Corantioquia anunció sus preocupaciones frente al aumento de granjas porcícolas en los municipios fronterizos entre el Valle de Aburrá y el Suroeste antioqueño, una actividad que, de acuerdo con la entidad, implica grandes riesgos ambientales por lo que anunció nuevas medidas para aumentar controles que eviten la materialización de esas amenazas que pueden ser nefastas para fuentes hídricas, suelos y para la salud de los habitantes de la región.
Según señaló la entidad, durante el segundo semestre de 2025, la Oficina Territorial Aburrá Sur de Corantioquia aumentó los controles ambientales y de vigilancia, exigiendo la implementación de requerimientos técnicos ambientales, tras lo cual tuvo que aplicar medidas preventivas como la suspensión de las actividades en los casos que se evidencian afectaciones ambientales inminentes e iniciando procesos sancionatorios en los casos más graves.
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Y es que las cifras hablan de la dimensión del asunto. Este año, la apertura de 12 nuevas granjas porcícolas en esta zona del departamento, ha significado un incremento aproximado de unos 100 mil cerdos, cifra relevante respecto a las diez granjas que históricamente se han asentado en la jurisdicción. Es decir, un aumento de más del 100 %.
En las visitas de evaluación, control y seguimiento ejecutadas en Amagá, Caldas, Titiribí, Heliconia, Armenia Mantequilla y Angelópolis, se ordenó la legalización a 18 productores respecto a sus permisos de concesión de aguas y vertimientos; Corantioquia además ordenó dos medidas de suspensión provisional de actividades y se iniciaron también dos procesos sancionatorios para detener y regular de manera inmediata prácticas que ponen en riesgo fuentes hídricas y los suelos de la jurisdicción.
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La actividad porcícola a gran escala llegó a municipios como Amagá, Titiribí y Caldas, expandiendo así una industria que históricamente se ha asentado en Heliconia y Armenia Mantequilla. Es un incremento que pone en aprietos a Corantioquia, por la obligación de aumentar la capacidad operativa para garantizar el cumplimiento de las medidas establecidas en la directriz porcícola, la cual establece los requisitos obligatorios para la operación sostenible de esta actividad, así como la vigencia de permisos ambientales complementarios.
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Los lineamientos ambientales establecidos tienen cinco instrumentos innegociables que deben cumplir todas las granjas son el plan de Fertilización con Porquinaza, el cual debe estar actualizado, ser técnico y ajustado al área porcícola, con el fin de calcular la producción de porquinaza, el área y las características del suelo para determinar la cantidad que puede usarse como abono. Deben respetarse las áreas forestales protectoras a fuentes hídricas de 30 m y 100 m a nacimientos; las pendientes mayores a 45°; también se exigen las medidas de Manejo de Olores Ofensivos, con lo cual las granjas deben implementar limpieza rutinaria de corrales, mantenimiento periódico de tanques y control del tiempo de permanencia de porquinaza en canaletas internas, además de establecer barreras vivas para minimizar la dispersión de olores hacia predios vecinos.
El plan de Contingencia para Porquinaza, que implica que toda granja requiere un protocolo para atender derrames accidentales, reboses o fallas en los tanques, identificando puntos críticos y manteniendo un equipo mínimo de respuesta inmediata; el plan de Manejo de Residuos Peligrosos, que exige a los productores gestionar el adecuado y seguro almacenamiento temporal de agujas, medicamentos vencidos, envases de antibióticos y aceites usados, y elementos cortopunzantes, así como su disposición final con manifiestos de entrega a los operadores autorizados; implementar procedimientos o equipos como tanques impermeabilizados con capacidad suficiente, uso eficiente del agua, manejo adecuado del ruido, correcta disposición de residuos ordinarios y respeto por el desarrollo productivo en las zonas autorizadas por los POT.
Francy González, jefe de la oficina territorial Aburrá Sur, aseguró que el objetivo de Corantioquia “no es frenar la actividad productiva sino asegurar que se desarrolle de manera sostenible y responsable con los recursos naturales y con los vecinos de estas granjas porcícolas”.
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