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Por Andrés Cardona
Gracias a proyectos de energía renovable y reforestación, la Pontificia Universidad Javeriana lidera acciones entre las grandes instituciones educativas de Colombia pues logró mitigar la emisión de gases de efecto invernadero (GEI) equivalente a 1.206 toneladas de CO₂, que sería comparable al consumo de energía eléctrica de 235 hogares durante un año.
Javier Forero, director de Recursos Físicos de la Universidad Javeriana, explica que “además, sembró 1.600 árboles en La Macarena-Meta, cada uno con el potencial de capturar cuatro toneladas de CO₂ durante sus primeros 10 años. Esta iniciativa no solo compensa la huella de carbono de la Universidad, sino que también beneficia a la comunidad local”.
Por tal razón, y en cumplimiento con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, la Universidad Javeriana implementó una serie de acciones que le han permitido equilibrar la emisión de estos gases con la cantidad eliminada de la atmósfera, un esfuerzo que fue reconocido con la Certificación de Carbono Neutro, otorgada por ICONTEC.
Así mismo, la Javeriana instaló un sistema de recolección de aguas lluvias que le permite utilizar de manera eficiente este recurso; usa materiales sostenibles y diseños bioclimáticos en las nuevas construcciones y remodelaciones; promueve la donación y el reciclaje de ropa; y fomenta el uso de los 28 bebederos del campus, que desde 2013 han llenado más de cinco millones de botellas, reduciendo significativamente el uso de plástico.
COLUMNA DE OPINIÓN
Mónica L. Bernal M., Profesora del Laboratorio de Sostenibilidad Empresarial Pontificia Universidad Javeriana
La regulación de la Unión Europea sobre productos libres de deforestación (EUDR) marca un hito en la lucha global contra la pérdida de bosques. Sin embargo, plantea una pregunta urgente para Colombia: ¿están nuestras empresas listas para cumplir con sus exigencias?
El EUDR exigirá, a partir de 2025, que productos como café, cacao, aceite de palma, carne bovina, madera y sus derivados sean trazables hasta su origen, garantizando que no provienen de zonas deforestadas después de 2020. Esta obligación implica sistemas robustos de monitoreo, georreferenciación y reportes transparentes.
Aunque sectores como el palmicultor y cafetero han avanzado en prácticas sostenibles, aún hay grandes brechas, especialmente entre pequeños productores y pymes. ¿Cómo se financiarán las adaptaciones tecnológicas necesarias? ¿Quién acompañará en la implementación de estos sistemas?
Colombia tiene la oportunidad de posicionarse como proveedor sostenible, pero sin una estrategia clara de preparación, muchos exportadores podrían perder acceso al mercado europeo. La regulación ya está en marcha. El tiempo para prepararse es ahora.