene la capacidad que tenía Uribe para ir y negociar con cualquiera, desde prominentes senadores opositores hasta representantes a la Cámara novatos, y además hacerlo en términos de respeto”.
Es precisamente por esa cualidad negociadora que quien más pierde, según Restrepo, es el presidente Iván Duque que se queda sin su “verdadero ministro del Interior. Él era el que hacía las negociaciones políticas. Duque se queda sin su palanca de cambios que lo ayude a direccionarse en el Congreso; ya no serán una aplanadora sino que partidos como Cambio Radical y el Liberal se irán de frente contra Duque a pedir burocracia”.
Hay que recordar que en la convención del Partido Liberal celebrada el pasado fin de semana, el jefe de la colectividad, César Gaviria, arremetió contra el gobierno de Duque y su postura frente al Acuerdo de Paz, así como al manejo que le ha dado a la pandemia.
Es una situación cuando menos inquietante para el Gobierno, pues aunque la coalición goza de solidez con 69 de 108 asientos en Senado y 83 de 172 en Cámara, en alianza con los Partidos Conservador, Cambio Radical, de la U, Colombia Justa, Opción Ciudadana y Mira; el liberalismo es una bancada robusta con 49 curules (14 en Senado y 35 en Cámara), que puede entorpecer el andar legislativo del Gobierno. En ese sentido, el efecto de la ausencia de Uribe puede generar dos cosas: que esa coalición de gobierno se establezca, cual muralla, para proteger los intereses del Gobierno ya sin Uribe en el timón y, por otro lado, que el liberalismo tome fuerza.
Así lo plantea el politológo Diego Cediel: “la coalición de Gobierno efectivamente sufre un golpe porque él era el imán, el programador de los proyectos de ley del CD, que coincidían con la agenda de Gobierno. Por eso, es que esa coalición debe tratar de reacomodarse en función de cómo va a caminar. Los partidos políticos, distintos al de Gobierno, van a aprovechar esa ausencia y van a reclamar mayor participación en el Gobierno y en la burocracia en miras también de las elecciones presidenciales”.