En las dos últimas semanas Medellín pasó de tener días lluviosos a estar cubierta por nubes grises y una capa de contaminación que disparó las alarmas y obligó a las autoridades a declarar la alerta roja ambiental, pues la cantidad de partículas PM 2.5 presentes en el aire era dañina para cualquier persona.
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El pasado martes 14 de marzo fue uno de esos días críticos. Dos estaciones poblacionales de medición del aire (ubicadas en zonas residenciales) ya marcaban en naranja: Universidad Nacional - El Volador con 46 y Casa de la Justicia de Itagüí con 40). Y en las dos de tránsito el panorama era aún peor: La Estrella marcaba 49 microgramos de PM 2.5 por cada metro cúbico de aire y Museo de Antioquia registraba 51.
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Aunque aún faltaban ocho días para alcanzar los niveles de alarma (alerta roja) ya el cambio era visible. Los edificios y las montañas apenas se podían apreciar a la distancia, y muchos comenzaron a toser y a presentar dificultades respiratorias.
El pasado miércoles 21 de marzo se declaró la alerta roja y se decretaron restricciones a la movilidad de vehículos de carga, volquetas, motos y carros particulares. En tres días los indicadores cedieron nuevamente a naranja -dañino para grupos sensibles-, pero el cielo seguía gris y el horizonte no era claro.
Este lunes, luego de cuatro días de pico y placa ambiental, los medidores de calidad del aire volvieron a estar en amarillo. El clima ayudó: el sol y la menor cantidad de nubes contribuyeron a que las partículas contaminantes se dispersaran y por primera vez en casi dos meses los medellinenses volvieron a ver las montañas que los rodean.
Según los radares del Siata, en este momento todas las estaciones muestran que la cantidad de contaminantes presentes en el aire son moderadas.