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“Los grupos armados le están llevando la delantera a la guardia indígena, porque no es lo mismo defender el territorio con la palabra, con el bastón de mando o con la chonta, ante unos actores armados que no tienen piedad, que están usando los fusiles para asesinarnos”, dijo contrariado Harold Secué, consejero de la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca (ACIN).
Cada semana los indígenas del norte del Cauca lamentan la muerte de dos o tres de los suyos, cifra que aumenta si se tiene en cuenta que los grupos armados, especialmente las disidencias de las Farc, pero también el Eln, el Clan del Golfo y un reducto de del Epl, atentan contra las comunidades afro y contra los mestizos.
“Ya van 48 amenazas, en estos últimos meses llevamos 26 asesinatos, de los cuales 10 son de nuestra organización indígena, pero también hay que resaltar que están trayendo a personas de otros lugares a asesinarlos en el territorio nuestro. A dejarlos ahí tirados”, anotó Secué.
El miedo no para. El defensor del Pueblo, Carlos Alfonso Negret, aseguró desde el Cauca que la situación se agrava: esta semana hubo seis asesinatos.
Según los registros de la ONU para los Derechos Humanos, durante septiembre y en lo que va transcurrido del mes de octubre, se ha recopilado información sobre el homicidio de nueve integrantes de los pueblos indígenas del Cauca, entre los que se encuentran: dos de la guardia indígena; una autoridad tradicional; un líder de proceso juvenil y cinco comuneros y persistieron los secuestro, torturas, desapariciones y amenazas.
Después de varias semanas analizando la situación, la Defensoría del Pueblo llegó a Santander de Quilichao con una propuesta de solución: una carpa blanca, con la que “se busca coordinar la respuesta institucional efectiva y oportuna en materia de prevención y protección de manera concertada con las comunidades con el fin de mitigar el riesgo generado por la reconfiguración del conflicto armado”, explicó Negret.
El defensor argumenta que las comunidades siempre saben lo que va a ocurrir, corren rumores hasta que la amenaza se materializa, así que la denominada Carpa Blanca funcionaría como un lugar cercano dónde denunciar las amenazas y atropellos, que contaría con la presencia de todas las entidades encargadas de la protección de los líderes sociales y defensores de derechos humanos.
“La propuesta de Carpa Blanca sin duda contiene elementos fundamentales que contribuirían a superar la situación de grave violación de los derechos humanos. Este es un ejercicio que debemos revisar con las demás organizaciones presentes en el territorio, y a la que tenemos que aportarle elementos para que, de manera concertada y ordenada, su implementación sea efectiva”, manifestó Clemencia Carabalí Rodallega, representante de la Asociación de Mujeres Afrodescendientes del Norte del Cauca.
Sin haberlo discutido todavía con las autoridades ancestrales, Secué ya puso la primera condición: que de esa Carpa Blanca no participe la Fuerza Pública, “no queremos que luego esos actores que están en nuestros territorios puedan reprochar nuestras acciones o tomarnos como blanco porque estamos siendo colaboradores de la Fuerza Pública, lo cual no es cierto”, dijo.
EL COLOMBIANO consultó con la Tercera División del Ejército sobre este asunto, pero no obtuvo respuesta; sin embargo, conoció que los militares le están cerrando el cerco a los disidentes. En los últimos días se han presentado combates y en uno de ellos murió alias “Alonso”, acusado de ser el responsable del asesinato el pasado 1 de septiembre de Karina García, candidata a la Alcaldía de Suárez .
Soy periodista egresada de la Universidad de Antioquia. Mi primera entrevista se la hice a mi padre y, desde entonces, no he parado de preguntar.