El municipio de Ituango, tan enseñado a los días enrevesados, a las noticias tristes, está hoy de fiesta y no porque haya algarabía en las calles ni porque una orquesta esté tocando música en el parque: es que este viernes 19 de junio está de cumpleaños una de sus hijas más queridas, reconocida allí como una matrona muy especial: doña Paulina Elena Velilla Rendón.
Madre de 11 hijos, 12 nietos y 11 bisnietos, esta heroína de la vida nació exactamente el 19 de junio de 1920, lo que significa que hoy celebra sus cien años, lúcida, cariñosa, rezandera a la Virgen y jugadora de parqués. Y ni siquiera está en Ituango sino en Medellín, pero es hija de allí y muchos en el pueblo le han hecho llegar sus mensajes de cariño.
Su hijo Donaldo Zuluaga, reportero gráfico de EL COLOMBIANO recientemente jubilado, describe lo que a ella le tocó vivir a lo largo de este siglo de vida:
“Ha vivido todo un siglo para ser testigo de 27 presidentes y una junta militar, dos guerras mundiales, la dura violencia partidista de los años 40, la crueldad de un conflicto armado que le robó muchos años de paz, la narcoguerra en su natal Ituango y ahora esta pandemia, que aplaza los abrazos, pero pese a eso ella sigue ahí, de pie como los árboles que se resisten a caer”.
Hija de Pablo Emilio Velilla y María Mercedes Rendón, Paulina es una leyenda viviente, especialmente en el corregimiento Santa Rita, donde nació.
Casada con Manuel Bernardo Zuluaga -el “Mono Zuluaga”-, al que ya vio morir en mayo de 1997 al igual que a dos de sus hijos (Bernardo y Jaime), con sus 1.50 de estatura, su cabello blanco e impecable peinado, hoy disfruta su fecha en una celebración sencilla con algunos de sus hijos en su casa en Medellín y otros en la distancia, que le rinden homenaje con mensajes y videos.
Gildardo, uno de los nueve hijos que le sobreviven, le compuso un poema en prosa, que es un homenaje de amor y de respeto hacia ese ser que parió tanta vida y que se hizo querer a través de los años, y se lo hizo llegar a través de un audio por celular, del que destacamos algunos apartes.
“A una hermosa madre de cien años. 1920 cuenta historias de un suelo tapizado de bosques que cubren con sus raíces y con musgos milenarios un sinnúmero de aguas cristalinas que alimentan el milagro de la vida. El aire es puro y soñar es simple, como el vuelo de una golondrina. Existen ya en Ituango los primeros asentamientos poblacionales y entre ellos Santa Rita, la patria chica de mamá Paulina, quien junto a sus hermanos Gabriela, Margarita, José, Teresita, Francisco y María, supo de los caminos de arriería, del fogón de tres piedras, la vasija de barro, la aurora que se despertó junto al Rosario y la tenue luz de un cielo estrellado.
“Recorrió senderos con sus pies descalzos, coleccionó recuerdos de trinos, aromas y frutos silvestres y al despertar de su juventud, Dios bendijo el hogar que formó con su esposo Bernardo.
“Cerrá por un instante tus ojos cansados madrecita de cien años. Casi podemos adivinar cómo vamos llegando a tu mente todavía lúcida los hijos que albergaste en tu regazo. Luis Bernardo, Alberto, Rosalba, Hernando, Ricardo, Mario, Estela, Jaime, Donaldo. Otálvaro y Gildardo. Abrí de nuevo tus ojitos para que te enterés de lo felices que tus hijos estamos y a pesar de la distancia, no nos cansamos de decirte feliz cumpleaños, porque sos el tesoro más valioso, grande y bello que dios nos ha ragalado”.