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Sin recursos para mitigar fallas en vereda de Copacabana que se cae a pedazos

Ruptura de una conducción reactivó movimientos de tierra en Ancón 2 (Copacabana). Vecinos libran puja desde 2018, pero alcaldía dice no tener los $140.000 millones que cuestan trabajos.

  • Una malla naranja restringe el paso a la endeble sede de la Junta de Acción Comunal de la vereda Ancón 2. FOTO edwin bustamante
    Una malla naranja restringe el paso a la endeble sede de la Junta de Acción Comunal de la vereda Ancón 2. FOTO edwin bustamante
  • Pese a las profundas grietas en el pavimento, los habitantes del barrio continúan con su vida cotidiana. FOTO EDWIN BUSTAMANTE
    Pese a las profundas grietas en el pavimento, los habitantes del barrio continúan con su vida cotidiana. FOTO EDWIN BUSTAMANTE
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01 de abril de 2021
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Asomada desde el balcón de su casa, en la que ha vivido por más de 35 años, Martha Sierra observaba durante la mañana de ayer a una cuadrilla de obreros de Empresas Públicas de Medellín (EPM) intentando reparar la fuga de un tubo de conducción del acueducto.

En menos de dos años y medio, Ancón 2, de Copacabana, ubicada en la orilla de la autopista Norte, se convirtió en una vereda fantasma.

Con sus fachadas inclinadas, puertas torcidas y muros surcados por profundas grietas, el lugar es el epicentro de un problema geológico que tiene en la incertidumbre a por lo menos 150 familias.

Mientras los trabajadores removían con sus palas el lodo que recubría la carretera que pasa por enfrente de su casa, Sierra, quien preside la Junta de Acción Comunal de la vereda, detalla que la emergencia más reciente comenzó desde hace un mes.

“Nosotros empezamos a ver que se estaba inundando la calle. Desde la entrada de Comfama venían unos chorros de agua”, explica Sierra.

Alarmados por la situación, los vecinos reportaron el incidente a EPM, que desplegó un grupo de obreros para rastrear y enmendar la fuga.

Hacia las 11:00 a.m. del pasado domingo 28 de marzo, mientras avanzaban los trabajos de reparación del daño, una ramificación de grietas, que se extendía por los muros de la sede de la Acción Comunal, se fueron expandiendo hasta dejar la estructura al borde de un colapso inminente.

Según dice Sierra, el ruido de un muro desplomándose fue la principal señal de alerta para que policías y funcionarios de la Alcaldía de Copacabana regresaran al lugar y ordenaran evacuar a los vecinos.

No obstante, pese a que el problema avanza desde noviembre de 2018, muchos de ellos se rehusan a salir de sus viviendas, alegando que no tienen a donde ir.

El origen del problema

Para entender en qué consiste el problema hay que remontarse a los últimos meses de 2018, cuando, tras la llegada de la temporada de lluvias, una serie de fisuras empezaron a aparecer en las viviendas de la zona.

Para dimensionar la escala del lío, la Gobernación de Antioquia, la Alcaldía de Copacabana, el Área Metropolitana y Corantioquia financiaron un estudio técnico para saber por qué la tierra del lugar parecía estarse moviendo.

Tal como lo registró este diario en noviembre de 2019, los resultados preliminares de esa investigación, efectuada por la firma de ingenieros Inteinsa, apuntaban a que la construcción en zonas inestables, la socavación del río Medellín y hasta malas prácticas en el manejo de aguas residuales eran parte de las razones de la emergencia.

En las páginas del documento, de 102 viviendas evaluadas, 29 aparecían con daños muy severos y 57 con daños leves. De acuerdo con los estimados oficiales, el saldo de personas afectadas ascendía a las 2.264.

No hay recursos

Luego de conocer la escala del daño, la Alcaldía de Copacabana se declaró en insolvencia financiera, alegando que el costo de las obras de mitigación, calculado en $140.000 millones aproximadamente, era demasiado alto para su presupuesto.

Oswaldo Isaza Meneses, secretario de Infraestructura y director de Gestión del Riesgo de Copacabana, detalla que el diagnóstico de la firma de ingenieros arrojó que debían hacerse varios trabajos, que van desde adecuaciones en el río, hasta la cobertura de una quebrada.

“El problema se ha acelerado por un socavamiento lateral del río Aburrá. Entonces deben construirse unas llaves en el lecho del río, unas obras de protección de la margen izquierda, canalizar la quebrada Candó y construir unas galerías drenantes para las aguas freáticas”, señala el funcionario, agregando que el Municipio realizó un censo en donde identificó que, de las 150 casas de la vereda, por lo menos 38 debían ser demolidas.

Martha Sierra explica que una de las razones por las que decidió regresar a su hogar es la falta de alternativas para ir a otro lugar.

Según recuerda, tras abandonar su casa en abril de 2019, decidió reinstalarse en junio de 2020 por los problemas para pagar un arriendo.

Junto con Sierra, otras 15 familias también decidieron regresar a sus hogares por falta de alternativas. Eva María Palacio, madre de cinco hijos, explica por qué, tras la emergencia del domingo, aún se mantiene en su vivienda.

“Para uno es muy difícil ir a buscar una casa que se le acomode al presupuesto. Ellos dijeron desde el lunes que había que evacuar todo, pero yo les respondí ¿para dónde me voy a ir? ¿para el parque de Copacabana?”, dice Palacio, agregando que no ha recibido ningún apoyo por parte de gobierno local para evacuar la zona.

Frente a estos señalamientos, el secretario Isaza Meneses argumenta que el Municipio viene desembolsando desde 2018 subsidios de vivienda por $350.000 a las 33 familias cuyas casas estaban en peor condición.

Así mismo, el funcionario agrega que de acuerdo con las 38 viviendas más dañadas que se identificaron, la Alcaldía avanzaría en la formulación de un plan para reubicarlas. Sin embargo, advierte que no saben cuanto costaría, ni si se tendrían los recursos para hacerlo.

“Como el costo de la obras de mitigación asciende a los $140.000 millones el Municipio está preocupado, porque es una cifra que incluso sobrepasa el presupuesto anual del municipio”, expresa Isaza, para quien los aportes que haga la Nación, el Departamento o los organismos de gestión del riesgo son cruciales para llegar a una solución de fondo

Lo que viene

Frente a la emergencia en el tubo de conducción, EPM aseguró, a través de un comunicado, que avanzaba en la reparación del daño y monitoreaba el comportamiento de la montaña, en caso de que se generase un nuevo desplazamiento de masa.

Durante la tarde de ayer, la empresa había cortado el suministro de agua en el municipio de Girardota, para poder enmendar los daños.

Hasta el cierre de esta edición, los cálculos de la entidad apuntaban que esos trabajos tardarían hasta la media noche.

Mientras la Alcaldía de Copacabana reiteró su llamado de ayuda, para que la Gobernación o la Nación ayuden a conjurar la emergencia, los habitantes de la vereda aseguraron que permanecerían allí hasta tener alternativas de reubicación o ver un camino claro para la ejecución de las obras de mitigación.

“En 2019, yo me fui obedeciendo. Nos ofrecieron protección y vigilancia, pero acabaron con el barrio. La Alcaldía dice no tener plata para las obras, pero a nosotros tampoco nos dan ninguna solución”, concluye Sierra

$140
mil millones costarían los trabajos de mitigación, según la Alcaldía de Copacabana.
150
viviendas hacen parte de la zona de riesgo demarcada por las autoridades.
Infográfico
El empleo que busca está a un clic

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