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Hace cinco años, mientras caminaba por la ciclovía de Envigado, Nidia Arango vio algo que le cambió la vida. Salió de la modorra matutina cuando una bicicleta enorme, atípica, rodaba pesadamente sobre la vía. Nunca había visto algo parecido: un hombre iba pedaleando, haciendo fuerza, mientras adelante, en una silla incrustada a la cicla, una persona con dificultad en la movilidad disfrutaba del recorrido.
Ese fue su primer contacto con Te llevamos, la fundación de Juan Diego Álvarez, conocido como “Juan Trochas”. “Me acerqué y pregunté qué era eso. El mismo Trochas me explicó todo. En esas bicicletas grandes, que se veían muy pesadas, sacaban a pasear a personas con problemas de movilidad”, relata Nidia.
Trochas, al ver el interés de la mujer, le preguntó si sabía montar en bicicleta. Ella le respondió que no lo hacía desde que era niña. Pero el hombre fue tan persuasivo, y su fin se veía tan loable, que Nidia aceptó pasear con ellos. Así, hace cinco años, se vinculó como voluntaria. “La primera vez me costó mantener el equilibrio. También fue difícil pedalear, hay que tener buena fuerza en los pies. Pero todo se vio recompensado con la felicidad de la persona que llevaba, Daniela, una niña con Síndrome de Down”, rememora.
La idea de crear la fundación le nació a Juan Trochas luego de que hubiera grabado varias temporadas de su programa de televisión. En él recorre diferentes parajes del departamento, divisa cascadas, anda y desanda caminos de herradura. Todo lo hace encima de su “caballo de acero”. “Me di cuenta de que montar en bicicleta era mi felicidad. Entonces, pensé en qué pasaba con ellos que no podían hacerlo por problemas de salud o de su movilidad. Ahí me junté con cinco amigos y nació Te Lelvamos”, recuerda.
A las dificultades económicas, como si fueran pocas, se sumó la tristeza de no poder salir más una vez comenzó la pandemia. “Extrañamos mucho las salidas. Los demás voluntarios y los usuarios se vuelven como una familia. Tenemos un grupo de Whatspp en el que hablamos sobre lo que anhelamos volver a las calles”, lamenta Nidia.
Piedad Restrepo, madre de Juan David, un joven que tiene problemas de movilidad y es beneficiado por la fundación, lamenta la situación: “Mi hijo no veía la hora de que llegara el domingo para salir a pasear. Ahora me pregunta cada rato que cuándo podremos volver. Añoramos cuando podíamos sacarlos a pasear por la ciudad”.
Juan Trochas responde, con tristeza, que no puede arriesgarse a celebrar los paseos, pues sus usuarios son personas mayores o con comorbilidades que podrían complicarse ante los embates de la covid. “Mientras tanto, las bicicletas están guardadas en el Consumo de Envigado. Vamos a aprovechar el tiempo para tratar de conseguir recursos. Llamamos a las empresas privadas a que nos ayuden, es una buena causa. Esperamos poder volver con más fuerza, aunque no sepamos cuándo”, finaliza el líder de Te Llevamos.
En Tucumán, al norte de Argentina, un joven ingeniero industrial desarrolló una bicicleta con una silla delantera para pasear a personas con problemas de movilidad.
La idea le surgió, contó el joven a un medio de comunicación de ese país, cuando conoció a un niño de su pueblo que sufría de una parálisis cerebral. Así fue como Diego Blas desarrolló Ernibike, la bicicleta incluyente, en honor al chico con problemas de movilidad, llamado Ernesto.
Ernibike es un triciclo con una silla ergonómica que, según su propio creador, sirve para rehabilitar al paciente.
Al otro extremo del continente, en México, la diseñadora industrial Vanessa Valencia fabricó, junto a su novio, lo que bautizó como DTBike, una silla de ruedas ergonómica que, accionada con las manos, funciona como una bicicleta.
“Nuestra idea fue crear un producto estético y accesible, que la gente volteara a ver las personas no por su discapacidad, sino por andar en una bicicleta”, relató la mujer a un medio local