En un operativo llevado a cabo en la madrugada del domingo 19 de enero, las autoridades colombianas arrestaron a Luis Mariano Rojas Santana, conocido como alias El Dominicano, en las cercanías de la terminal de transportes de Valledupar, según informaron medios locales.
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Este comerciante, acusado de liderar actividades ilegales bajo la fachada de negocios legítimos, había estado prófugo desde mayo de 2024, cuando escapó de un centro médico tras sobrevivir a un atentado en un restaurante de comida rápida. La detención, que incluyó el decomiso de armas de fuego, representa un avance en la lucha contra las redes criminales de la región.
Las autoridades indicaron que Rojas Santana, de 37 años y originario de República Dominicana, fue arrestado mientras se desplazaba en una camioneta blanca acompañado de una mujer. En el operativo, se le incautaron dos pistolas de nueve milímetros, 35 cartuchos y tres cargadores, elementos que no contaban con la documentación correspondiente.
Tras su captura, fue llevado a la Unidad de Reacción Inmediata (URI) para comenzar los procedimientos judiciales. Según los medios, la Fiscalía General de la Nación lo acusará de fuga de presos y porte ilegal de armas, aunque su historial delictivo podría dar pie a investigaciones más amplias.
La ubicación de El Dominicano fue un misterio desde el 21 de mayo de 2024, cuando escapó del hospital donde recibía atención médica luego de ser atacado a tiros.
En ese momento, un sicario lo siguió hasta un restaurante McDonald’s en el centro de Valledupar, donde le disparó en múltiples ocasiones. Dos balazos en el pecho lo dejaron gravemente herido, pero los médicos lograron salvarle la vida en la clínica Laura Daniela. Sin embargo, temeroso de nuevos ataques, aprovechó un descuido del personal médico y se fugó con la ayuda de sus colaboradores cercanos.
A partir de ese momento, Rojas Santana desapareció del radar público, lo que suscitó rumores sobre su posible salida de Valledupar o incluso del país. Su vida ostentosa, que incluía vehículos blindados, escoltas y apariciones en videos musicales, se desvaneció en un perfil bajo. Aunque mantuvo relaciones con figuras políticas y contratistas locales, muchos de sus antiguos aliados lo dejaron de lado tras el atentado.
“El Dominicano”, antes de su captura, se relacionaba en círculos sociales y culturales de Valledupar. El hombre es propietario de varios comercios como tiendas de licores, restaurantes, discotecas y barberías y esto lo llevó a inmiscuirse en la industria vallenata. En varios videos de este género musical aparecía rodeado de mujeres y lanzando billetes, una muestra de su vida de excesos.
Con el atentado y la fuga, su presencia en círculos sociales grandes se redujo y asistía a fiestas más privadas con estrictas medidas de seguridad. Una de esas medidas era la prohibición de celulares. De hecho, varias personas, entre ellos músicos y figuras del vallenato, optaron por alejarse por su situación con la ley.
Su captura es un golpe importante para la red criminal de Valledupar que hace presencia en el territorio desde al menos cinco años. Estos criminales usan la ubicación estratégica de la ciudad para almacenar y trasladar drogas hacia otras regiones como La Guajira y Magdalena.
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Aunque las autoridades consideran que el hombre está vinculado con otros delitos como enriquecimiento ilícito y narcotráfico, sus cargos formales son el de fuga y porte ilegal de armas. Sin embargo, la investigación continuará y es probable que estos delitos aumenten.