Una rumba en una finca, en medio de la cuarentena, tiene al pueblo de Tarso entre la indignación y el desconcierto. La fiesta que denuncian varios testigos ocurrió el pasado sábado y no hubo autorización de los propietarios de la casa campestre, según confirmaron ellos mismos a este diario.
Lo más delicado del asunto es que son varias las voces que les aseguraron a los dueños que en este encuentro estuvieron el alcalde de la localidad, Fredy Alberto Hurtado, y otros funcionarios del Municipio. La música, con volumen alto, se habría escuchado hasta la madrugada del domingo.
De no haber sido por mensajes anónimos por Whatsapp y algunas llamadas que recibieron los propietarios, ellos no se habrían enterado de la situación, pues cumplían con la cuarentena en Medellín y confiaban en que su finca estaba bajo control, a cargo de los mayordomos que la cuidan hace cinco años.
EL COLOMBIANO habló con los dueños, quienes revelaron que la noticia ya se había hecho popular en el pueblo a través de las redes sociales. Se hablaba de esa casa campestre a cuatro kilómetros del casco urbano de Tarso, en el sector La Cuchilla, conocida como La Mimosa, en la que además del mandatario local también estaban Lina Marcela Pino, directora local de salud, y el concejal Ángelo Montoya.
En este punto cabe aclarar que el alcalde Hurtado confirmó parcialmente su presencia en el sitio y señaló que las otras dos personas en cuestión estaban en la finca de la discordia.
Por Facebook circuló un escrito en el que se reprochaba el hecho, argumentando que mientras la mayoría de la población sufre los efectos de la pandemia, algunos dirigentes toman la decisión de hacer una fiesta perturbando a la comunidad.
La molestia, más allá de si estaba o no el alcalde, está dirigida hacia los mayordomos, confesó la familia propietaria de la casa campestre, pues antes ya habían escuchado que el hijo de la pareja usaba el lugar para hacer fiestas sin autorización. De hecho mencionaron que este, que es su lugar de descanso, en Tarso es conocida por mototaxistas como “la finca de pueblo”.
Al Whatsapp de los dueños llegó la molestia de los vecinos. Ellos corroboraron con uno, quien les confirmó que se escuchaba música. Esa noche, entre el sábado y el domingo, fueron alertados de que llamarían a la Policía por la bulla.
Los mayordomos inicialmente afirmaron que la reunión era en otro lado, pero luego, ante el ruido que se generó por la rumba, terminaron admitiendo el error y confesaron que autorizaron el ingreso de los organizadores del encuentro, aunque no les dijeron a los dueños si habían cobrado algo por el alquiler.
“Indiferentemente de quién estaba nos parece un abuso. Nosotros no queremos ganarnos peleas con nadie, pero nos llegaron esos videos con botellas, con gente haciendo un asado, luces, la cocina abierta, porque no era solo afuera, estaban usando todo el lugar”, dijo la familia propietaria.
Tras este hecho, la pareja de mayordomos fue despedida y deberán salir de la finca cuando puedan regresar a su casa. En cuanto a la presencia de funcionarios públicos en una fiesta, los dueños expresaron que es reprochable que por un lado se promueva el quedarse en casa, cuidarse del virus, pero al tiempo hacer eventos festivos en medio de la situación que se vive.
¿Qué dice el alcalde?
EL COLOMBIANO consultó con el alcalde Fredy Alberto Hurtado para conocer su versión de cómo sucedieron las cosas. Él explicó que sí estuvo en la reunión, pero aseguró que todavía no era una fiesta que perturbara a los vecinos y solo se quedó por un lapso de 20 minutos.
El mandatario manifestó que llegó a la finca La Mimosa sobre las 10:00 p.m. del pasado sábado porque recibió la llamada de uno de los organizadores, quien lo invitó a pasar saludando y, cuando entró, comprobó que estaban Pino y el concejal Montoya junto a otras cuatro personas.
Según Hurtado, él estaba haciendo recorridos por las zonas rurales del municipio para vigilar cómo estaba la situación, el cumplimiento de la cuarentena y porque es costumbre hacer rondas los fines de semana. Fue enfático en que solo participó unos minutos, comió algo que le compartieron y se marchó.
De vuelta en el casco urbano, anotó el alcalde, recibió el aviso de la Policía sobre el ruido en esa finca y ordenó que se revisara la situación. En el informe de la institución, aseveró Hurtado, los uniformados constatan que ya no se encontraba en la finca cuando los vecinos comenzaron a quejarse.
El mandatario afirmó que terminó de hacer sus rondas nocturnas a la medianoche y quiso agregar que horas antes, al salir de La Mimosa, les pidió a quienes estaban allí que fueran cuidadosos con el ruido.
El alcalde dijo que las rumbas en medio de la pandemia se deben rechazar y que él mismo hace el debido control para evitar que se hagan este tipo de encuentros y evitar aglomeraciones, pero en el caso del evento, al menos hasta donde asegura que estuvo, no se trataba de una reunión con tantas personas.
Finalmente, sobre su vehículo que fue visto en la casa campestre y los señalamientos que ha recibido por ese hecho, Hurtado manifestó:
“La persecución es política, esos señalamientos son de ese tipo. Que haya estado allí un momento da pie para que se hagan ese tipo de comentarios, buscarle la caída al alcalde. Por eso incluso en redes sociales yo prefiero no contestar, prefiero seguir enfocado en el trabajo en medio de esta situación que estamos viviendo”.