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Jóvenes, estratos bajos y ciudades claves se desencantan de Petro: así están sus cifras

El presidente afronta una crisis de desaprobación que no es distinta a las de sus antecesores. Sin embargo, hay una caída preocupante en sectores cómo jóvenes y Bogotá que lo llevaron al poder. El análisis de las cifras.

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Jóvenes, estratos bajos y ciudades claves se desencantan de Petro: así están sus cifras
30 de agosto de 2024
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El presidente Gustavo Petro volvió al 66% de desaprobación, según la última encuesta Invamer para agosto de 2024, la cifra negativa más alta en los dos años que lleva en su administración que ya había registrado en diciembre de 2023. Aunque luego del primer Gobierno de Juan Manuel Santos en Colombia a los presidentes no les va bien frente a la opinión general (y las cifras de Duque siguen siendo más altas) sí hay varios indicadores que ameritan un análisis para entender hacia dónde va el Gobierno Petro.

La encuesta fue realizada a más de 1.400 personas en las ciudades capitales, evalúa los aspectos más coyunturales de la agenda nacional, y también los indicadores sobre temas estructurales como el desempleo, los servicios públicos, la posición del presidente frente a Venezuela, la asistencia a la vejez y la prestación de los servicios de salud.

El 27% de los encuestados consideraron que el problema más preocupante es la economía y el desempleo; seguido del orden público, con un 24%; la mala función del Gobierno y el sistema político, con el 20%; luego la corrupción, con el 12% y la atención a las necesidades básicas, con el 5%.

Por otro lado, el 82% de los encuestados consideró que el costo de la vida empeoró, cifra que se mantiene estable desde abril, un descontento que refleja cómo ha golpeado la inflación a la gente; y hubo un aumento de cinco puntos en la percepción de la corrupción, que se ubicó en 77%, una factura que le llega al Gobierno por cuenta de varios escándalos, incluyendo el de la Unidad de Riesgos (UNGRD), que sigue vivo y empantanando a altos funcionarios de la Casa de Nariño. Y también, los encuestados creen que el cubrimiento y la atención en salud han empeorado en un 70%, una leve mejoría del 72% de junio.

De toda la encuesta, los únicos temas que mejoran para el presidente de manera más clara son los de desempleo y asistencia a la vejez, pero con un negativo que sigue siendo muy alto: 22% creen que el empleo mejoró en agosto, y 69% opinan que empeoró. En junio fue 19% vs. 72% respectivamente. Cabe anotar que la última cifra de desocupación del DANE fue del 10,3% para junio de 2024.

Infográfico

Los números claves para Petro

Hay tres cifras más que leídas estratégicamente en el espejo del Gobierno tendrían que ser preocupantes. En Bogotá, en donde el presidente empezó con una aprobación del 58% en agosto de 2022, dos años después ha caído 30 puntos y está en 28%. Esto entendiendo que la capital del país es un bastión electoral para su sector político de la izquierda y centro izquierda. Hoy el porcentaje de personas que desaprueba su gestión en la capital del país es del 66% igual que el total nacional.

En Bogotá pesa mucho el voto de opinión, contrario a otras regiones en donde quienes ganan son los que tienen el poder de la logística y las casas políticas. Petro ha tenido en los últimos meses varias desavenencias con el alcalde Carlos Fernando Galán en torno a temas como la primera línea del metro elevado que ya tiene un avance significativo de pilotes y el alistamiento para su paso por la avenida Caracas, pero también sobre la posición frente a Venezuela en donde Galán le ha querido sacar ventaja a Petro por los vacíos en el camino que el Gobierno eligió; este es el de una diplomacia blanda que no ha sido capaz de condenar las violaciones a los Derechos Humanos por parte del régimen de Maduro, la transición hacia una dictadura, y el fraude electoral denunciado por organismos multilaterales, gobiernos, y el Centro Carter de Estados Unidos que estuvo allí como veedor el pasado 28 de julio.

Hace dos semanas, Galán decidió sumarse a una protesta de ciudadanos venezolanos frente a la embajada de ese país en Bogotá y cuestionó al Gobierno por su renuencia a denunciar los abusos y defender la democracia.

La última discusión que encontró a los dos mandatarios fue frente al Hospital San Juan de Dios, que también ha sido otro de los temas del corazón del presidente en su paso por el Gobierno distrital. La subred Centro Oriente, intervenida por la Superintendencia de Salud (de Petro) decidió cancelar unilateralmente un contrato que se había firmado en la administración Peñalosa para la demolición y construcción de una nueva torre con el fin de mejorar la atención en salud a los pacientes. La empresa contratada fue la española Copasa que ya ha elevado reclamaciones administrativas a tribunales de arbitramento y podría llevar a que Bogotá pierda en los estrados más de 100.000 millones de pesos. Algo parecido a lo que sucedió con el caso de los pasaportes y Thomas Greg and Sons.

El tono de Petro frente a Galán, visto como un político de centro pero que también ha tenido sus propios problemas para generar empatía y resolver los asuntos de seguridad, ha sido percibido como el de irreverencia y enfrentamiento que Petro ha tenido con otros políticos y más estructuralmente contra los medios de comunicación.

En otra ciudad donde Petro era fuerte, en Cali, ciudad emblema del llamado estallido social y la que se llevó las peores consecuencias de ese fenómeno de violencia y de protestas que se iniciaron por la reforma tributaria del Gobierno anterior (Petro ya va por la segunda en dos años), la aprobación del jefe de Estado bajó del 62% en 2022, al 31% en agosto, otros 30 puntos.

