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Ola invernal causa estragos en cinco comunas de Medellín

Los expertos calculan que las lluvias podrían alargarse por otro mes y medio. Preocupan movimientos en masa.

  • El desbordamiento de las quebradas ha generado emergencias por toda la ciudad. En 2021 se han registrado 36 inundaciones. FOTO CAMILO SUÁREZ
    El desbordamiento de las quebradas ha generado emergencias por toda la ciudad. En 2021 se han registrado 36 inundaciones. FOTO CAMILO SUÁREZ
17 de abril de 2021
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De acuerdo con los registros del Sistema de Alertas Tempranas del Valle de Aburrá (Siata), marzo, abril y mayo son los meses en los que se concentra cerca del 30 % de la lluvia que caerá durante todo el año en la región.

Según esos registros, en este periodo se precipita un promedio de 500 mililitros (mm) de agua en los municipios del norte del valle, 515 mm en los del centro y 650 mm en los del sur.

Para entender la magnitud de esa medida, la entidad explica que si un solo pluviómetro, de los 167 que hay desplegados por toda el área metropolitana, registra un acumulado de 1 mm, eso equivale a que “ha caído 1 litro de agua en un metro cuadrado de superficie”.

Durante la noche del lunes 5 de abril, cuando las empinadas olas del río Medellín se alzaron por encima de la autopista regional, en varios puntos del sur del valle (Sabaneta, Itagüí, La Estrella, San Antonio de Prado, Altavista y El Poblado) las estaciones del Siata reportaron niveles que oscilaban entre los 70 mm y 60 mm. Lo que equivale a que en menos de tres horas cayó una tercera parte de lo que caería durante todo el mes de abril.

Lina Ceballos, integrante del grupo de Meteorología del Siata, explicó que la razón principal de la intensidad de la temporada invernal se debe a la presencia de La Niña, un fenómeno en el que el enfriamiento del mar genera una reacción en cadena que se traduce en mayores precipitaciones.

“Desde finales de 2020 ha persistido el fenómeno de La Niña en el Pacífico tropical, caracterizado por un enfriamiento en la temperatura superficial del mar, que a su vez afecta la circulación atmosférica y genera anomalías positivas de lluvia en la región andina de Colombia”, explicó la experta.

Según reveló esa entidad, la semana pasada, al menos cuatro estaciones de medición (Machado-Bello, Acevedo-Medellín, Puente La 33 y Aguacatala) superaron sus picos más altos, en lo que se constituye como una de las oleadas invernales más crudas de la última década.

Quebradas como la Doña María y El Tablazo, en Itagüí; El Plebiscito, en Sabaneta; y La Guayabala y La Picacha, en Medellín, fueron algunos de los afluentes que también alcanzaron sus caudales más grandes desde que se tiene registro.

Las zonas más golpeadas

Durante una sesión plenaria realizada el pasado lunes 12 de abril en el Concejo, Alethia Arango Gil, directora del Departamento Administrativo de Gestión del Riesgo de Desastres de Medellín (Dagrd) hizo un recuento de las principales emergencias y los barrios más afectados por las lluvias.

De acuerdo con un mapa de calor construido por esa entidad (ver infografía), hasta la semana pasada la ciudad había registrado en lo corrido de este año cerca de 982 eventos asociados a las lluvias, movimientos en masa (384) e incidentes estructurales (535).

Las comunas más afectadas por esos incidentes eran la 13 (San Javier), la 1 (Popular), la 3 (Manrique), y las 8 y 9 (Villa Hermosa y Buenos Aires).

Así mismo, el Dagrd reveló que durante marzo los reportes de inundaciones, deslizamientos y desplomes de árboles se dispararon.

Por ejemplo, mientras en enero y febrero la ciudad acumulaba 8 deslizamientos, en marzo y lo que va de abril se registraron 111.

Por el lado de las inundaciones, mientras en enero y febrero se registraban 6, entre abril y marzo ocurrieron 30. Y en cuanto a los desplomes de árboles, en los dos primeros meses del año se reportaron 101, contra 154 del último bimestre.

Para contener ese creciente número de emergencias, las autoridades municipales han implementado varias estrategias, que van desde reforzar la canalización de las quebradas más críticas, hasta mitigar los riesgos por los movimientos en masa.

Laderas mortales

De acuerdo con el reporte del Dagrd, los puntos en donde los movimientos de tierra han generado las emergencias más complejas son la Unidad Atavanza, en Rodeo Alto; el barrio Olaya Herrera, en la comuna 7; el barrio Santo Domingo Savio y la avenida Las Palmas.

Wilmer Giraldo Ramírez, ingeniero geólogo e integrante del Grupo de Investigación en Georrecursos, Minería y Medio Ambiente (Gemma) de la Universidad Nacional, señaló que para entender por qué los movimientos en masa se incrementaron durante los últimos dos meses, hay que revisar la historia geológica y urbana del Valle de Aburrá.

