Por todo lo alto, un tigrillo lanudo y un zorro recuperaron su libertad y volvieron a su hábitat en bosques del Oriente antioqueño. El último paso para su liberación ocurrió este lunes 13 de enero después de superar complejos procesos de rehabilitación en el Centro de Atención y Valoración de Fauna Silvestre (CAV) de Cornare, un zorro (Cerdocyon thous) y un tigrillo lanudo (Leopardus tigrinus) regresaron a su hábitat natural.
La liberación fue posible gracias a los esfuerzos entre Cornare y el Comando Aéreo de Combate No. 5 de la Fuerza Aeroespacial Colombiana por la conservación de la fauna silvestre y el lugar elegido fue una zona boscosa analizada previamente como apta para que ambos animales establezcan su vida silvestre sin amenazas.
El zorro, un cachorro de apenas 300 gramos, llegó al CAV el 28 de septiembre de 2024 procedente del municipio de San Carlos, luego de ser encontrado en una carretera en la que su madre perdió la vida al ser atropellada. Una vez en el Centro de Atención, el cachorro presentó una deshidratación moderada y algunas alteraciones digestivas, probablemente debido a una alimentación deficiente antes de su rescate.
Para su recuperación, el equipo de profesionales implementó una dieta especializada con lactoreemplazadores balanceados y llevó a cabo
enriquecimientos ambientales que le permitieron desarrollar habilidades esenciales para su supervivencia, como identificar presas y depredadores. Tras rigurosos chequeos médicos y evaluaciones finales, se determinó que el zorro estaba listo para regresar a su hábitat natural.
Por su parte, el tigrillo lanudo, rescatado el 28 de noviembre en la vereda Concordia del municipio de El Peñol, llegó al CAV en condiciones críticas. Fue encontrado desorientado en una finca, con bajo peso corporal y alteraciones neurológicas, pero gracias a un tratamiento integral liderado por el equipo técnico del CAV, el felino respondió adecuadamente a los tratamientos y su estado de salud mejoró rápidamente. Este individuo ingresó en una etapa biológica adulta, por lo que su proceso de recuperación y readaptación fue más rápido, debido a que conservaba comportamientos biológicos propios para su especie.
El seguimiento y monitoreo realizado mediante cámaras trampa confirmaron que el animal presentaba comportamientos silvestres como trepar árboles, explorar su entorno, capacidad de caza y mantenerse alerta ante estímulos externos, esto fue de vital importancia para determinar que estaba en condiciones para ser liberado.
La Fuerza Aeroespacial Colombiana cumplió también un importante papel al garantizar el traslado seguro y rápido de ambos animales hasta una zona protegida de difícil acceso. La operación se realizó con un helicóptero UH-60 Black Hawk y un equipo especializado del CACOM5, que evaluó variables climáticas, condiciones de seguridad y protocolos de bioseguridad para minimizar el estrés de los ejemplares.
“Estas liberaciones son un ejemplo del impacto positivo que logramos al unir esfuerzos por la protección de nuestra fauna silvestre. Seguiremos trabajando para garantizar la conservación de estas especies que cumplen un papel fundamental en nuestros ecosistemas”, expresó el director de Cornare, Javier Valencia González.
Tanto el zorro como el tigrillo lanudo representan especies clave en los ecosistemas de la región Cornare. Su liberación no solo contribuye a la restauración ecológica, sino también a la sensibilización sobre la importancia de proteger la fauna silvestre y evitar su tenencia ilegal.
El CAV ubicado en El Santuario, comenzó a operar en 2020 y desde entonces ha recibido a casi 9.000 animales provenientes de los 26 municipios donde tiene jurisdicción Cornare, ya sean víctimas de tráfico, atropellamientos, accidentes o brutales ataques de perros, gatos y humanos.
El lugar donde miles de animales tienen una segunda oportunidad se ha ido armando de a poco. Hace un año inauguraron la clínica para atención de fauna, la segunda en Antioquia, costó $1.000 millones. Hasta el año pasado habían logrado rehabilitar y liberar a casi 3.000 animales, sin contar los trasladados a centros de conservación y colecciones biológicas. Detrás de historias con finales felices como las del tigrillo y el zorro está el esfuerzo de decenas de veterinarios, zootecnistas y biólogos que viven a las carreras, día a día, intentando salvar la mayor cantidad de animales que llegan a las puertas del CAV en busca de ayuda.
