Conscientes del drama que enfrentan miles de venezolanos, que han tenido que salir de su país por la difícil situación económica y social, muchos de ellos hacia Medellín, la Arquidiócesis de la ciudad y la Pastoral Social dispusieron de un lugar para atender a esta población.
Se trata del Hogar Monseñor Valerio Jiménez, ubicado en el Centro, y en donde se les brinda albergue, además de alimentación y capacitación para el empleo a 30 migrantes de Venezuela, por tiempo limitado.
Según el presbítero, Samuel Ignacio Gálvez Osorio, director Pastoral Social, la iniciativa surgió como parte de la celebración de los 150 años de la Arquidiócesis de Medellín, y tras sensibilizarse de las condiciones de vulnerabilidad de algunos venezolanos en la ciudad.
“Queremos brindarles una mano en estos momentos en los que pasan dificultades, que salen de su tierra y llegan a una desconocida, lejos de sus familias. Les damos un hogar, donde están un tiempo limitado (20 días)”, comentó.
El Valerio Jiménez es una casa sencilla. En el primer piso se atienden habitantes de calle, a quienes también se les proporciona alimentación, espacio de descanso, capacitación y acompañamiento sicológico, espiritual.
En el segundo nivel, anotó el padre Gálvez, están los migrantes venezolanos que tienen cuartos separados, y pernoctan con sus familias. Se les da desayuno almuerzo y comida. Ellos, durante el día, deben salir a buscar trabajo, porque la idea es que consigan algo estable para que les den el cupo en el hogar a otro compatriota”, apuntó.
Otros beneficios que se les brindan a los venezolanos en el Hogar Valerio Jiménez, es el aseo personal y se les entrega ropa, también por tiempo limitado.
“Contamos con expertos que les dan asesoría jurídica, capacitación para el trabajo e inscripciones a bolsas de empleo en la ciudad”, explicó Gálvez. La Pastoral aclaró que el acompañamiento no implica que se les brinde a los migrantes permiso de permanencia o pasaporte, tampoco dinero ni subsidios para viajes .