Enviar a un niño en bicicleta a la escuela no es una idea frecuente. Por lo menos en Colombia usted puede imaginarse lo peor: un carro lo atropella; un ladrón sale desde una esquina y lo amenaza con un cuchillo; quizá se caiga y a nadie le importe; además, sabe las ciclorutas no cubren todo el camino. La palabra peligro se acentúa. Más allá de pensar en los usuarios de bici que transitan todos los días por las ciudades del país, Lotte Bech propone un cambio cultural que empiece desde la niñez. Ella es danesa, ha sido reconocida por sus estrategias para mejorar los modos de transporte alternativos en el mundo y recientemente editó el libro “Cyclists & Cycling Around the World”, una serie de 25 artículos sobre ciudades del mundo que le han apostado a la bicicleta.
Cuando Bech llegó al cuarto Foro Mundial de la Bicicleta en Medellín, vio pocos ciclistas en las calles. Las cifras respaldan esta primera impresión: mientras que en Copenhague el 50% de los ciudadanos se movilizan en bicicleta (según cifras del estado danés), en Medellín solamente el 1% de la población utiliza la bici como modo de transporte. Para ir un poco más lejos: Copenhague tiene 390 kilómetros de carriles para las bicicletas; Medellín 34. El Colombiano habló con Bech sobre su propuesta para cambiar esta realidad.
¿Va en bicicleta al trabajo todos los días?
Siempre uso la bicicleta, no importa hacia donde me dirija ni la hora.
¿Y en Medellín, lo haría?
La verdad es que lo siento un poco peligroso. Sé que están desarrollando infraestructura para las bicicletas, y eso está muy bien, pero creo que se deberían trabajar en el comportamiento de los conductores, en el respeto hacia los ciclistas. A veces parece que no existieran.
¿Cuáles son sus recomendaciones?
Lo más importante es que el ciclista se sienta cómodo y seguro, y para lograrlo es necesario desarrollar una cultura ciudadana. La mejor manera es empezar con los menores, y creo que Medellín lo está haciendo bien con un proyecto que tiene para los niños de dos y tres años. Se trata de crear juegos para 500 niños que están en preescolar. Con el programa EnCicla y la Embajada de la Bicicleta en Dinamarca, de la cual hago parte, estamos trabajando para que esto suceda. Si logramos acercarnos a los pequeños, en un futuro podrán ser instructores de bici.
¿Cómo funciona esta Embajada?
Es una asociación en la que participan diferentes municipios, consultorías, compañías privadas, empresas que venden bicicletas, organizaciones enfocadas en salud y otras en medio ambiente. El objetivo es intercambiar conocimientos para promover la bicicleta en el mundo. En Medellín le apostamos a la niñez.
¿Cómo promoverla en un país como Colombia?
Para desarrollar la cultura de la bicicleta es importante que las personas comiencen a usarla como un medio de transporte diario, frecuente. Debe ser normal que un niño vaya en bici al colegio. El trabajo con los menores ha dado resultados fantásticos en Dinamarca: actualmente el 45% de los niños va a la escuela en bicicleta. Es más, podría decir que si en tu ciudad los pequeños se sienten seguros para ir al colegio en bici, es una ciudad segura para todos.
Bueno pero en Colombia no tenemos los mejores índices de seguridad ni de infraestructura...
Ambas son necesarias. Para que la gente se sienta cómoda y segura, necesitas infraestructura para la bicicleta. Si tienes poca infraestructura, protégela. Otro componente importante es el comportamiento de los conductores y de los ciclistas. Cuando una ciudad comienza a desarrollar una cultura para la bicicleta, los conductores parecen no darse cuenta de que existen.
Cuénteme sobre los hallazgos del libro Cyclists & Cycling Around the World”...
Fue un libro que edité con el profesor Juan Carlos Dextre, de la Universidad Católica de Lima. Quisimos reunir prácticas exitosas sobre el uso de la bicicleta alrededor del mundo. Escogimos 25 personas que trabajan en diferentes temas relacionados con la cultura de la bicicleta: urbanismo, infraestructura, primera infancia, publicidad. Estas personas escribieron sobre la importancia de cada uno de estos temas para consolidar la cultura de la bicicleta. En las próximas semanas será publicada la edición en español.
¿Cuáles son los casos exitosos?
En India, por ejemplo, hablamos sobre las nuevas posibilidades que ha generado el uso de la bicicleta para las mujeres. Desde que las mujeres utilizan bicicleta, tienen beneficios económicos y están mejor posicionadas socialmente. En el caso de Bogotá, Carlos Pardo nos habla sobre las 10 reglas que son indispensables para aumentar el uso de bicicleta. También hay un artículo sobre China, en donde contamos cómo se ha recuperado la tradición de la bicicleta después de décadas en donde siempre primó el carro. Y así hay más ejemplos, como los de Holanda y Dinamarca, en donde se explican las ventajas ambientales y sociales del uso de la bicicleta.
Usualmente las bicicletas tienen que competir por espacio con los carros... ¿Cómo cambiarlo?
Esta es una decisión política. Depende de la voluntad política de la administración de turno priorizar a los usuarios de bicicleta. Existen otras medidas que también considero importantes. En Copenhague los carros tienen restricciones en el centro de la ciudad; como peajes y limitaciones de parqueo. Si ves que resulta muy caro ir esta zona, terminas optando por el transporte público o la bicicleta. Estas decisiones políticas son determinantes porque si un alcalde o gobernador fija metas para mejorar el uso de bicicleta, lo ideal es que el sucesor se preocupe por cumplirlas.
En el tema de la niñez también debe haber voluntad política...
Sin duda. En Dinamarca la Policía y las Alcaldías están comprometidas con la educación de los niños que están aprendiendo montar bicicleta. En los jardines infantiles, por ejemplo, existe un día para la bicicleta. Los pequeños las traen o el jardín se las presta y así aprenden a montar. Crean juegos, se divierten y aprenden sobre las reglas de tráfico. De esta manera empiezan a sentir confianza en la bicicleta. Cuando salen a la calle están completamente familiarizados.
¿Cuánto tiempo se demoraron en construir este modelo?
La tradición de la bicicleta en Dinamarca se remonta a los años cuarenta y cincuenta. Esta tradición se fue perdiendo en los setenta por el uso masivo de carros. Los urbanistas y los políticos se enfocaron en darle espacio que antes les pertenecía a las bicicletas a los carros. A mediados de los ochenta, las personas que montaban en bicicleta comenzaron a protestar, reclamando infraestructura para ellos. Desde entonces comenzó un cambio muy lento para transformar el punto de vista de los ciudadanos sobre el transporte. Hoy, las personas que se movilizan en bicicleta no se consideran ciclistas ni usuarios de bicicleta. Es tan normal que no es necesaria una etiqueta.