Para el profesor Guillermo Henao, de la Universidad EAFIT, estas peleas que se repiten con varios gobernantes, por ejemplo Federico Gutiérrez y el gobernador Andrés Julián Rendón en Antioquia, pueden estar causándole daño a Petro luego de dos años.

“El desgaste del Presidente Petro a pesar de que van solo dos años de su gobierno, refleja un modelo denominado ‘consensos mínimos’ donde no se gobierna para satisfacer mayorías sino para complacer minorías. Esto también pasó en Medellín con el Gobierno de Quintero y el resultado fue un constante estado de conflicto y de baja gobernanza, algo que estamos empezando a ver en el gobierno Petro”, dijo.

Estratos

El desgaste del que habla el profesor Henao no es solamente visible en las constantes peleas del presidente, sino también frente a los estratos bajos y la clase media en donde las afectaciones son de tipo económico. La inflación hasta ahora empezó a ceder desde el 7%, pero pareciera haber una percepción generalizada de que los alimentos están más costosos, sin contar posibles efectos derivados del aumento del ACPM que decidió el ministro e Hacienda, Ricardo Bonilla y que, dijo, no tiene revés. Esta decisión afecta al sector de transporte de alimentos.

Y, en la clase media, durante este mes ha crecido una preocupación porque numerosas personas denunciaron que tuvieron que endeudarse con créditos bancarios para lograr pagar su declaración de renta, tras el ajuste de la reforma tributaria del año anterior. Algunas declaraciones doblaron su valor.

En ese contexto, el Gobierno atraviesa por un faltante de recursos para el próximo año que ha llevado incluso a considerar la opción de pedirle al Banco de la República (único que puede decidirlo) la emisión de dinero para pagar los compromisos con las víctimas del conflicto, que los entes de control aseguran son de más de 350 billones de pesos. Esta semana Bonilla dijo que había que considerar esa opción, lo que generó un temor por las experiencias en la impresión de dinero de otros países con gobiernos populistas de izquierda.

En la clase media también aumentó la gasolina desde los $9.000 hasta los $16.000 en estos dos años. Si bien los economistas aseguran que esa decisión para lograr pagar las deudas del fondo de estabilización -que se encontraban por encima de los 32 billones de pesos- sí es técnica y adecuada, también puede ser entendida como negativa para los conductores que han tenido que ver cómo de sus bolsillos hay que sacar más dinero para poder mover sus automóviles afectando las cuentas.

En los estratos 1 y 2 el presidente obtuvo un 64% de desaprobación en agosto. Empezó con una aprobación del 59% en 2022 y, tras dos años, llegó al 30%, bajando otros 30 puntos. En estrato 3 la historia es parecida: 66% de desaprobación y pasó de un 56% de opinión positiva al 30% perdiendo 26 puntos. Y en los estratos altos 4, 5 y 6 en agosto la desaprobación a Petro llegó al 70% (la más alta de toda la encuesta). Pero sucede lo mismo en la caída. Inició en 49% de aceptación en 2022 y llegó al 24%.

Para el experto Humberto Librado de la Universidad Javeriana, esto obedece también a situaciones económicas coyunturales. “La preocupación por las condiciones económicas del país y el esfuerzo del Gobierno por transmitir una sensación de confianza y reactivación económica contrastan con situaciones que afectan directamente a los ciudadanos. Algunos ejemplos incluyen el problema de abastecimiento de combustible para aviones, que causó retrasos y cancelaciones de vuelos, mientras empresarios y Gobierno se echaban la culpa mutuamente”, explicó.

Jóvenes

Finalmente, el otro sector es el de los jóvenes. De los 18 a los 24 años, un segmento clave para el presidente que tuvo un apoyo considerable en campaña de parte de todo tipo de organizaciones del “estallido”, influencers, barristas y activistas en general, parecería haber una decepción sobre la administración. En agosto de 2022 la aprobación era del 78% y llegó al 43% perdiendo 35 puntos. De los 25 a los 34 años, el presidente pasó de 67% a 29% con un negativo de 38 puntos.

Henao explica que allí podría haber un fenómeno de expectativa frente a lo que viene para el 2026. “El presidente Petro está en el límite de lo que llamaríamos su punto de aceptación en su votante natural, esto quiere decir que en la base del petrismo lo que puede seguir es el inicio de una desbandada natural de sus seguidores hacia otras oportunidades electorales en el marco de la reorganización política que viene por la presión de la campaña presidencial”, concluye.

El Gobierno tiene la idea de que estas encuestas, varias de las cuales acertaron para las elecciones del 2022 beneficiándolo, corresponden a intereses de un concepto que ha empezado a circular dentro del lenguaje del Ejecutivo y es el de los “medios corporativos”.

Sin embargo, solo basta con salir a la calle y preguntarle a cualquier persona en un ejercicio básico su opinión frente a cómo se está administrando el país.

Las cifras de popularidad del expresidente Iván Duque fueron peores. Duque llegó a una desaprobación de 76%, todavía a 10 puntos de Petro. Esto mientras atravesaba una pandemia y una de las crisis de violencia social más difíciles de los últimos años. Pero, esas cifras tuvieron eco en las elecciones y la opción más cercana al exmandatario, Federico Gutiérrez, no llegó a segunda vuelta.

El presidente ha reiterado que no está buscando la reelección, pero es claro que su figura es popular dentro de la izquierda y hay una parte de sus bases que es inamovible. Lo difícil sería entregarle la posta a un posible sucesor con unas cifras de impopularidad semejantes entendiendo que cualquiera que sea esa figura (hombre o mujer) no va a tener su mismo reconocimiento en todo el país. Por ahora el Gobierno necesita un tratamiento de urgencia para recuperar popularidad y no parece que ni los errores administrativos ni los escándalos de corrupción vayan a detenerse.

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