“Para los movimientos en masa se necesitan básicamente dos elementos: una zona con pendientes y un factor detonante”, resumió el experto, advirtiendo que el Valle de Aburrá, al igual que la mayor parte de Antioquia, es zona de alto riesgo para esta clase de eventos, dado las cadenas montañosas que lo atraviesan.

Según advirtió el profesor, la acelerada urbanización de las laderas, intensificada a partir de la segunda mitad del siglo pasado, propició la aparición de grandes asentamientos en las partes medias y altas del valle, los puntos con mayor historial de deslizamientos.

Zonas como San Antonio de Prado, San Javier, Las Palmas, La Sierra, Santa Elena, Villa Hermosa y Santo Domingo son algunas en las que la historia geológica ha registrado grandes movimientos.

Giraldo Ramírez añadió que, aunque durante la mayor parte del año pueden no ocurrir ese tipo de eventos, el incremento de las precipitaciones afecta directamente la estabilidad del suelo.

Así, cuando este se transforma en lodo, el peso de las construcciones comienza a presionar las laderas y genera como resultado los grandes movimientos de tierra.

Según detalló la directora Arango Gil, para conjurar los eventos que se han presentado, la estrategia del Municipio se ha resumido en dos acciones: ejecutar obras de mitigación (en caso de ser posible) y ordenar la evacuación de los puntos más riesgosos.

Bajo ese contexto, por ejemplo, el Dagrd informó que en el barrio Olaya Herrera, a la altura de la calle 58 con la 102A, de las 62 viviendas afectadas por uno de estos eventos, se ordenó la evacuación definitiva de 46 inmuebles.

En el caso de este barrio, mientras un equipo de expertos adelanta un estudio geotécnico y monitorea el terreno, el Municipio se alista para derribar las casas más agrietadas y encontrar algún método para estabilizar la calle 58.

Así mismo, en el barrio Santo Domingo Savio, a la altura de la calle 31 con 107, otras 9 familias fueron evacuadas de forma permanente de sus viviendas.

Contener las quebradas

Junto con los movimientos en masa, las inundaciones también han generado emergencias por toda la ciudad.

Según el reporte del Dagrd, hasta el pasado lunes 12 de abril el acumulado de inundaciones ascendía a 36 y se concentraba en la zona nororiental.

Una de ellas, por ejemplo, ocurrió en el sector El Sinaí, ubicado en el extremo suroccidental de la comuna 2 (Santa Cruz), en donde el agua dejó un total de 29 viviendas afectadas.

Para evitar esas inundaciones, la Alcaldía informó que a través de la Secretaría de Medio Ambiente inició un paquete de intervenciones en las quebradas La Bermejala, Oscuro, La Tebaida y La Velásquez.

Diana María Montoya Velilla, quien hasta la semana pasada se desempeñaba como secretaria de Medio Ambiente, explicó que en esos cuatro afluentes se reforzaría la estructura de sus canalizaciones, para aumentar su capacidad hidráulica y evitar desbordamientos.

“Estas obras sistémicas consisten en solucionar una problemática que involucre toda la quebrada y no un punto específico, permitiendo así que todo el recorrido de la quebrada trabaje como un sistema y genere la resistencia necesaria para los eventos torrenciales”, explicó Montoya, calculando que esos trabajos tendrán un valor de $6.508 millones.

A parte de esas obras, agregó Montoya, en las quebradas La Presidenta, La Hueso, La Picacha, La Iguaná, La Altavista, La Guayabala, El Molino, entre otras, se adelantan trabajos de remoción de residuos sólidos y sedimentos.

Lo que falta

Lina Ceballos anticipó que, de acuerdo con los cálculos del Siata, esta primera temporada de lluvias podría extenderse hasta las últimas semanas de mayo o, incluso, las primeras de junio.

Mientras las autoridades de gestión del riesgo aseguraron que continuarán trabajando para mitigar los problemas en los puntos más críticos de la ciudad, el profesor Giraldo Ramírez planteó que aún faltan implementarse soluciones de fondo, para evitar que durante las oleadas invernales los barrios más vulnerables se sigan llevando la mayor parte de los impactos.

Según advirtió, aunque desde la planeación del territorio el camino para que se desestimule la urbanización de las laderas y se densifique el centro aún es largo, fortalecer los trabajos educativos y de control es una de las tareas pendientes para las autoridades.

“Necesitamos un trabajo educativo, para que las personas sean conscientes de las amenazas que hay en el territorio. Pero también requerimos mejores controles, para evitar que las viviendas que se evacuan sean después reconstruidas y el problema continúe”, concluyó el ingeniero geólogo Giraldo

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